250 años de la reina española que nunca pisó España
Historia

250 años de la reina española que nunca pisó España

Tal día como hoy de 1771 nació Julia Clary, la esposa de José Bonaparte –más conocido aquí como Pepe Botella-, que se adelantó a Doña Leticia en subir al trono sin orígenes nobles y que conservó durante toda su vida la famosa Perla Peregrina

Álvaro Romero @aromerobernal1 /
26 dic 2021 / 18:23 h - Actualizado: 26 dic 2021 / 18:25 h.
"Libros","Historia","Joyas"
  • Julia Clary, en una pintura con dos de sus hijas, del pintor François Gerard.
    Julia Clary, en una pintura con dos de sus hijas, del pintor François Gerard.

Mucho antes de que ciertos sectores españoles se escandalizaran aquí por el matrimonio entre Felipe VI y Doña Leticia porque esta fuera una plebeya -periodista divorciada para más inri-, una marsellesa llamada Julia Clary, hija de un rico comerciante de sedas, se adelantó a todo ese romance con más singularidad aún, pues la esposa de José I de España, más conocido aquí, en plena Guerra de la Independencia, como Pepe Botella, no solo no se había casado por la Iglesia, sino que ni siquiera pisó suelo español a lo largo de su lujosa vida de 69 años sin apenas salir de París. Una de sus tres hijas, por cierto, se llamó Zenaida Leticia.

El caso es que Julia Clary fue reina consorte española entre 1808 y 1813, aunque tanta gente lo haya olvidado con razón, pues la marsellesa jamás pisó España. De su padre, François Clary, un comerciante de sedas que también consiguió que su otra hija, Désirée, fuera reina de Suecia y Noruega, descienden hoy en día hasta seis casas reales.

A pesar de que Julia y José estuvieron separados 26 años, se reencontraron en Florencia y allí vivieron los últimos ocho años de ambos, como cuenta María José Rubio en Reinas de España (La Esfera de los libros, 2010).

La perla Peregrina

Julia siempre prefirió vivir una vida tan rica como ostentosa en su mansión parisina. Seguramente también ayudó a ese desafecto que su marido dejara una lista de amantes e hijos bastardos por donde pasaba, o que, a pesar de ello, José Bonaparte encargara que le entregaran a su esposa las joyas de realeza española, entre las que se encontraba la célebre perla Peregrina que llevaba en el trono español desde la época de Felipe II. Al parecer, fue el ministro de Hacienda Cabarrús quien dio las joyas más valiosas de los Borbones al ayuda de cámara Chimbelli y este, a su vez, se las entregó a Julia en París.

Cuando José I se marchó a Estados Unidos tras su breve reinado, la pareja repartió sus bienes y Julia se quedó con buena parte del joyero real de España. Tanto fue así, que las campañas francesas siguientes fueron sufragadas en buena medida con la venta de algunas de estas piezas.

A Julia le achacaron ser una ladrona porque se suponía que, una vez terminado su reinado, debía haber devuelto las joyas. Sin embargo, ella se las legó a su sobrino, Napoleón III, que vendió la famosa perla después de ser derrocado y exiliado en Inglaterra. Allí fue pasó por diversos coleccionistas hasta que el español Alfonso XIII intentó recuperarla para regalársela a la reina Victoria Eugenia. Como no lo logró, se conformó con una muy parecida, que es la que hoy se mantiene en la familia real. En 1969, el actor Richard Burton la compró por 37.000 dólares para regalársela a Elizabeth Taylor, que la lució en fiestas y películas. Cuando murió la actriz, la perla salió a subasta en 2011 por tres millones de dólares y fue adquirida por nueve en Nueva York.