El Kremlin suspende la guerra y purga al mando militar tras su fracaso en Grozni | Internacional | EL PAÍS
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El Kremlin suspende la guerra y purga al mando militar tras su fracaso en Grozni

El Kremlin ha suspendido la operación de conquista de Grozni y ha declarado la capital chechena zona de riesgo y peligro ecológico. Al mismo tiempo han sido relevados los principales generales rusos en Chechenia: Vladímir Shamánov, que hasta ayer era comandante del Frente Oeste, y Guennadi Tróshev, del Frente Este. Los independentistas han visto recompensada su feroz resistencia y han logrado mantener en sus manos la capital. Se trata de un extraordinario éxito de los guerrilleros, al menos provisional, y de un reconocimiento indirecto por parte de Moscú de su fracaso en Grozni.

El alto mando de las Fuerzas Armadas rusas anunció ayer una pausa en lo que llaman "operación de liberación" de Grozni y nombró nuevos comandantes de los dos principales frentes. Alexéi Verbitski reemplaza a Shamánov al mando del grupo occidental, y Serguéi Makárov, a Tróshev en el frente oriental. Fue el mismo Tróshev quien dio la noticia, y explicó que ahora ni la aviación ni la artillería se emplearán "activamente" en la capital rebelde. El general minimizó la importancia del relevo del mando en Chechenia y señaló que se trata de "una práctica habitual" en el Ejército. Al mismo tiempo, Tróshev aseguró que la pausa declarada no significa que las tropas dejen de luchar contra los separatistas en aquellos sectores de Grozni donde no hay civiles.La decisión del Kremlin es el principal resultado de la reunión urgente de los responsables de la campaña chechena que se efectuó anteayer en Mozdok, la principal base militar rusa en el Cáucaso del Norte. No está claro todavía quién dio la orden de suspender la operación contra Grozni, y si esta orden ha encontrado resistencia o no por parte de los generales que tenían mando en la zona, concretamente de Shamánov. Este popular general, que ya se le había dado por relevado después de que se acusara a sus hombres de haber organizado una matanza de civiles en Alján-yurt, había amenazado con arrancarse los galones si el Kremlin detenía la guerra y había dicho que eso equivaldría a una traición.

Medida técnica

No se sabe si Shamánov considera esta suspensión como una medida táctica necesaria, dada la complicada situación que reina en la capital rebelde, o si la interpreta como un preludio a un nuevo acuerdo con los independentistas semejante al que hubo en la guerra pasada. Si Shamánov se inclinase por esto último, entonces es indudable que él mismo se ha negado a continuar al mando de las tropas en Chechenia.

Sea como fuere, los independentistas pueden cantar victoria, al menos por el momento. Su táctica ha dado resultados. Los rebeldes permitieron a las fuerzas federales apoderarse, prácticamente sin ofrecer combate, de toda la planicie chechena, a excepción de Grozni. Fue en la capital rebelde donde decidieron demostrar que sí pueden combatir y que los rusos, a pesar de su abrumadora superioridad en hombres y armas, tendrán serias dificultades para derrotarlos.

El Kremlin estaba convencido de que lograría reconquistar Grozni antes de fin año, pero no lo logró. Para los generales tenía una importancia simbólica y moral tomar la ciudad al menos para la Nochevieja, con el fin de lavar la afrenta sufrida el último día de 1994. Hace seis años, los rusos lanzaron sus tanques al asalto de la capital independentista, pero las calles se convirtieron en una trampa. La mayoría de los blindados fueron reventados y quemados, y los cadáveres de los soldados permanecieron durante días sirviendo de alimento a perros, gatos y cuervos. Ahora habían elegido una nueva táctica, que pensaban les daría mejores resultados: bombardear intensamente primero para obligar a los guerrilleros a replegarse y después ir avanzando poco a poco.

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Los argumentos que dan los militares para explicar la suspensión de la conquista de Grozni no se sostienen. Dicen que la pausa se debe a la delicada situación ecológica imperante en la ciudad, donde los rebeldes mantienen a la población como escudo humano.

Es verdad que en Grozni hay muchas empresas de la industria química, y que si todas éstas explotaran se formarían nubes tóxicas peligrosas tanto para los soldados y población como para la naturaleza. Pero los bombardeos que han venido realizando hasta la fecha muestran claramente que los civiles nunca han sido una preocupación primordial de los militares.

La pausa en la operación de Grozni es un reconocimiento indirecto del rotundo fracaso que han tenido. En ella posiblemente también han influido razones políticas. Es evidente que Moscú no podría seguir ocultando por mucho tiempo más las altas bajas que, a juzgar por diversos testimonios, está teniendo en Chechenia, lo que amenazaba con repercutir negativamente en la popularidad del presidente interino, Vladímir Putin, favorito para las elecciones anticipadas del 26 de marzo.

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