Esperando a Colón - Diario La Tribuna

Esperando a Colón

ZV
/
18 de mayo de 2024
/
12:41 am
Síguenos
  • La Tribuna Facebook
  • La Tribuna Instagram
  • La Tribuna Twitter
  • La Tribuna Youtube
  • La Tribuna Whatsapp
Esperando a Colón

Por: Lorenza Durón

“He ahí el hombre en toda su dimensión, culpando al zapato por las fallas de su pie.”
Samuel Beckett, Esperando a Godot

Cuentan socarrones los vecinos centroamericanos que, en el cuarto viaje de Cristóbal Colón al Nuevo Mundo, el navegante al partir de Honduras dijo: ‘No hagan nada importante, que ya regresito’. Y, muy cumplidos, nos quedamos esperando. Así como Estragón y Vladimir (una pareja de amigos cuyas conversaciones evocan a las de Lucas y Chaparrón) mientras esperan a Godot. – “No puedo seguir así” – “Eso es lo que vos crees”.

Una suerte de inercia supone habernos embargado. Y no estaría mal si así fuese, pues, como es sabido, el desarrollo político de España en 1500 adelantó al resto del mundo en su consolidación como Estado, con fronteras y monarcas soberanos, tras un esfuerzo de siglos por reconquistarse. De su expansión y diseño institucional devino una moderna arquitectura estatal planificada para alcanzar sus objetivos y la administración descentralizada del territorio. Una magnífica herencia de ayuntamientos, una fe y un idioma en casi toda Hispanoamérica. Tampoco estaría mal que la masa crítica de intelectuales hondureños de la alta cultura maya o criolla se hubiese mantenido en inercia cuantitativa, lo ideal siendo la expansión. Hay testimonio de ello en la Historia mínima de Honduras disponible en línea: “La minería atrajo la migración hacia la Alcaldía Mayor de Tegucigalpa, […] esto dio paso a la circulación del conocimiento y a que en sus fronteras nacieran los futuros próceres de Honduras”, así como en los múltiples artículos que el académico e historiador Segisfredo Infante ha escrito en La Tribuna y otras prestigiosas publicaciones, sobre los talentos que se concentraron en Honduras al influjo de Pedro Nufio y Francisco de Paula Flores. Danlí y Juticalpa fueron cuna de grandes pensadores que florecieron en una sociedad económicamente productiva y abierta al mundo. Brillantes hombres de la Tegucigalpa del siglo 20 marcaron altos estándares de compromiso intelectual al servicio del país, su participación en política siendo el cometido aristotélico que nunca debió dejar de ser. Hay un estándar de calidad que el acervo patrimonial y la historia nos recuerdan, “lo esencial no cambia”, escribió Samuel Beckett.

Y aunque nuestra clase intelectual se haya embriagado de ideologías y el sistema proteccionista se haya ido adaptando a las prácticas económicas inglesas de libre mercado a medida que España se introvertía, hay una esencia logo céntrica que es nuestra base moral y una fuente de recursos para el bienestar local en la consolidación de los municipios. Los esfuerzos por exaltar personajes e ideas de nuestra historia a través de las publicaciones o reimpresiones de importantes textos son encomiables en tanto que sean punto de partida – y no expresión de agravios – para integrar los avances tecnológicos a la construcción de la civilización hondureña finalizando este largo receso.

Más de Columnistas
Lo Más Visto