¿Por qué ha tardado una década en rodar esta película?
Soy muy lento escribiendo. Pasé los cinco años posteriores a La vida soñada de los ángeles ultimando el guión y cuatro más intentando encontrar financiación. Todo fueron problemas, porque nadie quería producir una historia tan oscura, llena de alcohol y de violencia. Recibí negativas de prácticamente todos los estudios estadounidenses.

¿Le interesaba hablar de una mujer sin instinto maternal?
Me parece un tema muy interesante que el cine ha explorado poco y mal. Pero no creo que sea el tema principal de mi película. Quería hacer una cinta sobre una persona mala y egoísta que se acaba dando cuenta de que existen otras personas a su alrededor. También quería hablar de los alcohólicos, con quienes he compartido muchas noches de borrachera en esta última década. Por eso tardé tanto en terminar el guión... (risas).

Esta es su primera película en inglés. ¿Qué le ha impulsado a marcharse de Francia?
En cierta manera he huido de mi país. Después del éxito de mi primera película, todo el mundo quería que siguiera haciendo films inscritos en el realismo social, que es algo que me ha dejado de interesar. Quería grandes espacios abiertos. Buscaba luz y colores saturados. Pensé en ambientar la historia en Rusia o en Nueva York, pero al llegar a Los Ángeles entendí que se trataba del lugar perfecto.

Tilda Swinton aparece en un registro desconocido. ¿Por qué la escogió?
Escribí el papel para ella, pero los productores querían a alguien más conocido, así que hice pruebas con Julianne Moore, pero no nos entendimos. Es buena actriz, pero nunca hubiera aportado tanto al papel como Tilda, que se apasiona con los retos y que no tiene ningún sentido de la vanidad. Si le propusieran interpretar a una mujer calva y sin dientes, seguro que aceptaría encantada.

John Cassavetes parece una influencia evidente. ¿Ha querido homenajear a su cine?
Sus películas han sido una enorme inspiración, tanto los retratos femeninos como Gloria (1980) o Una mujer bajo la influencia (1974) como The Killing of a Chinese Bookie (1976), donde el protagonista también se ve obligado a cometer un delito que en otras circunstancias no hubiera cometido. Julia también cruza esa frontera y observa que su vida empieza a perder sentido, aunque reacciona a tiempo para cambiar el curso de las cosas.