El cuarteto de la escuela de teatro de Yale

El cuarteto de la escuela de teatro de Yale

LATIDOS

El mes pasado fallecía Cristopher Durang, compañero de estudios de Meryl Streep, Sigourney Weaver y Wendy Wasserman. Juntos en los años 1972-1975 marcaron una edad de oro en la institución

Combo Durang Streep

Cristopher Durang, Meryl Streep, Sigourney Weaver y Wendy Wasserman

“Qué no daríamos por pertenecer a algunos, por no decir a todos, de los salones y lugares que acogieron, como lugares de encuentro que fueron, a todos aquellos creadores que hoy colman nuestro interés…”, escribió la historiadora Mary Ann Caws en el prólogo de su libro Encuentros creativos , dedicado a esos espacios de contacto interno del mundo de la cultura que, propiciando el intercambio de ideas, han enriquecido la literatura y el arte de cada época y las trayectorias de quienes en ellos coincidieron.

Un estupendo ejemplo de este tipo de enclaves, que Caws no aborda en su libro, lo brindó la escuela de Arte Dramático de la Universidad de Yale.

El pasado día 2 de abril fallecía en su hogar de Pipersville, Pennsilvania Cristopher Durang, uno de los más célebres dramaturgos estadounidenses contemporáneos, ganador de un premio Tony, el más destacado de su disciplina. 

Cultivador de la comedia negra; crítico con la Iglesia Católica, en cuyas escuelas se educó; militante del gay power, uno de sus primeros éxitos en el off-Broadway fue la pieza satírica Das Lusitania Review . En un papel principal figuraba su antigua compañera de Yale Sigourney Weaver, lejos aún de ser la teniente Ripley de Alien y una de las grandes del Hollywood contemporáneo. 

Una Weaver ya muy famosa volvería a aparecer años más tarde en otro éxito mayor de Durang, la comedia-homenaje a Chéjov del 2012 Vanya and Sonia and Masha and Spike

En España la obra del dramaturgo se ha visto poco: Charo López y Javier Gurruchaga representaron Carcajada salvaje, y alguna compañía independiente Terapias (filmada por Robert Altman en una versión “horrible” según el autor).

Wendy Wasserman, fallecida con 55 años en el 2006, fue premio Tony y premio Pulitzer por su obra 'Las crónicas de Heidi'

Durang escribió varios guiones cinematográficos - El secreto de mi éxito, Esposa por sorpresa ... En uno que no llegó a filmarse, tuvo como coautora a Wendy Wasserman, otro pilar de la dramaturgia, también antigua compañera en la universidad de New Haven. 

Wasserman, fallecida con 55 años en el 2006, fue premio Tony y premio Pulitzer por su obra Las crónicas de Heidi, que sigue la trayectoria de una concienciada mujer americana desde su etapa escolar en los años sesenta hasta su realización profesional, abordando la afirmación feminista, la expansión del Sida, la maternidad y la adopción, en un tono de comedia dramática influida por Neil Simon y los clásicos del humor judío. 

Pese a la preeminencia de Wasserman en los escenarios americanos, con esta y otras obras como Old Money o An American daughter, tampoco ha tenido excesiva presencia en España.

Meryl Streep se mostraba “más flexible, más ágil, tenía un mayor dominio de su cuerpo que todos nosotros”

Durang, Wasserman y Weaver se habían dirigido a la escuela de Yale atraídos por la fama del director Robert Brustein, ex crítico teatral, devoto de Bertolt Brecht, amigo de Lilian Hellman y Joseph Heller. 

Todos ellos reconocieron en seguida que una alumna de su promoción era la intérprete más brillante que habían contemplado. Meryl Streep se mostraba “más flexible, más ágil, tenía un mayor dominio de su cuerpo que todos nosotros”, señaló otro compañero de la época. Interpretando comedia o drama, Shakespeare, Arthur Miller, Jean Genet o Gorki, pronto circuló el término “hacer un Streep”: “Salir a escena. Dominar el personaje. Hacer que te miren”, según relata su biógrafo Michael Schulman.

Durang, Weaber y la reciente Palma de Oro de Cannes interpretaron en el Teatro de Repertorio de Yale Las ranas, adaptación de Aristófanes con música de Stephen Sondheim. Sus trayectorias y la de Wasserman convergirían a menudo tras su salida de la escuela, especialmente en proyectos para el mundo teatral neyorquino. La amistad y confianza forjadas en su momento de juventud habían dejado huella.

“Los talentos que coincidieron en la escuela de Arte Dramático de Yale entre 1972 y 1975 convirtieron esos años en la edad de oro indiscutible de la escuela”, remarca Schulman. Y sin duda también en un momento interesante de la vida cultural contemporánea. ¿Qué ocurrió para que de esas aulas y su Teatro de Repertorio salieran dos grandes dramaturgos y dos potentísimas estrellas de cine? ¿Hubieran emergido y desarrollado sus carreras con similar brillantez sin los tres años pasados allí? Nunca lo sabremos.

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