Guamán Poma de Ayala: el cronista peruano que retrató los abusos de los españoles y cuya obra estuvo perdida por varios siglos - Infobae

Guamán Poma de Ayala: el cronista peruano que retrató los abusos de los españoles y cuya obra estuvo perdida por varios siglos

“Nueva crónica y buen gobierno” revela la visión andina de la ocupación española y las injusticias que sufrían los descendientes de los incas. Cono su gran historia.

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Felipe Guaman Poma de Ayala, el célebre cronista peruano. Foto: TVPerú
Felipe Guaman Poma de Ayala, el célebre cronista peruano. Foto: TVPerú

La historia del Perú tiene episodios que siguen sorprendiendo debido a su complejidad y los grandes y vertiginosos cambios que sufrió en poco tiempo. Los antiguos incas y su cosmovisión gobernaron los andes hasta la conquista y las nuevas formas que llegaron en barcos españoles. Esta nueva perspectiva del mundo colisionó de inmediato con las viejas costumbres de una sociedad que se encontraba, según afirman algunos historiadores, en el ocaso.

En ese contexto convulsionado y cambiante, con la corona española tratando de ejercer su poderío y moldear nuevos estándares sociales, nació uno de los cronistas más importantes que tiene el Perú: Felipe Guamán Poma de Ayala.

Su nombre estuvo lejos del ojo público durante siglos, sin embargo, hoy en día es reconocido por su obra, que da una visión sin igual del mundo andino posterior a la conquista. Un material lleno de historia acompañado con imágenes que son grandes referencias de cómo se vivía en la época más temprana de la ocupación española.

¿Quién era Guamán Poma?

El prolífico cronista nació posiblemente en 1534, es decir, poco después de la conquista española y marcaba el inicio de la opresión en contra de los pobladores del imperio incaico. Natural de Lucanas, Ayacucho, la mayoría de datos que se tienen acerca de su vida proceden principalmente de la crónica que escribió. Se cree que sus ancestros, indios puros, habrían sido enviados como mitimaes por los Incas desde Huánuco. También se piensa que parte de su familia paterna era quipucamayoc, habilidad que podría haber tenido también Guamán Poma.

Según se explica en el texto redactado por él, “Nueva crónica y buen gobierno”, su padre, Domingo Guamán Mallque de Ayala y su madre Juana Curi Ocllo, eran descendientes de importantes familias incas. En el caso de su madre, se menciona que sería una hija secundaria del décimo inca Túpac Yupanqui. También se sabe que tenía un medio hermano que se desempeñó como religioso.

Aunque hoy en día lo conocemos como Felipe Guamán Poma de Ayala, ese primer nombre fue agregado por él, al igual que el segundo apellido, el cual habría tomado del conquistador Luis Dávalos de Ayala, ya que según explica este fue salvado por su padre de una muerte segura y en agradecimiento le cedió el apellido.

El cronista no era mestizo, sino un indio puro que tenía gran preocupación por los abusos que sufrían los indígenas por parte de los españoles. No se sabe con exactitud cuánto de lo que narra sobre su estirpe y acercamiento con la nobleza inca era cierto, pero es posible que esto tuviera el propósito de darse a sí mismo un estatus que necesitaría para hacer llegar su texto al rey de España, Felipe III. La sola idea de ser descendiente de la nobleza inca y tener un apellido español podría permitirle una acercamiento con la corona que estaba reservado únicamente para personas de alta alcurnia.

Gran conocimiento de la cultura europea

El cronista tenía gran conocimiento sobre las formas europeas y hablaba castellano. Foto: Libro Nueva corónica y buen gobierno
El cronista tenía gran conocimiento sobre las formas europeas y hablaba castellano. Foto: Libro Nueva corónica y buen gobierno

Guamán Poma pasó parte de su vida trabajando como escribano de indios, es decir, se encargaba de redactar documentación que luego era presentada a las autoridades españolas, pero también como intérprete. En tal sentido, estuvo involucrado en un sinfín de litigios y procesos de esa naturaleza.

Hay información que verifica que él mismo fue víctima de un procedimiento de litigio con ciudadanos chachapoyas por una tierra ubicada en el valle de Santa Catalina Chupas.

Durante su juventud conoció a Cristóbal de Albornoz, un eclesiástico que cumplía la función de extirpador de idolatrías. Este personaje aparece en una de las ilustraciones de Guamán Poma maltratando a un indio, sin embargo, fue bastante el cuidado que tuvo el autor para evitar que su crónica fuera censurada, por lo cual no hay una fuerte crítica en contra del eclesiástico .

El cronista habría trabajado con De Albornoz, ya que tenía conocimiento sobre lenguas indígenas, pero también conocía el castellano, lo leía y lo hablaba. Además, en la vasta biblioteca del español había tenido acceso a diversos libros de literatura clásica y cultura europea, lo que enriqueció su conocimiento.

