La historia del actor que pateó a Elvis Presley y luego se convirtió en una estrella de Hollywood

Año 1963, un encumbrado Elvis Presley, ya un ícono del rock n' roll, participa en una de las tantas películas que hizo en esa década, criticadas pero vistas por millones de personas alrededor del mundo. En este caso, la película en cuestión se llama It Happened at the World's Fair. Allí, un piloto debe encontrar la forma de recuperar el dinero perdido por su amigo, adicto a las apuestas. 

En un momento, este hombre, interpretado por el propio Elvis Presley, se acerca a un niño, quien se encuentra pateando una lata a modo de diversión. Cuando por accidente se encuentra cerca de patearlo, termina por ofrecerle una moneda a cambio que lo patee, sólo para conseguir una excusa para visitar a la enfermera, de quien está enamorado. Pero ahora poco importa la trama de esta olvidable película, sino la carrera posterior de ese pequeño niño que se ganó una moneda por golpear a Elvis Presley. 

La escena en la que un niño patea a Elvis Presley:

Se trataba nada menos que de Kurt Russell, quien tendría así la primera de decenas de participaciones en la gran pantalla, construyendo una carrera que lo llevó a participar en películas de primer nivel, siendo nominado incluso a un Premio Emmy y a un Globo de Oro.

Lo llamativo de esto, es que algunos años después, fue el propio actor quien se puso en la piel del ícono del rock n' roll, en la serie titulada Elvis, pensada para la TV y dirigida por el gran John Carpenter, una enorme apuesta de la época. 

Estrenada en 1979, 2 años después de la muerte del músico, y 16 después de la patada antes mencionada, esta película no biográfica, inspirada en la figura de Elvis Presley, tuvo un aclamado recibimiento, aunque con el tiempo da la sensación que es más por la cercanía al fallecimiento del ícono que al contenido en sí mismo. 

Siguiendo con la carrera de Kurt Russell, pueden contarse, entre tantos éxitos, su rol como Stuntman Mike en Death Proof, John “The Hangman” Ruth en The Hateful Eight, ambas de Quentin Tarantino, o Snake Plissken en Escape form L.A., del mismo John Carpenter. Al final, esa inocente escena fue nada menos que el puntapié inicial de una envidiable carrera.