En el arranque de Top Gun: Maverick, Tom Cruise aparece perfilado a contraluz, a través de una puerta que, al abrirse, muestra el resplandor del desierto del Mojave: su personaje, Maverick, se encuentra allí probando un prototipo de caza ultrasónico. La fuerza icónica de esta imagen remite a la clausura de Centauros del desierto (1956), en la que John Wayne arrastraba su figura renqueante por el Monument Valley. Como el film de John Ford, la secuela de Top Gunafianza su discurso sobre el mito de un héroe trágico, un hombre asediado por los fantasmas y traumas del pasado.

La analogía entre el cowboy y el aviador resulta fructífera: Wayne simbolizó la pervivencia de los valores del sur americano y del cine clásico de Hollywood, mientras que Cruise lucha con tesón y nobleza por mantener viva la llama del blockbuster surgido en la década de 1970. Sin embargo, existe una diferencia importante entre ambas leyendas: Wayne llegó a un acuerdo con la vejez para formular uno de los crepúsculos más emotivos del cine, mientras que Cruise ha hecho de su batalla atlética y quirúrgica contra el tiempo la prueba de fuego de su intachable ética profesional.

La eterna juventud de Cruise abre una brecha entre la nueva Top Gun y otras operaciones de rescate de hitos fílmicos ochenteros. Así, mientras los revivals de Indiana Jones, Rocky o Star Wars ponían el acento en la idea del relevo, Top Gun: Maverick sitúa al héroe “viejoven” en el centro de todas las disputas. Cruise no parece necesitar herederos, igual que no requiere de dobles de acción: verle resistir violentas fuerzas G es casi tan excitante como asistir a los memorables esprints de Ethan Hunt.

Con una trama que se las ingenia para reeditar la mayoría de las situaciones del film original, Top Gun: Maverick reparte de manera desigual sus anhelos de corrección. Por un lado, se esmera en no desvelar el nombre de la nación involucrada en un proyecto secreto de enriquecimiento de uranio; sin embargo, en materia de equidad de género, el film hace escasos esfuerzos por integrar a la mujer en su trama aeronáutica. A la postre, la nueva Top Gun –más interesada por el fetichismo nostálgico que por el exceso de testosterona del film original– debe todo su encanto al carisma indeleble de Cruise. Él es el verdadero efecto especial de la película.

Para creyentes en la eterna juventud del blockbuster ochentero

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Lo mejor: el emotivo reencuentro entre Maverick y Iceman.
Lo peor: la rutinaria repetición del esquema narrativo de 'Top Gun'.

FICHA TÉCNICA

Dirección: Joseph Kosinski Reparto: Tom Cruise, Miles Teller, Jennifer Connelly, Jon Hamm, Val Kilmer Título original: Top Gun: Maverick País: EE.UU. Año: 2022 Fecha de estreno: 26–05-2022 Género: Acción Guion: Ehren Kruger, Eric Singer, Christopher McQuarrie Duración: 131 min.

Sinopsis: Después de más de 30 años de servicio como uno de los mejores aviadores de la Armada, Pete "Mavericks" Mitchel (Tom Cruise) se encuentra donde siempre quiso estar, superando los límites como un valiente piloto de pruebas y esquivando el ascenso de rango, que no le dejaría volar emplazándolo en tierra. Cuando se encuentra entrenando a un grupo de graduados de Top Gun para una misión especializada, Maverick se encuentra allí con el teniente Bradley Bradshaw (Miles Teller), el hijo de su difunto amigo "Goose".

preview for 'Top Gun Maverick': El entrenamiento llevado a cabo por los actores
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Manu Yáñez

Manu Yáñez es periodista y crítico de cine y está especializado en cine de autor, en su acepción más amplia. De chaval, tenía las paredes de su habitación engalanadas con pósteres de ‘Star Wars: Una nueva esperanza’ de George Lucas y ‘Regreso a Howards End’ de James Ivory, mientras que hoy decora su apartamento con afiches de los festivales de Cannes y Venecia, a los que acude desde 2003. De hecho, su pasión por la crónica de festivales le cambió la vida cuando, en 2005, recibió el encargo de cubrir la Mostra italiana para la revista Fotogramas. Desde entonces, ha podido entrevistar, siempre para “La primera revista de cine”, a mitos como Clint Eastwood, Martin Scorsese, Angelina Jolie, Quentin Tarantino y Timotheé Chalamet, entre otros.

Manu es Ingeniero Industrial por la Universitat Politécnica de Catalunya, además de Máster en Estudios de Cine y doctorando en Comunicación por la Universitat Pompeu Fabra. Además de sus críticas, crónicas y entrevistas para Fotogramas, publica en El Cultural, el Diari Ara, Otros Cines Europa (escribiendo y conduciendo el podcast de la web), la revista neoyorkina Film Comment y la colombiana Kinetoscopio, entre otros medios. En 2012, publicó la antología crítica ‘La mirada americana: 50 años de Film Comment’ y ha participado en monografías sobre Claire Denis, Paul Schrader o R.W. Fassbinder, entre otros. Además de escribir, comparte su pasión cinéfila con los alumnos y alumnas de las asignaturas de Análisis Fílmico de la ESCAC, la Escuela Superior de Cine y Audiovisuales de Cataluña. Es miembro de la ACCEC (Asociación Catalana de la Crítica y la Escritura Cinematográfica) y de FIPRESCI (Federación Internacional de la Prensa Cinematográfica), y ha sido jurado en los festivales de Mar del Plata, Linz, Gijón, Sitges y el DocsBarcelona, entre otros. 

En el ámbito de la crítica, sus dioses son Manny Farber, Jonathan Rosenbaum y Kent Jones. Sus directores favoritos, de entre los vivos, son Richard Linklater, Terence Davies y Apichatpong Weerasethakul, y su pudiera revivir a otros tres serían Yasujirō Ozu, John Cassavetes y Pier Paolo Pasolini. Es un culé empedernido, está enamorado de Laura desde los seis años, y es el padre de Gala y Pau.