Elsa Schiaparelli o como arte y moda se fusionaron en el siglo XX

Elsa Schiaparelli o cómo arte y moda se fusionaron en el siglo XX

Elsa Schiaparelli no es solo recordada como la modista más extravagante del siglo XX y la enemiga acérrima de Coco Chanel, sino también como la courtier que materializó la fuerte conexión que existe entre moda y arte a través de sus diseños surrealistas. 

A principios del siglo XX se respiraban aires de ruptura y se libraba una lucha abierta entre el pasado y el futuro. Movimientos vanguardistas como el dadaísmo de Marcel Duchamp, el futurismo de Filippo Tommaso o el surrealismo de Salvador Dalí irrumpían en el panorama rechazando las artes antiguas de forma cómica y realizando fuertes críticas al sistema burgués. 

“La fuente”, obra dadaísta más influyente del siglo XX, Marcel Duchamp (1917). Credit: Tate Modern Archive. 

Los artistas vanguardistas comprendían la fuerte relación que existe entre el arte y la moda, entendiendo a ésta última como artes aplicadas, parte de la vida cotidiana, el vehículo perfecto a través del que conseguir que las Bellas Artes pasaran a formar parte del día a día de las personas. Elsa Schiaparelli fue la modista que materializó esta relación a través de sus diseños y llenó el armario femenino de surrealismo. 

Nacida en Roma en 1890, Elsa creció en el seno de una familia aristócrata. Influenciada por su abuelo Giovanni Schiaparelli, un importante astrónomo e historiador, desarrolló una gran capacidad imaginativa y una fuerte curiosidad desde pequeña. Tras su matrimonio fallido con el conde Wilhelm de Wendt de Kerlor, Elsa decidió mudarse a París y estudiar filosofía, algo que le permitirá conocer a los principales intelectuales de la época y entablar relaciones con artistas como Salvador Dalí, Giorgio de Chirico o Adré Breton, principales precursores del surrealismo. 

Es en 1927 cuando la visita de una amiga estadounidense cambia su vida por completo y la introduce en el mundo de la moda.  Aquella mujer vestía un suéter inusual, “feo en color y forma, y aunque era un poco elástico no se estiraba como otros suéteres.”, contaba Elsa en sus memorias. Fue un refugiado armenio llamado Aroosiag Mikaëlian, conocido como Mike, el que había confeccionado aquel suéter. Mediante un intérprete, Schiap – como le gustaba hacerse llamar – le pidió a Mike que confeccionara otro suéter para ella, “Dibujé un gran lazo de mariposa en el frente, como una bufanda alrededor del cuello. Dije: ‘El lazo debe ser blanco sobre un fondo negro, y habrá blanco debajo'”, escribió más tarde la diseñadora. 

Suéter lazo en Trompe L’oeil, Schiaparelli, 1927. Credit: Victoria and Albert Museum

Este diseño empleaba la técnica Trompe L’oeil, un efecto visual que juega con la perspectiva y el sombreado, técnica que hemos podido volver a ver en las últimas propuestas de Loewe, Y-Project o Diesel. 

Diesel Fall 2022 Ready – to – wear. Credit: Filippo Fior, Diesel. 

“Durante bastantes años, Chanel había confeccionado vestidos y jerséis tejidos a máquina. Esto fue diferente. Todas las mujeres querían uno, inmediatamente”., decía Elsa. El diseño no solo captó la atención de sus conocidas, sino también la de Strauss, un comprador de las Galerías Laffayet que pidió comercializar sus diseños a gran escala. Más tarde, Elsa lanzó su primera colección, compuesta principalmente por ropa de punto y ropa deportiva con aires futuristas y cubistas. 

Pese a ello, no fue hasta 1936 cuando moda y arte se fusionaron por completo a través de su colaboración con Salvador Dalí; motivados por su amistad y su admiración mutua, formaron uno de los primeros ejemplos de ese intercambio artístico que tanto desean los diseñadores actuales. De esta unión surgieron memorables diseños, como el “Lobster dress”, un vestido de noche de aires surrealistas con una enorme langosta daliniana pintada en la entrepierna como alusión a la sexualidad, o el “Skeleton dress” que inspiró el “Spine Corset” de Alexander McQueen en la colección Primavera/ de 1998. La relación artística entre estos grandes artistas y coetáneos dió lugar a piezas revolucionarias que ahora son parte de la historia. En años posteriores, ambos continuaron diseñando centenares de prendas y objetos e impregnando el archivo y el universo de la firma de surrealismo.

izq. Skeleton Dress, Elsa Schiaparelli y Salavador Dalí, 1938. Credit: Condé Nast Archive 

dcha. Lobster Dress, vestido de organza de seda de Elsa Schiaparelli que tiene una langosta pintada a mano diseñado por Salvador Dalí, 1937. Credit: André Durst. 

