Creado en: marzo 16, 2021 a las 08:01 am.

La protesta de Baraguá, un acto político militar y cultural (+Video)

De izquierda a derecha Ernesto Limia, vicepresidente primero de la Asociación de Escritores de la UNEA, Alberto Marrero, presidente de dicha asociación y Yoel Cordoví, presidente del Instituto de Historia

Este 2021 se cumplen 143 años de aquel «no, no nos entendemos» del Titán de Bronce al general Arsenio Martínez Campos en los históricos Mangos de Baraguá, una respuesta que, nacida frente al Pacto del Zanjón, dio forma política a la dignidad en Cuba.  

La Unión de Escritores y Artistas de Cuba recordó la importancia de aquel gesto durante un panel en el que participaron los historiadores Yoel Cordoví, presidente del Instituto de Historia, y Ernesto Limia, vicepresidente primero de la Asociación de Escritores de la UNEAC. Ambos estuvieron acompañados por Alberto Marrero, presidente de dicha asociación.

Este último, poeta y narrador, recordó el poder del celuloide para recrear y hacernos testigos de aquel 15 de marzo de 1878. El filme Baraguá, dirigido por José Massip, nos legó una magistral interpretación de Antonio Maceo por Mario Balmaseda, actor que este año recibió el Premio Nacional de Cine.

«La protesta de Baraguá no fue solo un acto político-militar, fue un acto cultural. En su esencia define uno de los rasgos más característicos de esa pujante nacionalidad que se formaba precisamente en aquella Guerra de los Diez Años», afirmó Alberto Marrero, también Licenciado en Historia.

El encuentro, que puede verse a través de las redes sociales y plataformas digitales de la UNEAC, trazó un recorrido histórico desde las causas del hecho hasta su vigencia en el contexto actual.

El presidente del Instituto de Historia fue el encargado de contextualizar los antecedentes de la protesta, a la que se llegó como consecuencia del deterioro de la institucionalidad y los aparatos políticos que debían llevar a cabo la Revolución. Todo ello devino resquebrajamiento de la unidad.

Para Cordoví, en el debilitamiento de la contienda de los diez años influyeron lo biológico, lo psicológico, lo social. Hay que verlo no solamente en su dimensión política y militar sino como un proceso multifactorial. El fenómeno del regionalismo, por ejemplo, fue favorable en algún momento para la guerra, en el sentido de que existía un nivel de identificación local, significaba ser de una región, pertenecer a la cultura de esa región. Existía la concepción de la Patria chica, del terruño, y esto se convirtió en un problema cuando confrontó con los intereses de la Patria Grande.

FOTO 2 (Pie: El 15 de marzo Maceo hizo una demostración, no sólo de intransigencia revolucionaria, sino también de limpieza moral)

El 15 de marzo Maceo hizo una demostración, no sólo de intransigencia revolucionaria, sino también de limpieza moral

Todos aquellos acontecimientos condujeron al Pacto del Zanjón, que representaba traicionar al ideal independentista. Frente a esa claudicación se levanta la figura de Antonio Maceo, erguida y viril frente a Arsenio Martínez Campos.

Ernesto Limia caracterizó a este representante de la Metrópoli española. «Martínez Campos era un político con una concepción táctica de lucha irregular: contrainsurgencia, destinada a enfrentar la forma de lucha irregular en la que tan bien les iba a los cubanos».

 El Pacto del Zanjón, coincidieron los estudiosos, no puede hacer olvidar la extraordinaria capacidad de lucha de los cubanos, pese a la precariedad con la que debieron afrontar la contienda.

«Contra la causa independentista cubana el colonialismo español movilizó 180 mil hombres en esos diez años. De ellos, más de 87 mil se convirtieron en bajas, entre heridos, los afectados por las enfermedades y el hambre. Los españoles tuvieron más de 62 mil muertos y cerca de dos mil desaparecidos. De los 25 mil que regresaron a España, el diez por ciento murió en la travesía», explicó Limia.

Cuando se habla de Maceo, asevera el vicepresidente de la Asociación de Escritores de la UNEAC, hay que tener en cuenta la campaña de racismo de la que fue víctima y cómo la Protesta de Baraguá hizo crecer la leyenda del segundo jefe militar del Ejército Libertador.

«Antonio Maceo se negó a aquella idea de hacerle un atentado a Arsenio Martínez Campos durante su travesía para el acuerdo. Ese 15 de marzo hizo una demostración, no sólo de intransigencia revolucionaria, sino también de limpieza moral. Surgió así el primer líder negro cubano de talla continental, que en la guerra del 95 asciende a la talla internacional. Los principales diarios de Europa seguían las hazañas del Titán de Bronce»

En ese momento se rescata el espíritu independentista, de no ponerse de rodillas. Eso lo valora Martí en la Guerra Necesaria con la concepción de que no hay revolución sin ética, moral, ni sin principios radicales, fundamentó Limia.

«No es posible la victoria si no se construye un consenso de unidad política. Ese 15 de marzo se ganaba un símbolo, pero no había manera de ganar la guerra».

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