Seguramente ya conoces a Poppy. La reina pop de YouTube, con su pelo rubio liso, piel de ébano y mirada de alienígena. A medio camino entre un meme y un personaje de cómic, capaz de inundar YouTube con videos hipnóticos cuando enigmáticos en los que alternaba canciones y frases sin sentido repetidas sin pausas.
Sus seguidores, los Poppy Seeds, son muchos, dispersos en las habitaciones de todo el mundo, adolescentes hechizados por la inconsistencia etérea de Moriah Rose Pereira (el nombre real de Poppy), nacida en Boston y criado en Nashville. Según Wikipedia, tendría 24 años, pero ella misma niega que esta sea su edad real.
No le gusta hablar de sí misma e incluso llega a decir frases como «Internet era mi verdadero y único maestro». Esta mezcla rara ha conseguido arrancar los complicado e incomprensibles, a veces, mecanismos de la fama, especialmente en el campo musical. Posicionando Poppy a años luz de distancia de las reglas estándar que han gobernado el entretenimiento musical durante décadas.
Sin embargo, incluso Poppy y los estrategas que cuidan su imagen y carrera, por algún tiempo, han entendido los límites intrínsecos de una estrella del pop que vive casi exclusivamente en línea. Ser un «personaje generado por computadora» fascina e intriga, crea un aura de misterio, pero luego está el mundo real.
Y ahora Poppy, para bien o para mal, debe medirse y compararse con el mundo exterior para salir del nicho, por amplio que sea, de los fanáticos en línea. Es por eso que desde hace un tiempo, Poppy ha comenzado una marcha inexorable hacia la corriente principal, pero siguiendo una trayectoria imposible de predecir.
El primer paso fue la presentación en el Sundance Film Festival de I’m Poppy, una mini película de 24 minutos destinada a convertirse en piloto de un programa destinado a la televisión. En la práctica, una parodia surrealista del sistema de medios y la fama virtual de los fenómenos de Youtube. Nada del otro mundo: solo otra pieza del rompecabezas complejo y aún inextricable que Moriah Rose Pereira y su equipo (recientemente ha despedido a su socio creativo Titanic Sinclair) están desarrollando para romper las barreras de la realidad virtual.
Decisivo, en este sentido, es el nuevo álbum «I disagree», que ha sorprendido todos con elementos electro-pop y heavy metal. Un juego de aspecto pirotécnico que se inspira a Lady Gaga y en Marilyn Manson.
Una reinvención total, de chica-meme a estrella del rock. Como si la tímida e introvertida Poppy nunca hubiera existido.
