Amigos imaginarios (2024), de John Krasinski

A sus 12 años, Bea se ve obligada a mudarse temporalmente con su abuela en Nueva York, porque su progenitor va a someterse a una operación de corazón, mientras que su madre murió años atrás. Descubre que en el piso de arriba habita Cal, un extravagante individuo rodeado de criaturas que antaño fueron amigos imaginarios de diferentes niños, pero éstos no pueden verles al hacerse mayores. Viven con él el gigantón azul Blue y la bailarina Blossom, pero también conocerá a un unicornio, el invisible Keith, una mancha verde, un caimán rosa, un vaso de agua con hielo parlante y otras criaturas, recluidos en una residencia.

Saltó a la fama haciendo reír al respetable con The Office, y aterrorizó de verdad a los espectadores con Un lugar tranquilo, su consagración como realizador, dirigido a un público familiar. Ahora,  John Krasinski escribe y dirige un emotivo film sobre el fin de la infancia, que ofrece similitudes con la maravillosa E.T., el extraterrestre, que también trataba ese tema con un joven protagonista amigo de un ser de tintes fantásticos. Según las entrevistas quería componer un film que disfrutaran sus propios hijos. De alguna manera, se intuye que lo que expone el autor en la pantalla está inspirado en sus propias vivencias de infancia, por ejemplo la referencia al film El invisible Harvey, protagonizado por James Stewart con un conejo como amigo imaginario, que debió marcarle a una corta edad. Apela a la nostalgia, sobre todo con localizaciones emblemáticas de Nueva York que remiten al pasado como Coney Island y su emblemática montaña rusa Cyclone, y su Wonder Wheel, o las instalaciones de RKO, Radio City.

Logra un par de secuencias deslumbrantes, la del baile (qué gran actriz Fiona Shaw,, que encarna a la abuela) y una con unos croissants, que el público creerá oler. Y es que el realizador intenta apelar a los cinco sentidos, también a la vista, con una fotografía lograda de Janusz Kaminski, habitual del rey Midas Steven Spielberg, y al oído, con la banda sonora más conmovedora de la ilustre carrera de Michael Giacchino. La mayor parte el metraje la sostiene la prometedora Cailey Fleming (Bea), que fue hija del protagonista de The Walking Dead. No desmerecen Ryan Reynolds, en un papel, Call, en el que se le ve cómodo, el propio John Krasinski, como progenitor bromista de la protagonista, y la citada Shaw, a la que da gusto sólo escucharla hablar en un inglés de alto nivel. Se nota que el director del film cae bien en Hollywood, pues ha reclutado como actores de doblaje de los amigos imaginarios a estrellas como Emily Blunt –su esposa–, Steve Carell, Phoebe Waller-Bridge, Awkwafina, George Clooney, Bradley Cooper, Matt Damon, Richard Jenkins, Sam Rockwell y al fallecido justo al terminar el rodaje Louis Gossett Jr, a cuya memoria se dedica la cinta. Qué productor no soñaría con reunirles a todos. Que Brad Pitt aparezca en los créditos al parecer es una broma, pues su personaje no habla.