Las películas de John Waters, de peor a mejor

Una de las primeras películas de John Waters, antes de entrar en su exitosa carrera en los años 70 con 'Pink Flamingos' o 'Cosas de hembras' (que comentamos más abajo). Con una trama algo confusa, un presupuesto bajísimo y apuntando unas maneras cinematográficas que aún no estaban del todo cocidas, la película cuenta la historia de una mujer acosada por un tipo obsesionado con los pies y que acaba encontrándose con una joven Divine, que tiene apariciones de la Virgen María. ¿Suena extraño? Y es que lo es. Waters alguna vez ha confesado que es la película que menos le convence de su filmografía y que debería haber sido un cortometraje. Aun así es un filme que nos habla de sus comienzos.

Con este título tan cachondo (que hace referencia al mítico cineasta Cecil B. DeMille), John Waters nos contó la historia de una actriz de Hollywood (interpretada por Melanie Griffith) que combina su faceta pública de niña dulce con su vida privada de diva absoluta, y que un día se ve secuestrada por un grupo de cineastas terroristas que quieren que actúe en una de sus películas. Un punto de partida insuperable, que se acaba convirtiendo en una burla a ese Hollywood del que el cineasta nunca ha formado parte a través de la figura del renegado Cecil B. Demented. Él no quiere hacer películas 'mainstream': quiere la realidad cruda y sin edulcorar. Una declaración de intenciones que, aun así, no es uno de sus mejores trabajos. Griffith fue nominada para un Razzie por su actuación.

Esta fue su última película como director (sin contar la relectura de 'Pink Flamingos' en 'Kiddie Flamingos' en 2015) y en ella dejó claro que su estilo, aunque variando en forma y géneros, siempre se había mantenido con la misma esencia. El 'trash' volvió para caminar sobre los límites de de la decencia cinematográfica con una historia que enfrenta a dos grupos antagónicos y polarizados: uno muy sexual y el otro extremadamente puritano. El objetivo es preguntarse qué es realmente una perversión y cómo socialmente eso siempre ha incumbido a los primeros y no a los segundos, que se revelarán más frustrados de lo que creen. Una reflexión en forma de comedia alocada, como es habitual, con mucho sexo y algunas escenas no aptas para todos los públicos.

John Waters siguió explorando su estilo alocado y 'trash' en los 70 con esta película, una de las pocas de la época en la que no aparece Divine. En su lugar, Mink Stole interpreta a una ama de casa que mata a su marido y sufre las consecuencias junto a su criada (Jean Hill). Para evitar la cárcel, ambas deciden ser desterradas a Mortville, el lugar más terrible y asqueroso del planeta, lleno de "desviados", como la sociedad purista les llama, y donde vivirán toda clase de depravaciones ya habituales en los trabajos del cineasta. Por ejemplo, una mujer trans que se corta el pene con unas tijeras y se lo da de comer a un perro. Que no falte la comedia.

El estilo de John Waters ha ido cambiando con el tiempo, y se demostró en esta película de finales de los 90, que ya no tenía nada que ver con su etapa Divine. En ella, Eddie Furlong interpreta a un joven fotógrafo que salta a la fama cuando un experto en arte descubre su obra y aprecia su talento. Pero ese éxito es un arma de doble filo, y acaba poniendo patas arriba las vidas de su familia, ahora expuestas constantemente en los medios. Tanto una crítica a la toxicidad de la fama como un retrato de las diferencias de clase en los Estados Unidos, 'Pecker' es una película que sigue manteniendo la esencia rebelde 'watersiana' mientras exploraba otras vías de hacer cine.

La película de John Waters que inauguró los 70 ya mostraba signos de su estilo antes de la revolución de 'Pink Flamingos'. Fue uno de sus primeros largometrajes, y la calidad de la imagen y la historia no son tan contundentes como lo serían más tarde, pero aún así tenemos la oportunidad de volver a ver a Divine siendo la reina del universo y comprobar que el cineasta, aún sin los medios necesarios, era capaz de sorprender. La película sigue a una directora de un circo de tipos raros (La Cabalgada de la Perversión) que capta su público en las calles para llevarlos a su espectáculo y después robarles todo lo que tienen a punta de pistola. A partir de ahí, las perversiones se irán sucediendo una tras otra, con sexo, asesinatos y violaciones de muchos tipos. Y hasta una langosta gigante.

