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Autobiograf�a

Miguel Bos�: contradicciones y olvidos de sus memorias y ese tr�o con el amante de la esposa de Mastroianni

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'El hijo del Capit�n Trueno' es un retrato de la Espa�a de Franco con unos protagonistas singulares, pero el libro es una versi�n un tanto sesgada de las vivencias del clan.

Miguel Bos�.
Miguel Bos�.CARLOS GARC�A POZO

"Ayer habl� con �l. Le veo contento con el libro, como liberado. Me ha sorprendido, Miguel nunca hablaba de s� mismo y ahora desvela temas personales y de la familia. Y le veo m�s centrado que las �ltimas veces y con muchas ganas de volver a cantar". Quien habla es una amiga de Miguel Bos� Domingu�n (65), de paso en Madrid para presentar El hijo del Capit�n Trueno (Espasa), la autobiograf�a del cantante.

Si alguien esperaba encontrar algo de su vida actual en M�xico, su paternidad, la ruptura con su ex Nacho Palau, su negacionismo contra vacunas y pandemia y la dolencia de su voz, que tratan especialistas de Estados Unidos, estar� sorprendido pero no decepcionado. El relato abarca desde su nacimiento casual en Panam�, donde la familia escapaba de sicarios que amenazaban a Luis Miguel Domingu�n, seguido de la infancia y adolescencia, para acabar en 1977, cuando da su primer concierto importante en la sala Florida Park de Madrid.

Sin embargo, El hijo del Capit�n Trueno interesa y entretiene como retrato de la Espa�a de Franco, hip�crita, de un nacionalismo aldeano y acomplejado, en la que los toreros eran s�mbolo de la hombr�a nacional y el triunfo social, por encima de los personajes de la cultura o la intelectualidad. En cambio, los protagonistas del libro son seres apasionantes, singulares, llenos de contradicciones, con una vida excepcional, cosmopolita, agitada y glamurosa.

Por lo dem�s, el libro ser�a para cualquier psiquiatra un ejemplo de complejo de Edipo de manual. Bos� adora a su madre, que le apoya y comprende. Y admira y detesta el machismo del torero, quien no comprende su sensibilidad y la afici�n a la cultura de su hijo. Domingu�n intenta convertirle en un hombre, ense��ndole a matar animales y meti�ndole en la cama de una africana, menor de edad, cuando su hijo ten�a solo 10 a�os. Con este panorama, el entendimiento entre unos y otros era imposible y dinamit� a la familia. Pero no para siempre. Las relaciones entre el matrimonio o los padres y sus hijos fueron siempre una monta�a rusa de atracci�n y rupturas.

Luc�a quiso pegarle dos tiros a su marido cuando la enga�aba con la joven y atractiva Mariv� Domingu�n, a la que llamaban la poup�e (mu�eca), "la m�s puta de las putas y encima prima carnal de tu padre", dec�a. Y una noche que Luis Miguel y su amante celebraban una fiesta en la finca del torero, Luc�a se present� all� con los ni�os, su incondicional Reme, la Tata, y una escopeta. El esc�ndalo fue monumental, la velada acab� casi en tragedia y la casa en llamas. Literalmente.

Pero ni Luis Miguel era tan terrible, cruel y desp�tico como lo presenta su hijo, ni Luc�a la madre ejemplar volcada en ocuparse de sus ni�os. "Soy hijo de dos animales de pura raza, bellos a rabiar, fascinantes, �nicos e irrepetibles, con naturalezas extremadamente resistentes a las adversidades", retrata Bos� a sus padres.

Miguel Bos�, de ni�o, con sus padres.
Miguel Bos�, de ni�o, con sus padres.

El libro refleja las contradicciones y medias verdades del artista en una versi�n un tanto sesgada de las vivencias del clan. Y es que al final de la vida del torero, retirado ya en el campo junto a su esposa, Rosario Primo de Rivera, Miguel pasaba encantado largas temporadas con el matrimonio.

Luis Miguel entendi� o toler�, por fin, que su �nico hijo var�n no quisiera ser torero ni abogado y que se hubiera enfundado mallas para estudiar ballet, animado por Pablo Picasso. O que regresara de su estancia en Londres con melena, plataformas y se subiera al escenario vestido con una falda.

La primera parte es un ajuste de cuentas, no solo con su padre, tambi�n con algunos miembros de la familia Domingu�n, "malas personas" que odiaban a Luc�a y le hac�an la vida imposible. Y arremete contra la buena sociedad de Madrid donde consideraban a Luc�a Bos� una actriz comunista, con costumbres y amistades demasiado modernas y liberales. Bos� describe con todo detalle las infidelidades de Domingu�n. Como en una ocasi�n, durante una fiesta en Somosaguas, cuando los ni�os ven que la puerta del office estaba bloqueada por la espalda de su padre, escuchando los gemidos del torero, mientras una de las camareras le hac�a una felaci�n.

