Verdad o reto (2018), de Jeff Wadlow

Olivia pasa unos días primaverales de vacaciones locas en México con una camarilla de amiguetes de la universidad en busca de alcohol. Conocerá a un chico que les conduce a una antigua misión católica, en la que los presentes juegan al clásico “Verdad o Reto”, donde por turnos los participantes eligen si contestarán a una pregunta comprometida o aceptarán un desafío. Por desgracia, nunca podrán abandonar, pues cuando se vayan empezarán a tener visiones que les obligan a seguir participando, y si mienten o no superan la prueba (en función de lo escogido), les espera la muerte.

No resulta habitual en el maltratado género de terror encontrar premisas interesantes. En este sentido, el realizador Jeff Wadlow (Kick Ass 2: con un par), también coguionista, y el productor Jason Blum (que estuvo detrás de la amena Déjame salir) aciertan al haber encontrado un punto de partida con cierta frescura. Esto explica que la cinta haya alcanzado un éxito mayor de lo esperado, tras su estreno en Estados Unidos, junto al tirón de la protagonista, Lucy Hale, popular por la serie Pequeñas mentirosas, que realiza un trabajo más o menos decente, al igual que el resto de sus jóvenes compañeros.

Por desgracia, no se le saca partido a la idea central, pues no sólo el desarrollo resulta bastante previsible, sino que también se abusa de los personajes estereotipados, con pocos esfuerzos para hacerlos distintos a los de otras producciones similares. Los desafíos a los que se enfrentan no logran crear suspense ni tienen demasiado interés, sólo conducen a muertes sobrenaturales sin explicación aparente, que recuerdan a la saga iniciada con Destino final, pero concebidas con menos imaginación. Para rematar, no se resuelve de forma demasiado convincente. En cualquier caso, gustará a los incondicionales de fácil conformar.