La visión de Guamán Poma

El cronista le regaló al mundo, especialmente a nuestra cultura, su Nueva Crónica y Buen Gobierno. Un conjunto de 1179 páginas de las cuales 399 contienen dibujos que representan la cosmovisión andina, historia de los incas que gobernaron el Tahuantinsuyo y escenarios de la vida cotidiana durante la época de la conquista. La visión de Guamán Poma estuvo muy marcada por la influencia europea y está presentada también como una carta al rey de España, a quien se le consideraba como un ser de gran poder, algo parecido a la idea que se tenía del inca por aquel entonces.

Partes de su obra contienen una mezcla entre el cristianismo que había llegado desde España y la visión andina. Él no tenía la intención de expulsar a los conquistadores, ya que era católico, sino de volver a las viejas costumbres abogando para que el pueblo indígena sea gobernado por funcionarios pertenecientes a dicha raza, pero obedeciendo plenamente a la corona española. También estaba en contra del mestizaje ya que esto ponía en peligro a la raza indígena y eventualmente la llevaría a la extinción, hecho que inquietaba al autor.

Imagen de ilustrada por Guaman Poma. Foto: Nueva corónica y buen gobierno
Imagen de ilustrada por Guaman Poma. Foto: Nueva corónica y buen gobierno

No menos importante era la injusticia que sufrían los indios por parte de encomenderos, corregidores, religiosos, entre otras autoridades de la corona, tan corruptas que no solo dañaban el aparato nacional, sino también afectaba a la mismísima corona. Guamán Poma criticó y denunció varios de estos abusos en su “Nueva crónica y buen gobierno”.

Dentro de su obra se repite continuamente la frase “y no hay remedio”, dejando clara la percepción que tenía el escritor sobre la decadencia de la época en que vivía.

Nueva crónica y buen gobierno

La crónica de Guamán Poma lleva consigo una carga de ficción innegable, sin embargo, es imposible descartarla como un documento de gran valor histórico que contiene datos fidedignos y ofrece al lector un panorama sobre la vida en aquel periodo. Fue influenciada por su situación personal y los abusos que había sufrido, incluyendo el exilio de la ciudad de Huamanga.

Su obra se puede dividir en tres espacios, el primero, la historia legendaria del Perú antiguo desde su creación, que está mezclada con eventos bíblicos, hasta el reinado de Huayna Cápac. Una segunda sección narra la llegada de los españoles y sus guerras civiles; para pasar a la última parte, “Buen gobierno”, donde expone la vida cotidiana y su solución para evitar los conflictos, que incluía la separación entre españoles e indios.

En ella también se narran algunos episodios y se retratan personajes como el fraile mercedario Martín de Murúa, con quien habría colaborado en la preparación del Origen y Genealogía Real de los Reyes Incas del Perú realizando ilustraciones. No obstante, en algún punto esta relación se había quebrado y el fraile aparece en la “Nueva Crónica” en cinco ocasiones, y en una de ellas Guamán Poma lo acusa de haberte quitado a su mujer.

En algún punto de su vida, posiblemente en una edad avanzada, el cronista emprendió un viaje a Lima para entregar su crónica al virrey, con la esperanza de que esta cruzara los mares y llegara a manos del rey de España. El viaje fue bastante difícil según la narración, ya que se hizo principalmente a pie y hubo más de un inconveniente y penurias para el autor, quien por supuesto agregó esta travesía a su obra. Al ser páginas insertadas a último momento, estas no figuran en el índice inicial y provocaron una modificación en la numeración. Esto ocurrió posiblemente en 1614.

La obra perdida

De la “Nueva crónica” el mundo no supo nada durante muchos siglos. Su autor, Felipe Guamán Poma de Ayala, murió sin que nadie sepa el lugar o la fecha exacta y lo único cierto es que su obra no permaneció con él. Tampoco hay evidencia de que el monarca español la haya leído finalmente.

Lo que sí es bien conocido es que 1908, el manuscrito redactado bajo cielo andino y ocupación española fue encontrado en la Biblioteca Real de Copenhague, en Dinamarca, por el americanista Richard Pietchmann, quien veló por la difusión del material hasta que Paul Rivet tomó la iniciativa que dio como resultado una edición facsímil de la crónica que ha sido reproducida en más de una ocasión.

Felipe Guamán Poma de Ayala, el célebre cronista, hoy en día debe ser recordado por el gran aporte que le ha dado a la historia del Perú. Su obra contiene la visión indígena del mundo que rodeaba a esta raza oprimida durante la ocupación española. Su arte permite visualizar e imaginar la vida en aquellas épocas, además de las injusticias de las que eran víctimas los ciudadanos descendientes del Tahuantinsuyo.

“Nueva crónica y buen gobierno” es un material indispensable que deja claro que para los indígenas la conquista desbarató un delicado orden que jamás pudo ser recuperado.