Luis Miguel Domingu�n y Luc�a Bos� con sus tres hijos en una imagen de 1970.
Luis Miguel Domingu�n y Luc�a Bos� con sus tres hijos en una imagen de 1970.KORPA

Tambi�n enumera las famosas amantes que pasaron por la cama del matador, con cierta admiraci�n, al tratarse de conquistas como Liz Taylor, Deborah Kerr, Mar�a F�lix, Brigitte Bardot, Ira de F�rstenberg. Y su reconocido romance con Ava Gardner, a quien Miguel visit� despu�s con mucho cari�o en Londres.

En cambio, apenas da nombre a los amantes de su madre, aunque reconoce el derecho de Luc�a a disfrutar de su libertad. Habla de un personaje marroqu� y de alguien que la hizo llorar durante d�as, algo ins�lito en una mujer tachada de distante y poco sentimental, pero no menciona los amores de Luc�a con el escritor Michi Panero, ni tampoco a Manolo, uno de los componentes del grupo Los Bravos. No oculta el reencuentro de Luc�a con el actor Walter Chiari, antiguo amor de sus tiempos de actriz en Italia, en un lujoso yate en el que tambi�n estaban invitados Miguel y el torero, ya divorciado de Luc�a.

Una coincidencia que no pudo soportar Domingu�n, celoso siempre de no ser el �nico hombre de su ex mujer. Y es que el amor entre ellos, a veces t�xico, nunca se extingui� del todo y al final de la vida del matador Luc�a ten�a un trato cordial y afectuoso. "Normal por fin", califica el hijo.

REVOLC�N CON AMANDA LEAR

De su propia sexualidad, Miguel cuenta que se enamoraba de sus compa�eras de clase, seguidos m�s tarde de su excitaci�n permanente cuando ve�a a las hermosas mujeres que tomaban el sol desnudas, en el yate de los amigos de su padre.

Invitados padre e hijo en casa de Dal� en la Costa Brava, sedujo a Miguel la musa del pintor, Amanda Lear, y con la modelo perdi� la virginidad. Algo que hizo feliz a Luis Miguel, siempre temeroso de que su hijo llegara a ser una Mariquita P�rez, como le llamaba, porque no le gustaba cazar. Pero la fama de transexual de Amanda despert� la curiosidad del torero, que le pidi� detalles a su hijo de c�mo hab�a sido el revolc�n. Miguel nunca se lo explic�.

Desde entonces hubo cierta complicidad entre padre e hijo, que navegaban juntos en yates de millonarios amigos, como Roussel, el magnate farmac�utico cuyo hijo, drogadicto empedernido, se cas� m�s tarde con Cristina Onassis. Con ellos compart�an crucero Romy Schneider y su marido de entonces, un austriaco siempre borracho. Domingu�n le pagaba a Miguel 1.000 pesetas por cada pastilla para dormir que le met�a al austriaco en el whisky para dejarlo inconsciente mientras el torero se acostaba con la protagonista de Sissi. Con esos miles de pesetas, Miguel hizo su primer viaje a Londres para empezar a disfrutar su libertad.

La aparici�n de Helmut Berger en la vida de Miguel y Luc�a, que proteg�a al actor, evidencia su bisexualidad, aunque la pasi�n que vive con el alem�n en su propia casa de Somosaguas irrita a Luc�a, celosa de la relaci�n.

Tambi�n desvela Bos� su primer contacto con la coca�na. Se la ofreci� Luis Su�rez, amante de Flora, la esposa de Marcelo Mastroianni. Su�rez no solo le ofrece una raya. Detalla Miguel que le empotr� contra la pared y acabaron enredados en la cama con pasi�n desbordante. Flora les sorprendi�, le hizo gracia la escena y propuso un tr�o. A Luc�a en cambio, no le gust� lo que estaba viendo y se fue muy enfadada.

Miguel deja claro la tolerancia de su madre hacia su vida sentimental, pero no dice lo que pensaba su padre al respecto. Domingu�n, seguramente, se dio cuenta de que su hijo era mucho m�s que la nenaza y el maric�n que tanto pronosticaba desde que era ni�o.

En una versi�n anterior se atribuy� por un error de edici�n al legendario futbolista Luis Su�rez los hechos relatados por Miguel Bos� en su autobiograf�a.

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