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Fernando II de Aragón y V de Castilla

Reyes Católicos

Fernando II de Aragón y V de Castilla

Sos, 10 de marzo de 1452 - Madrigalejo, 23 de enero de 1516

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Biografía

Hijo del Rey Juan II de Aragón y de Navarra (1398-1479) y de su segunda esposa, Juana Enríquez (1425-1468), el futuro Fernando El Católico se convirtió en heredero de los Reinos de la Corona de Aragón a los nueve años de edad, después de la muerte de su hermano mayor, Carlos de Viana, en septiembre de 1461. Durante su infancia, recibió una educación humanista bajo la supervisión de Francisco Vidal de Noya, Obispo de Cefalú. En febrero de 1465, el Príncipe se inició en el arte de la guerra después de participar, si bien de forma más testimonial que activa, en la batalla de Calaf. 


El matrimonio de Fernando de Aragón e Isabel de Castilla (1451-1504), por entonces heredera de la Corona castellana, se celebró en Valladolid el 9 de octubre de 1469. La pareja real tuvo cinco hijos: la Infanta Isabel (1470-1498), Princesa heredera y luego Reina de Portugal por su matrimonio con Manuel I (1469-1521); el Príncipe Juan (1478-1497), quien casó con la Archiduquesa Margarita de Austria (1480-1530) y falleció antes de ascender al trono; la futura Juana I (1479-1555), conocida como La Loca, esposa de Felipe I, el Hermoso (1478-1506); la Infanta María (1482-1517), Reina de Portugal al casarse con Manuel I (1469-1521) viudo de su hermana mayor Isabel, y la Infanta Catalina (1485-1536), Princesa de Gales por su boda con Arturo Tudor (1486-1502) y luego, tras enviudar, Reina de Inglaterra como primera esposa de Enrique VIII (1491-1547).
El ascenso de Isabel al trono castellano tuvo lugar el 13 de diciembre de 1474, tras la muerte de su hermanastro Enrique IV (1425-1474). La posición de Fernando en Castilla durante el reinado de su esposa se vio clarificada con la negociación y firma de la conocida como “Concordia de Segovia” (15 de enero de 1475). De acuerdo con los términos de la misma, Isabel fue reconocida Reina propietaria de Castilla pero se dispuso que Fernando recibiera el título de Rey además de otros privilegios. Pese a que algunos de los puntos de la “Concordia de Segovia” limitaban la autoridad del Monarca en el Reino castellano, en la práctica Fernando e Isabel gobernaron conjuntamente hasta el fallecimiento de la Reina en 1504. 


La principal preocupación de los nuevos Reyes a comienzos de su reinado fue consolidar su poder frente a las pretensiones a la Corona de la sobrina de Isabel, Juana, apodada La Beltraneja, que –nacida dentro del matrimonio de Enrique IV y Juana de Portugal– contaba con el apoyo de Alfonso V de Portugal y de algunas ciudades y nobles castellanos encabezados por el Marqués de Villena. La Guerra de Sucesión, que estalló en 1475, se zanjó a favor de la causa isabelina tras la victoria del Rey Fernando en la batalla de Toro (Zamora), el 1 de marzo de 1476, y concluyó con la firma de los Tratados de Alcaçovas-Toledo entre Portugal y Castilla en septiembre de 1479. 
Poco antes, en enero de ese mismo año 1479, Fernando se convirtió en Rey de la Corona de Aragón. Su ascenso al trono conllevó la unión dinástica de los dos grandes Reinos peninsulares, Castilla y Aragón, si bien ambos continuaron manteniendo sus propias leyes, instituciones y monedas. En 1496, el Papa Alejandro VI concedió a Fernando e Isabel el título honorífico de “Reyes Católicos” en reconocimiento a su labor en la defensa y expansión del catolicismo. 


En materia de política interior, los Reyes Católicos aspiraron a dar cuerpo a una Monarquía fuerte y bien vertebrada, dotada de estructuras renovadas tanto en la Administración central y municipal como en los ámbitos jurídico y militar. No obstante, pese a que Fernando se implicó de manera directa en el desarrollo de este proceso, la guerra y las relaciones internacionales fueron dos de las esferas de gobierno sobre las que el Rey proyectó una influencia más acusada. La política exterior desarrollada por Fernando El Católico, con la aprobación de la Reina Isabel, estuvo dictada por la rivalidad con la Francia de Carlos VIII y Luis XII y cristalizó en el establecimiento de alianzas con Austria, los Países Bajos, Inglaterra, Venecia y la Santa Sede. Las hostilidades con Francia, que tuvieron como escenario principal a Italia, se saldaron con la incorporación a la Corona de Aragón de los Condados del Rosellón y la Cerdaña, en virtud del Tratado de Barcelona de enero de 1493, y del Reino de Nápoles tras la victoria obtenida en Garellano (28-29 de diciembre de 1503) por Gonzalo Fernández de Córdoba, El Gran Capitán. Asimismo, otros de los intereses de Fernando El Católico en el marco de las relaciones internacionales fueron la defensa del Mediterráneo frente a la amenaza turca; la expansión por el Norte de África, que culminó con la toma de Melilla (1497), Orán (1509), Argel y Bugía (1510); y la delimitación de las esferas de influencia castellana y portuguesa en el Atlántico tras el descubrimiento de América por Cristóbal Colón (1492) y la conclusión de la conquista de las Islas Canarias (1478-1496), que desembocó en la firma del Tratado de Tordesillas entre ambos Reinos en junio de 1494. Finalmente, en el ámbito peninsular, son de destacar el final de la Reconquista, que se produjo después de que Granada se rindiera a los Reyes Católicos en enero de 1492, tras diez años de guerra, y la incorporación del Reino de Navarra a Castilla en 1515. 


La muerte de la Reina Isabel el 26 de noviembre de 1504 varió la posición de Fernando El Católico en el Reino castellano y entregó el poder a los nuevos Reyes, Juana I y Felipe El Hermoso. En esta coyuntura, Fernando El Católico firmó con Luis XII de Francia el Tratado de Blois (octubre de 1505); contrajo un segundo matrimonio con la Princesa francesa Germana de Foix (1488-1538) el 18 de marzo de 1506, y abandonó el Reino castellano después de negociar con Felipe El Hermoso la conocida como “Concordia de Villafáfila” (27-28 de junio de 1506), que, además, declaraba a Doña Juana inhábil para gobernar. 


Fernando El Católico retornó a Castilla procedente de Nápoles en el verano de 1507, tras el fallecimiento del Rey Felipe el 25 de septiembre del año anterior. La Reina Juana, incapaz de ejercer el poder debido a su teórico desequilibrio mental, fue recluida en Tordesillas por orden de Fernando El Católico, que gobernó Castilla hasta su muerte en Madrigalejo (Cáceres) el 25 de enero de 1516. Los restos del Monarca reposan junto a los de su primera esposa, Isabel La Católica, en la Capilla Real aneja a la Catedral de Granada. 

Fuente: Real Academia de la Historia (https://www.rah.es)