Después de que una tostada quemada arruine su noche, James y Max crean un tostador inteligente... pero tienen ideas muy diferentes sobre cómo educarlo.
La madre de James lo convierte en un smartphone para ver si es lo suficientemente responsable como para tener uno. Pero no averiarse es más difícil de lo que esperaba.
James mata a una mosca, y al día siguiente el señor McMosca le cuenta que su abuela ha desaparecido. Pensando que la ha matado él, James se afana por ocultar su crimen.
Mientras hacen cola para conseguir unas costillas asadas a fuego lento, James y Max conocen a una chica llamada Echo que dice venir de un futuro sin alimentos procesados.
Cuando James salva por casualidad al señor McMosca de un abusón, el gamberro se venga entrando en el cuerpo de James para sembrar el caos desde dentro.
Cansado de ser el único que no ha encontrado su rollo, James se une al club de sentimentalismo del instituto. El único problema es que eso es el rollo de Max.
En lugar de enfrentarse a Echo por su desorden, James intenta hacer que se vaya de la caravana de forma pasivo-agresiva... pero el plan le estalla en la cara.
Cuando los padres prohíben a sus hijos que hagan cosas arriesgadas, James crea un club de lucha de almohadas para que los niños puedan liberar su exceso de energía.
James va en busca de su desconocida abuela, pero descubre que en realidad es un servicio robótico que han contratado sus padres.
Cuando se entera de que puede librarse de la clase de gimnasia por donar sangre, James dona tanta que se arruga y le confunden con un anciano.
Creyendo que atraviesa la crisis de la pequeña edad, James decide tomarse un día libre del instituto, pero un vendedor a domicilio muy pesado no para de interrumpirlo.
Al enterarse de que es demasiado mayor para el menú infantil, James se dirige al laboratorio de clonación del pueblo para poder comer todos los dinonuggets que quiera.
Para demostrar su teoría de que a la gente le gusta cualquier cosa que esté de moda, James crea un musical ficticio sobre un Benjamin Franklin que rapea.
El señor McMosca le promete pizza a la clase si cuidan de un «bebé» harinoso ese día. Pero James pierde los papeles cuando Max decide buscarse otro compañero.
Harto de ir en autobús, James empieza a llevar a los niños a clase en un carrito de golf que se encontró en la basura. Qué pena que el entusiasmo inicial dure tan poco.
Cuando Stuart lo reta a una pelea después de clase, James se prepara para lo peor y usa el aparato de cambio de cuerpo de Echo para ir con ventaja.
Cuando se cuela en la sala de profesores para robar chuches, a James lo confunden con el nuevo sustituto y se enfrenta a la ira de un competitivo señor McMosca.
James, que no ha preparado su presentación oral, se inventa una historia sobre un tesoro perdido en el desierto. Pronto, la ciudad entera sale en busca del botín pirata.
Tras descubrir que el alcalde de Polvo en realidad es un perrito muy mono, James propone a Max para el puesto. Pronto se da cuenta de que ha creado un monstruo.
Tosti vuelve en versión adolescente y empieza a liarla parda. Con el futuro en juego, James, Max y Echo tienen que pararle los pies de una vez por todas.