Un jovencísimo Johnny Depp nos robó el corazón en esta película de 1990 (el mismo año que 'Eduardo Manostijeras'), una versión 'camp' y musical de 'Romeo y Julieta' de William Shakespeare. Parece que John Waters le cogió el gustillo al musical después de 'Hairspray' un par de años antes y se lanzó a esta genial película impulsada por el éxito de Depp en la serie 'Nuevos policías', y en la que interpreta a un joven rebelde (apodado 'cry baby' porque solo puede llorar por un ojo) en los años 50 que se enamora de una chica de la banda callejera contraria a la suya. Clásico. Tiembla 'West Side Story'. El filme desprende vibraciones de películas como 'Rebelde a sin causa' o 'Grease', pero siempre a su manera.

Después de triunfar con películas como 'Fuego en el cuerpo' o 'Tras el corazón verde', Kathleen Turner se unió con John Waters para firmar una de sus películas más divertidas. La actriz interpreta a una madre aparentemente normal de clase media suburbana (un interés recurrente para el cineasta) que es, en realidad, una asesina en serie. Un secreto que lleva con toda la discreción y elegancia, y que le permite acabar con todas aquellas personas que no cumplen con los requisitos de educación que ella demanda. Por ejemplo, se carga a un chico que ha dejado a su hija tirada en una cita. Eso no se hace. Una película delirante que, como ha dicho alguna vez, John Waters considera su película favorita.

Poco después del éxito de 'Pink Flaming0s' llegó esta desenfrenada comedia de dominancia femenina que seguía ampliando el 'Divine-verso'. Todo empieza porque la madre de la protagonista, Dawn (Divine) se niega a comprarle unos tacones porque, según dice, las chicas buenas no llevan ese tipo de zapatos. Vaya, que solo las cochinas. Y lo siguiente podemos esperárnoslo: la hija destroza todos los regalos, le tira el árbol de navidad encima a su madre y se va a vivir la vida a su manera. Su camino en esa búsqueda tendrá sexo, partos, violencia y muerte, todo con estilo inconfundible de John Waters. Según contó el cineasta, una de sus grandes inspiraciones fue la familia Manson, que tan solo un lustro antes había asesinado a Sharon Tate y otras personas en Cielo Drive.

Esos melodramas típicamente norteamericanos de los suburbios de clase media y los amores intensos tuvo en 'Polyester' la mejor de las parodias posibles. Esperamos que Douglas Sirk se lo tomase bien. La película en sí misma era genial, pero lo realmente alucinante en la época de su estreno fue que durante la proyección se repartían unas cartas que los espectadores tenían que rascar para obtener diferentes olores (como pizza, hierba, pegamento o incluso pedos) durante el visionado. Una divertida manera de meter al público dentro de la película, que cuenta la historia de una mujer con problemas de adicciones que decide reconducir su vida, tomar las riendas y buscarse un buen amante de ensueño. Divine interpretó a la protagonista, y Tab Hunter a su marido.

¿Te acuerdas del 'Hairspray' de Zac Efron repeinado y John Travolta travestido? Bueno, pues la película original no fue exactamente así. Prepárate para un musical irreverente, antirracista y tremendamente divertido. Y, aunque sea de John Waters, apto para todos los públicos. Ambientado en los años 60, cuenta la historia de una joven que sueña con convertirse en una bailarina del programa televisivo de Corny Collins. Cuando lo consiga, las tensiones crecerán frente a su gran enemiga, que representa a los partidarios de la segregación racial de la época, y a la que le birlará el novio y el protagonismo. La película (donde, por supuesto, aparece Divine, en la que sería su última película antes de fallecer) fue un éxito reconvertido en musical escénico en 2002. Pero la película es maravillosa y cambió por completo la carrera de Waters: a partir de aquí, su calificativo de Rey del 'Trash' se amplió considerablemente a otros géneros y estilos.

No podríamos poner otra en primer lugar. 'Pink flamingos' puso a John Waters en el mapa a principios de los años 70, y en la que Divine se convirtió con sus extravagancias y su personalidad arrolladora en un icono mundial. Nunca estuvo más divertida, ruidosa y transgresora que en esta historia, en la que su personaje se declara "la persona más guarra viva" y vive con su madre (que está obsesionada con los huevos y duerme en una cuna) en una caravana rodeada de flamencos de plástico. Rodeada de otros personajes que parecen competir por ver quién es el más nauseabundo. El mundo alucinó. Y ahora, casi medio siglo después, nosotros lo seguimos disfrutando. Sí, incluso ese infame final en el que Divine come caca de perro. ¡Que viva el 'trash'!