Nunca ha supeditado su imaginación ni a la Naturaleza ni a los detalles técnicos. "Si no, acabas poniéndote demasiadas barreras" y seguramente por eso, subirse a sus tacones es un acto más cercano a la ensoñación que al simple hecho de calzarse. "La técnica debe estar al servicio de la imaginación y no al revés" Quien lleva unos Louboutin, interpreta un sueño, el de muchas amantes de la moda.
Christian Louboutin ( Paris, 1964) siempre ha dado rienda suelta a su creatividad, desde niño. Nacido en el seno de una familia de tres hermanas, el creador se percató que su piel era más oscura que la de ellas y, en lugar de acomplejarse o tomarlo como algo negativo, comenzó a inventar historias sobre su procedencia: Egipto y el mundo de los faraones. Posteriormente descubriría que, efectivamente, su padre biológico era egipcio, alguien con quien su madre mantuvo un affair secreto. Atraído por esa cultura, pasó un año en Egipto y en la India, regresando a París lleno de inspiración y de bocetos con los que que luego intentaría entrar en las casas de moda.
Siempre le entusiasmó el mundo circense, el cabaret y los clubs. Dejó los estudios pronto y participaba en fiestas y en el mundo de la noche. De hecho, su carrera empezaría realmente diseñando en el Folies Bergère, el mítico cabaret parisino y place to be durante la Belle Epoque, observando los movimientos de las bailarinas, y aprendiendo de los mismos para crear zapatos que siguieran sus pasos de baile. Le gustaba diseñar para las showgirls, realmente quería crear los zapatos de un espectáculo (¿acaso no quedan una estela de 'sala variedades' en sus creaciones?).
Posteriormente, ficharía por Charles Jourdan tras pasar por varias casas de moda a cuestas con sus dibujos de increíbles tacones, inspirados en sus viajes. En 1976, su visita al Museo nacional de Arte de Africa y Oceanía fue una revelación: "ví un cartel africano que prohibía a las mujeres que llevaban tacones de aguja afilados entrar en el edificio, por miedo a dañar el extenso suelo de madera. Esta imagen se quedó en mi mente. Quise desafiar eso".
Louboutin trabajaría como diseñador independiente para varias casas de moda (Chanel, YYS...) hasta que fundara su propia maison en 1991, teniendo como primera clienta a Carolina de Mónaco, que contribuyó al éxito del 'boca a boca' y a consolidar el buen nombre del diseñador
"Ví un cartel africano que prohibía a las mujeres que llevaban tacones de aguja afilados entrar en el edificio, por miedo a dañar el extenso suelo de madera. Esta imagen se quedó en mi mente. Quise desafiar eso"
Pero, más allá de la fiereza de sus tacones, los zapatos de Christian Loutoubin gozan de un distintivo reconocible por todos: su icónica suela roja.
La idea surgió cuando el diseñador, tras esbozar su creación perfecta y verla materializada, sintió que le faltaba algo, había demasiado negro. Incluso en aquella época, en la que las mujeres de la moda y el arte amaban este color por encima de todas las cosas, a esos zapatos les faltaba algo. En ese momento, mientras su ayudante estaba pintándose las uñas de rojo, el diseñador tuvo esa visión: cogió el pincel y pintó la suelta, creando así el sello de sus deseados tacones. "Supe al instante que sería un éxito. Incluso a la gente que no le gusta el color, le gusta el rojo"
Esa suela se convertiría en objeto de culto y deseo, de fetichismo e incluso de controversia pues no han sido poco los pleitos en los que el diseñador se ha visto envuelto para poder reclamar los derechos y hacer exclusivamente suya la suela lacada en el tono Pantone 18-1663 TPX .
Louboutin consiguió que los salones de tacón volvieran a ponerse de moda, "haciendo que las piernas de la mujer parezcan infinitas" con sus 12 cm de altura. Sus diseños sexys y exhuberantes, llenos de lazos, brillantes o plumas convertían sus creaciones en puro espectáculo. En los años 2000 cuando bolsos y, especialmente zapatos se convertían en la next big thing con Carrie Bradshaw como paradigma de ello, los Louboutins se alzarían como un verdadero objeto de deseo. Psst: como dato, Sarah Jessica Parker solo lleva Loutoubins en la temporada 2 de Sexo en Nueva York. Todo una declaración de intenciones.
Ellas también lo han llevado
Nuestros favoritos