Schiaparelli entendía la moda como una expresión artística, “Diseñar moda, para mí, no es una profesión, sino un arte” decía la modista, algo que chocaba frontalmente con su coetánea y principal competidora, Coco Chanel. Coco entendía la moda de una forma más utilitaria y austera, lo que provocó un gran rechazo mutuo. Siempre que las modistas coincidían se escupían, se peleaban y se insultaban, incluso la propia Chanel se refirió a ella en los medios como “Esa italiana extravagante que fabrica ropa”

Schiaparelli no solo fue revolucionaria por ser capaz de llevar a efecto la unión entre dos artes, sino también por ser pionera en su forma de entender y ejecutar la moda.  Elsa fue la primera modista en añadir temas a sus colecciones; la colección Zodiac estuvo inspirada en el zodiaco y la astronomía o Le Cirque, inspirada en la vida de P.T. Barnum. En este sentido, fue también la primera diseñadora que apostó por presentar sus colecciones de una forma similar la actual. Se dice que en su día la ya mencionada colección Le Cirque se presentó entre acróbatas, bailarines, malabaristas y música. 

Colección Zodiac, Fall Winter 1938 – 1939. Credit: Maison Schiaparelli. 

La courtier fue capaz de dejar una impronta en la historia de la moda que a muchas otras casas y diseñadores ha inspirado; desde la creación del Shocking Pink, color insignia de Valentino en sus últimas colecciones, el estampado de mariposas, reinterpretado por Alexander McQueen, el estampado de papel de periódico, actualizado por Jhon Galliano para Christian Dior, o hasta el diseño del frasco del perfume “Shocking”, reinterpreado por Jean Paul Gaultier para su perfume “Le Male”. 

izq. Elsa Schiaparelli, luciendo un pañuelo con su estampado de papel de periódico, 1935. Credit: Maison Schiaparelli. / drcha. Christian Dior Fall Winter 2000 by Jhon Galliano. Credit: Condé Nast Archive

Tras el final de la Segunda Guerra Mundial, la teatralidad y el surrealismo de Schiaparelli no encajaban en un París que todavía se estaba recomponiendo de los horrores de la guerra, por lo que la diseñadora decidió cerrar sus talleres y se retirarse de la moda en 1954. 

En la actualidad, el heredero de la moda surrealista es el diseñador Daniel Roseberry (Texas, 1985), al frente de la firma desde 2019. Sus predecesores, Marco Zanini y Betand Guyond tendieron a recurrir a reinterpretaciones de la langosta, los tocados extravagantes y los astros. Roseberry no se ha refugiado de una forma tan evidente en los archivos de la firma, si no que ha entendido que su misión es partir de dichos archivos para continuar expandiendo el universo Schiaparelli. “Cuando empecé, era muy importante para mí hacer algo que fuese personal y que a la vez capturase el espíritu de la casa, más que literalmente recrear su iconografía (muy específica de su tiempo) algo que, por otro lado, ya se había hecho. Así que lo principal era cambiar las conversaciones, introducir una nueva estética. Y esto me ha llevado a sentirme mucho más cómodo al incorporar ahora los códigos de la casa, revisar sus archivos. Me sale de una manera muy natural, me siento muy en línea con el mundo de Elsa, me da una estructura, unos cimientos y una profundidad.”, decía el diseñador. 

Daniel Roseberry, director creativo de Schiaparelli. 

“En tiempos difíciles, la moda es siempre extravagante y, como toda actividad que produce placer, merece la pena hacerla bien”, decía Elsa Schiaparelli, algo que parece unir en perfecta sintonía a Daniel Roseberry décadas después.

Schiaparelli Haute Couture Spring – Summer 2022 by Daniel Roseberry. Credit: Maison Schiaparelli. 

Esteban Adamuz  @esteban.adamuz