En lo alto del pueblo de Écouen (situado en Valle de Oise, a 20 kilómetros al norte de París) este elegante castillo con vistas a la Llanura de Francia se alza en el corazón de un vasto bosque patrimonial, Esta antigua residencia construida por la condestable Anne de Montmorency, riquísima ministra de Francisco I y su hijo Enrique II, es uno de los monumentos más bellos de Valle de Oise.
Construido en el siglo XVI sobre una antigua fortaleza medieval, cuya misión era garantizar la protección de la capital, el castillo albergó posteriormente una prisión militar, un hospital y, finalmente, la Casa de la Legión de Honor. En 1977 se convirtió en la sede del Museo Nacional del Renacimiento, que desde entonces exhibe una de las colecciones de artes decorativas renacentistas más ricas de Francia. El principal atractivo del lugar reside en sus suntuosas colecciones, en las que están representados todos los campos artísticos en boga entre los siglos XV y XVII: esculturas, pinturas, vidrieras, tapices, cerámicas, orfebrería, muebles, cueros pintados, esmaltes, armas, etc.
La diversidad de obras pertenecientes a varias generaciones de artistas de diferentes tendencias harán las delicias de los amantes del arte. Y es que, inspiradas por los relatos bíblicos y la cultura antigua, las obras expuestas ilustran la corriente humanista que recorrió la Europa del Renacimiento. Una de sus obras maestras es el extraordinario tapiz de la Historia de David y Betsabé, con sus 75 metros de longitud. Las chimeneas decoradas y pintadas, que evocan los escritos del Antiguo Testamento, se codean con revestimientos de madera, vidrieras y suelos de loza.
El castillo, construido por artistas de renombre como el arquitecto Jean Bullant, está rodeado por un gran parque de 19 hectáreas diseñado en el siglo XVII por Jules Hardouin-Mansart. Cuando se inauguró el museo los exteriores fueron remodelados para devolverle a la finca su aspecto original. Al fondo del parque se encuentra la fuente Hortense con su estanque. Estos vestigios del pasado le guiarán por los hermosos senderos del inmenso bosque de Écouen, escenario de espectaculares cacerías en otros tiempos. Esta extensa zona boscosa de 104 hectáreas es ideal para darse un bonito paseo.
Congresos, conciertos de música clásica, exposiciones y cine al aire libre animan el castillo durante todo el año.
