Meigas gallegas. Habelas, hailas.

Habelas, hailas. El misterio rodea a las meigas gallegas

Meigas gallegas. Se dice que habelas, hailas y os puedo asegurar que es verdad. Debemos comprender, sin embargo, que las meigas no responden a la imagen que nos viene a la cabeza cuando pensamos en una bruja. En Galicia, esa figura se correspondería mucho más con nuestras bruxas. Las meigas son más complejas y tienen muchas formas: desde mujeres normales que crean todo tipo de medicinas gracias a su conocimiento del entorno natural (conocidas como menciñeiras) hasta terroríficas y deshumanizadas abominaciones como la meiga chuchona.

Impresionante imagen de una de las meigas gallegas

Las meigas de la mitología gallega vienen de antiguo. Son las equivalentes y sucesoras de las hechiceras que salen en La Farsalia, El Asno de Oro, en La Metamorfosis, en El Satíricon, en La Odisea o en Las Argonáuticas. Es la misma figura y solamente ha habido un cambio, un punto de inflexión: con la llegada del cristianismo, el culto a diosas como Hécate y Diana fue sustituido por el culto al diablo. A partir de este momento, estas figuras ambivalentes, temidas y, muchas veces, caprichosas, fueron asociadas a la imagen actual de la bruja.

Es crucial diferenciar a las meigas gallegas y a las bruxas gallegas. La palabra «bruxa» procede del gallego antiguo, antepasado del portugués y del gallego actual, y significa «bruja». La tradición popular asocia a las brujas con actos malvados y con pactos con el diablo. Por su parte, la figura de la meiga es mucho más compleja, pero se puede decir que es una mujer sabia, independiente, con ciertos poderes místicos y un enorme conocimiento del medio natural que, sumado al misterio que la rodea, aumenta su leyenda de una manera drástica.

Meigas gallegas: poniéndonos en situación

Hace mucho tiempo que tenía ganas de escribir este artículo, pero me imponía mucho respeto. La figura de la meiga se mezcla con la de la bruxa y existe mucha confusión al respecto. También es cierto que he creado este blog para documentar los seres míticos que salen en mi novela (y sale una meiga). Después lo he aumentado para hablar de todos los seres míticos de las mitologías de la península y de las naciones celtas. Pero las brujas no son seres míticos, o bien lo son solo en parte: son mujeres normales, vivas, palpables. Siempre lo han sido, a pesar del aura de misterio que las lleva envolviendo desde la antigüedad.

Lo más importante de todo, lo que más problemas me ha dado, es la terrible confusión existente sobre la identidad y la moralidad de las bruxas y las meigas gallegas. Hay autores, como el renombrado antropologo Carmelo Lisón Tolosana, que creen que las meigas son malvadas adoradoras del demonio y que las bruxas son su contrapartida (y que son buena gente). No soy partidario de esta corriente de opiniones. Yo me identifico más con otra que dice que las meigas son figuras antiquísimas y, por lo tanto, ambivalentes y con una imagen cambiante por zonas. A esta teoría le da peso el hecho de que existan tantos tipos de meigas, mientras las bruxas son, sencillamente, nuestras brujas de Galicia, con esa imagen tan típica y estereotipada.

Las bruxas serían, según esta teoría, lo que el cristianismo fabricó al demonizar la figura de las meigas gallegas, de las curandeiras. Los autores del Diccionario de los seres míticos gallegos llegan a una conclusión muy parecida:

Creemos que, originalmente, las meigas podian efectuar sus exorcismos en un sentido ambivalente, bueno o malo. Incluirían, por lo tanto, a las actuales bruxas, y a las sabias, vedoiras, curandeiras, etc…

Las creencias en su poder benefactor no desaparecieron por completo. En El Alto das Meigas en Mundil (Celanova), hasta no hace muchos años se practicaba un rito que así lo confirma. Allí subían las jóvenes de la comarca en el amanecer del día de San Juan con un cacharro de agua y un peine, pero sin hablar con nadie. Al llegar, comenzaban a dar vueltas alrededor de unas losas parecidas a las de un lavadero y se peinaban, mientras rezaban siete salves. Cuando acababan, volvían a casa sin hablar con nadie, seguras de haber hecho lo necesario para conseguir belleza, tener salud y casarse rápido y bien. Ahora se interpreta que este rito era efectivo porque desde el lugar se ven nueve iglesias parroquiales. Cristianización y aculturación por las bravas.

