El atracador perfecto (2022), de Allan Ungar

Entretenida cinta del subgénero de robos con toques de comedia, basada en una historia real, el protagonista de la misma, Gilbert Galvan, llegó a dar casi 60 golpes. Para que el espectador empatice se juega con la habitual idea del anonimato e imagen poco amable que ofrecen los bancos, no es lo mismo robar estos establecimientos que a personas con nombres y apellidos, se viene a sugerir.

Sigue a un atracador de bancos que ejecuta sus golpes en solitario y de modo limpio, disfrazado y entregando un mensaje al cajero para que le entregue todo lo que tenga a manos sin trucos. Huye a Canadá desde Estados Unidos, y tras intentar llevar una vida honrada y conocer a la mujer de su vida, se da cuenta de que no es fácil tener un trabajo normal, y que se le da mucho mejor asaltar bancos. Además resulta que en el país vecino del norte es facilísimo adoptar una identidad falsa –se hará con una tarjeta de la Seguridad Social que asegura que es Robert Whiteman–, y los bancos tienen menos protección que en su país de origen. Pactará con un mafioso para asegurar financiación a sus “trabajos”, pero la policía comienza a pisarle los talones.

El film dirigido por un correcto y desconocido Allan Ungar no inventa la pólvora, pues se pliega a las convenciones de este tipo de historias, pero Josh Duhamel compone un ladrón con encanto y una talludita Elisha Cuthbert se convierte en su querida esposa. Destaca también Mel Gibson en el papel menor del mafioso con palabra, mientras que Nestor Carbonell es el perro de presa que debe admitir que el tipo al que intenta dar caza le cae bien. Todo suena a "déjà vu", con la tentación continua de dar el último golpe, que nunca es el último, pero despierta la sonrisa y la simpatía.