Un yanki en Tokio

Un agente americano es sometido a cirugía plástica para infiltrarse en Japón. Pretende así salvar la vida de un científico americano que ha sido apresado por los nipones.

En plena II Guerra Mundial, resulta obvio que el cine que los dos bandos en liza realizaban en aquél momento tenía un inequívoco perfume de propaganda política. Tomando como punto de partida este planteamiento, "Un yanki en Tokio" acomete la decisión de un militar americano de renunciar a todo para salvar a su país del peligro nipón. En primer lugar, no dudará en someterse a cirugía estética irreversible, y en segundo, tampoco lo hará en ofrecer su propia vida como sacrificio por la causa.

El realizador Gordon Douglas ("El detective") demostró habilidad técnica para llevar adelante la historia, con ayuda de un brillante trabajo del director de fotografía Harry Wild. Cuando el filme estaba ya terminado, la trascendental noticia de los bombardeos aliados de Nagasaki e Hiroshima forzaron a que se encadenaran unos comentarios al montaje final de la película que, en todo caso, sirven para reforzar la imagen propagandística del film.