Xoán R. Cuba, Antonio Reigosa, Xosé Miranda. Diccionario de los seres míticos gallegos.

Habelas, hailas

Vamos al tema. Las bruxas y meigas tienen una enorme importancia en el folclore y la mitología de Galicia. Son una de esas figuras tan importantes para una nación, que se filtran en el lenguaje. De esa manera, «cousas de meigas» o «es cosa de meigas» se utiliza para hablar de algún misterio que parece no tener explicación. «¡Meigas fora!» se utiliza para alejar la mala suerte y «Nin que te mirase unha meiga» (ni que te viese una meiga) o bien «debeume mirar una meiga» (me ha debido mirar una meiga) se utilizan para las personas que tienen rachas prolongadas de mala suerte.

Hay que decir a la palabra bruxa no le ha pasado esto, lo que vuelve a darle peso a esta última teoría de que las bruxas son una deformación y demonización cristiana de la figura de la meiga.

No hay que olvidar los que, a mi juicio, son los otros dos grandes mitos populares gallegos, por un lado, las meigas, a las que se las considera como personas dotadas de ciertos poderes ignorados por la mayoría, que hay que diferenciar de las bruxas, que son personajes malvados que se dedican a hacer el mal, echar el mal de ojo, hechizar o realizar fechorías dañinas para los humanos y, por otro lado, los mitos generados en torno al lobo, cuyas figuras centrales son el lobishome, el lobo da xente y la peeira dos lobos.

Manuel Martín Sánchez. Seres míticos y personajes fantásticos españoles.
Imagen misteriosa de sombras de una meiga y unos pájaros

Bruxas y meigas gallegas

Galicia, Asturias y buena parte de León fueron, durante mucho tiempo, un mismo territorio, una misma provincia romana y, tras la caida de este gran imperio, un mismo reino suevo. Tenemos un pasado común. Tenemos una herencia común. Nuestras meigas, igual que nuestras mouras, igual que nuestros trasnos, como una gran parte de nuestro folclore y nuestra identidad, son los suyos también. Porque somos hermanos y tenemos fuertes lazos.

En todas estas tierras entienden a las meigas como mujeres poseedoras de misteriosos poderes mágicos. Atesoraban saber. Poseían conocimiento y se mantenían apartadas de los colectivos, lo que aumentaba su misterio. La gente acudía a ellas con preguntas, o buscando ungüentos y medicinas, pues, aunque no siempre bien vistas, eran reputadas curanderas.

Cuando una de estas meigas lanzaba un hechizo, un maleficio o un mal de ojo, esto se llamaba (y se sigue llamando) meigallo. Los efectos que pueden tener van desde que las personas o los animales enfermen hasta que tengan mala suerte y todo tipo de desgracias.

…Máis, preto de Sada, á man esquerda segundo se entra pola estrada de a Cruña, hai un monte nomeado Lixandre, que sempre deu que pensar a nenos e vellos. Non se ten noticia de que se atrevera ninguén a entrar de noite naquela arboreda. No medio do monte hai aínda un croio que non poden abrazalo dous homes, e que lle chaman a Pedra das Agullas. Decían noutros tempos que quen tocara a esta pedra morrería dentro dos nove días xustos, debido a un encantamento que lle deran os mouros. Pola banda do leste está a moi nomeada Quenlle, que os homes sabidos dín que foi unha mina de estaño no tempo dos fenicios, pero que agora é o sitio onde se xuntan de noite as estadeas, meigas e lugrumantes pra faceren parlamento. Polo menos así coidaban fai anos os viciños da vila,e non sei se pensarán o mesmo agora…


