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Dirección: Kathryn Bigelow
Reparto: Catherine McCormack, Elizabeth Hurley, Josh Lucas, Katrin Cartlidge, Sean Penn, Sarah Polley
Título en V.O: The Weight of Water
Nacionalidad: USA Año: 2000 Duración: 113 Género: Thriller Color o en B/N: Color Guión: Alice Arlen, Christopher Kyle Fotografía: Adrian Biddle Música: David Hirschfelder
Sinopsis: Isla Smuttynose, frente a la costa de New Hampshire. Una fotógrafa (Catherine McCormack) intenta averiguar aspectos oscuros de un crimen sucedido un siglo antes: el de dos jóvenes inmigrantes noruegas, brutalmente mutiladas. Un hombre fue ahorcado por aquello, pero siempre mantuvo que era inocente. En la búsqueda de la verdad la acompañan su marido (Sean Penn), el hermano de este (Josh Lucas) y su explosiva novia (Elizabeth Hurley).

Crítica

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Kathryn Bigelow ha querido probar terrenos nuevos y se ha encontrado de bruces con el rechazo. "El peso del agua" ha tardado más de un año en estrenarse y se le ha hecho un examen implacable, feroz, que ni la película ni la Bigelow merecen. La aureola de directora moderna, muy moderna, capaz de renovar y dignificar el cine de acción e introducirse en un futurismo ambicioso y tecnológico no hacían prever este giro hacia un cine literario, ampuloso y pasional. Pero Kathryn Bigelow se atrevió a adaptar la novela de Anita Shreve, una historia de crimen, celos y crisis emocionales contada en dos tiempos: un doble asesinato en la costa de New Hampshire en 1873 y las relaciones entre dos parejas en un velero en la actualidad, que incluye a una fotógrafa que investiga el viejo crimen y se deja influir emocionalmente por él. Un pasado ejerciendo una influencia sobre el presente en personas que no tuvieron que ver con los hechos: esa es la mayor ambición y la mayor falla de un guión imperfecto (también lo eran los de "Le llaman Bodhi" y "Días extraños", no lo olvidemos), pero que Kathryn Bigelow utiliza para crear un ambiente hipnótico y fascinante en ambos tiempos que, eso sí, no terminan de casar ni justificar su relación argumentalmente.Pero, por encima de los hechos, sobrevuela la extraña fascinación entre las dos mujeres actuales y la propia directora (con una Elizabeth Hurley exhibicionista total), la intensa expectación creada a lo largo del relato (aunque frustrada por el cojo desenlace), el enrarecido clima de secretos y confesiones que se crea en el velero, el misterio que transmite la vieja historia y una tormenta final esplendorosa. Otros son venerados por mucho menos.>>Para amantes del thriller literario sin prejuicios.Lo mejor: la capacidad de la Bigelow para crear imágenes poderosas.Lo peor: la deficiente conexión entre las dos historias.