…También, cerca de Sada, a mano izquierda entrando por la carretera de La Coruña, hay una montaña llamada Lixandre, que siempre ha dado en qué pensar a niños y ancianos. No hay noticias de que alguien se haya atrevido a entrar en esa arboleda de noche. En medio de la montaña todavía hay una roca que dos hombres no pueden abrazar, y la llaman Pedra das Agullas. Decían que quien tocara esta piedra moriría a los nueve días exactos, debido a un encantamiento de los mouros. En el lado este está el famoso Quenlle, que los sabios dicen que fue una mina de estaño en la época de los fenicios, pero que ahora es el lugar donde se reúnen las meigas por la noche, para celebrar su parlamento. Al menos así pensaban los vecinos del pueblo hace años. No sé si ahora pensarán lo mismo…

Fragmento del relato “O escarmento” (A Nosa Terra, 1908) de Manuel Lugrís Freire (Sada, 11 de febreiro de 1863 – A Coruña, 15 de febreiro de 1940). Fuente: Guia de Campo da Galicia Encantada.

La creencia en las meigas gallegas (y en las bruxas) llegó a ser tan popular que el Obispado de Orense proclamó su excomunión, y no fueron pocas las mujeres quemadas en la hoguera acusadas de meigas. Entre ellas, la famosa María Soliña, una mendiga acusada de brujería que fue torturada hasta que confesó aquello de lo que le acusaban.

Grabado representando una de las meigas gallegas de las que hablamos

Tipos de meigas gallegas

Tal vez la imagen más asociada a las meigas gallegas es la de mujer, normalmente de campo, de edad avanzada y misterioso comportamiento. Se ha especulado sobre si esta imagen estará impregnada por el recuerdo de la antigua figura de los druidas o de sus equivalentes en nuestras tierras. Ahora bien: existen algunos tipos de meigas a parte de la «clásica». Algunos autores enumeran muchos tipos más, pero lo que están haciendo en realidad es «raptar» a otros seres míticos gallegos, como las feiticeiras o las lavandeiras, y ponerles el título de «meiga». Ahí va el listado de las que yo considero auténticas meigas, con sus características:

Menciñeiras: Son las herederas de los druidas. Mujeres sabias, amplías conocedoras de todo lo relacionado con la naturaleza. Viven en los bosques, algo apartadas de las poblaciones, pero no mucho. La gente habla mal de ellas y las teme, pero acaban acudiendo a ellas cada vez que necesitan una medicina, un tónico de cualquier tipo (amor, virilidad), o incluso un veneno.

Cartuxeiras: Una cartuxeira puede ser una simple mujer que echa las cartas. Sin embargo, si se trata de una meiga, entonces la cartuxeira siempre acierta. Esto sucede así porque, al igual que las vedoiras pueden ver a los espíritus, las cartuxeiras poseen dones adivinatorios que canalizan haciendo uso de las cartas. Son adivinadoras del porvenir y excelentes consejeras en asuntos amorosos, acontecimientos familiares, enfermedades y muertes. También saben de tesoros escondidos, como atestiguan un par de relatos populares del folclore gallego.

Vedoiras: Las vedoiras son meigas capaces de vivir en comunidades humanas. Son indistinguibles de mujeres normales, de hecho. Su gran diferencia con estas es el hecho de tener la capacidad de ver a los espíritus de los difuntos y a cualquier tipo de fantasma. Pueden ver, por lo tanto, las procesiones fantasmales como la Santa Compaña y la Compañía das Xas. Hay personas normales que pueden tener estos mismos poderes: son aquellas que, por error, han sido bautizadas con el óleo de los difuntos en lugar de con el del bautismo.

En el silencio de la noche, se comenzaron a escuchar unos movimientos en el palacio del cuélebre. Este comenzaba a moverse. Pronto lo vimos, subiéndose a la estatua del centro de las ruinas. Desde allí clavó los ojos en Áine. Después comenzó a registrar el borde del bosque con su aguda mirada. Tanto ella como yo sentíamos que todo estaba perdido, pero, proveniente del oeste, comenzó a escucharse una risa que iba ganando intensidad. Eso llamó la atención del cuélebre, que se giró en esa dirección.

Algo pasó volando a toda velocidad por encima de nosotros, entre antinaturales carcajadas. 

Fuese lo que fuese, era una figura humanoide subida a algo estrecho y alargado, como si fuese a caballo. Pero eso que le permitía volar no era ningún tipo de animal. Parecía un simple palo. Volvió a pasar por encima del cuélebre y lanzó un pequeño objeto sobre su cabeza. Este estalló formando una nube de polvo oscuro, que el viento dispersó con rapidez. El rugido de la bestia fue ensordecedor.

David Das Tebras. La hija de la Ayalga.

Meigas chuchonas: Son consideradas las meigas más peligrosas. Son malvadas y tienen la capacidad de cambiar su rostro y también la de transformarse en criaturas tales como asquerosos insectos. Al adoptar esta forma, estas meigas se introducen en las casas por la noche para chuparle la sangre a los niños. Tras dos o tres visitas de una meiga chuchona, el infante fallece.

Meiga de los dientes verdes: En Carballo (A Coruña), en el Castro de Rebordelos, hay una meiga con los dientes verdes. Anda todos las noches por los caminos en busca de chiquillos. A los que coge, ya no se les vuelve a ver jamás. Aparte de ser un asustaniños similar a Mariamanta, esta meiga sobrenatural recuerda a la Orcavella y a las británicas Jenny Greenteeth, Peg Powler y Black Annis.

La chuchona es la más peligrosa y terrorífica de las meigas gallegas.

Los parlamentos das meigas

En Galicia, a las reuniones de meigas y bruxas, equivalentes a los aquelarres vascos, se les llama parlamentos das meigas. Se dice que se celebran zonas alejadas de pueblos y ciudades, como arenales y cumbres de montes. Esto es algo comprobado. También se dice que tienen lugar en camposantos y encrucijadas. Yo no estoy tan seguro de esto y creo que es una información que procede de una visión ficticia y mediatizada de la imagen de las brujas.

En Galicia hay muchos lugares en los que se celebran estas reuniones. Algunos de ellos ámpliamente conocidos por la gente. Ese es el caso del Arenal de Areas Gordas, en Cangas do Morrazo, que sale en el Conxuro de la Queimada, o el del Monte Faro, en Chantada.

Otros son de carácter más local, como el de Monfadal en Mondoñedo, A Espenuca en Coirós (dónde las meigas de la Terra Chá aprendían a volar); y hasta los hay de ámbito parroquial como el que se celebra en el Muiño de Couso en Santo Estevo de Rececende, en A Pontenova, tierra denominada por la comarca como O Meigarelo por su abundancia en meigas. También son lugares de reunión las llamadas Eiras das Meigas, que en algunos casos son auténticos círculos líticos donde las chantas (losas) que los delimitan son conocidos asientos de meigas.

Xoán R. Cuba, Antonio Reigosa, Xosé Miranda. Diccionario de los seres míticos gallegos.

Esto es lo que le aconteció a uno de Merlán, en Palas de Rei, que se topó en el camino con dos Meigas y le dijeron:

―Mingos, Mingos, vamos a Sevilla. ¿Quieres ir por aire o por tierra?

Y dice Mingos:

―¡Ay, por aire!

Y lo llevaron por el aire, pero lo sentaron encima del campanario de la iglesia de Guimarei, en Friol, y allí lo dejaron toda la noche expuesto a la helada. Al día siguiente, cuando lo vieron los vecinos, llamaron al cura.

Y él decía:

―Ay, señores, por Dios, no me asusten, que a mí me han traído las meigas aquí, y aquí estoy, ahora a ver que hacen.

Y estaba con todo al aire como su madre lo había parido.

Relato recogido en el Diccionario de los seres míticos gallegos, de Xoán R. Cuba, Antonio Reigosa, Xosé Miranda.

Y esto es lo que se cree saber sobre las meigas gallegas

Pero, a la vez, es solamente el principio. Próximamente crearé posts sobre las brujas, las feiticeiras y la meiga chuchona. Después de eso, tal vez haga un super post con todas las bruxas y las meigas de Galicia.

Porque habelas, hailas.

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Un abrazo enorme. Muchas gracias por leerme.

Sentid, vivid y no os rindáis nunca.

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