mesías Que es, Concepto y Definicion
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mesías Que es, Concepto y Definicion




mesías - Diccionario Español

(Del lat. bíblico Messias, y este del hebr. mesiah-., ungido).

1. m. El Hijo de Dios, Salvador y Rey descendiente de David, prometido por los profetas al pueblo hebreo.

ORTOGR. Escr. con may. inicial.

2. m. Sujeto real o imaginario en cuyo advenimiento hay puesta confianza inmotivada o desmedida.

esperar alguien al Mesías.

1. (Por alus. a los judíos, que no reconocen al Mesías en Jesucristo). fr. Esperar a alguien que ya llegó.

Mesías - Diccionario Perspicacia

Término que proviene de la raíz verbal hebrea ma·scháj, que significa “untar” y, por lo tanto, “ungir”. (Éxodo 29:2, 7) Mesías (ma·schí·aj) significa “Ungido”. El equivalente griego es Kjri·stós, o Cristo. (Mateo 2:4) «Y convocados todos los principales sacerdotes, y los escribas del pueblo, les preguntó dónde había de nacer el Cristo».

La forma adjetiva ma·schí·aj se aplica en las Escrituras Hebreas a muchos hombres. David recibió el nombramiento oficial de rey cuando se le ungió con aceite, por lo que se dice que era el “ungido” o, literalmente, “mesías”. (2 Samuel 19:21) «Respondió Abisai hijo de Sarvia y dijo: ¿No ha de morir por esto Simei, que maldijo al ungido de Jehová?». A otros reyes, entre ellos Saúl y Salomón, se les llama el “ungido” o “el ungido de Jehová”. (1 Samuel 2:10, 35) El término también se aplica al sumo sacerdote. (Levítico 4:3, 5, 16) A los patriarcas Abrahán, Isaac y Jacob se les llama los “ungidos” de Jehová. (1 Crónicas 16:16, 22) Al rey persa Ciro se le denomina “ungido” debido a que Dios lo había nombrado para efectuar cierta comisión. (Isaías 45:1) «Así dice Jehová a su ungido, a Ciro, al cual tomé yo por su mano derecha, para sujetar naciones delante de él y desatar lomos de reyes; para abrir delante de él puertas, y las puertas no se cerrarán»; véase UNGIDO, UNGIR.

En las Escrituras Griegas Cristianas, la forma transliterada Mes·sí·as aparece en el texto griego en (Juan 1:41) «Este halló primero a su hermano Simón, y le dijo: Hemos hallado al Mesías (que traducido es, el Cristo)». Con la siguiente explicación: “Que, traducido, significa Cristo”. (Juan 4:25) «Le dijo la mujer: Sé que ha de venir el Mesías, llamado el Cristo; cuando él venga nos declarará todas las cosas». En algunas ocasiones el término Kjri·stós se usa solo con referencia al que es o alega ser el Mesías o el Ungido. (Mateo 2:4) «Y convocados todos los principales sacerdotes, y los escribas del pueblo, les preguntó dónde había de nacer el Cristo». Sin embargo, la mayor parte de las veces va acompañado del nombre personal Jesús —“Jesucristo” o “Cristo Jesús”— para indicar que él es el Mesías. A veces la expresión hace referencia solo y específicamente a Jesús, y se entiende entonces que Jesús es El Cristo, como en la declaración: “Cristo murió por nosotros”. (1 Corintios 1:1, 2); véase CRISTO.

Mesías en las Escrituras Hebreas. En (Daniel 9:25, 26) la palabra ma·schí·aj aplica exclusivamente al Mesías venidero. (Véase SETENTA SEMANAS.) Sin embargo, muchos otros textos de las Escrituras Hebreas se refieren a este Ungido que habría de venir, si bien no de manera exclusiva. Por ejemplo, aunque el (Salmos 2:2) «Se levantarán los reyes de la tierra, Y príncipes consultarán unidos Contra Jehová y contra su ungido, diciendo». Tuvo su primera aplicación cuando los reyes filisteos intentaron destronar a David, el rey ungido, (Hechos 4:25-27) hace una segunda aplicación al Mesías predicho: Jesucristo. Además, muchos hombres que recibieron el título de “ungido” prefiguraron o representaron de diversas maneras a Jesucristo y la obra que él haría; entre estos estuvieron David, los sumos sacerdotes de Israel y Moisés al que se llama “Cristo” en (Hebreos 11:23-26).

Profecías mesiánicas que no utilizan la palabra “Mesías”. Los judíos entendieron que eran profecías mesiánicas varios textos de las Escrituras Hebreas que no mencionaban específicamente al “Mesías”. Alfred Edersheim localizó 456 pasajes “a los cuales la antigua Sinagoga se refiere como mesiánicos”, y menciona 558 referencias en los escritos rabínicos más antiguos que apoyaban tales aplicaciones. (La vida y los tiempos de Jesús el Mesías, 1988, vol. 1, pág. 200; 1989, vol. 2, págs. 689-726.) Por ejemplo, en (Génesis 49:10) «No será quitado el cetro de Judá, Ni el legislador de entre sus pies, Hasta que venga Siloh; Y a él se congregarán los pueblos». Se profetizó que el cetro para gobernar pertenecería a la tribu de Judá y que Siló vendría por ese linaje. El Targum de Onkelos, el Targum de Jerusalén y el Midras reconocen que la expresión “Siló” aplica al Mesías.

Las Escrituras Hebreas contienen muchas profecías que proporcionan detalles sobre los antecedentes del Mesías, cuándo vendría, su actividad, el trato que recibiría y su papel en los designios de Dios. Las diversas señales referentes al Mesías se combinaron y crearon un cuadro imponente que ayudaría a los verdaderos adoradores a identificarle, y que proporcionaría base para tener fe en que él era el verdadero Caudillo enviado por Jehová. Aunque los judíos no comprendieron previamente todas las profecías relacionadas con el Ungido, los evangelios dan prueba de que tenían conocimiento suficiente como para identificar al Mesías cuando llegase.

La opinión en el siglo I E.C. La información histórica disponible, principalmente la que se registra en los evangelios, revela qué pensaban los judíos sobre el Mesías en el siglo I E.C.

Rey e hijo de David. Los judíos habían aceptado que el Mesías sería un rey del linaje de David. Cuando los astrólogos indagaron sobre el “que nació rey de los judíos”, Herodes el Grande sabía que se referían al “Cristo”. (Mateo 2:2-4) Jesús preguntó a los fariseos si sabían de quién sería descendiente el Cristo o Mesías. Aunque aquellos líderes religiosos no creían en Jesús, sabían que el Mesías sería hijo de David. (Mateo 22:41-45)

Nacería en Belén. En (Miqueas 5:2, 4) se predijo que el “gobernante en Israel”, que sería “grande hasta los cabos de la tierra”, saldría de Belén. Se interpretaba que esta era una profecía mesiánica. Cuando Herodes el Grande preguntó a los principales sacerdotes y escribas dónde tenía que nacer el Mesías, respondieron: “En Belén de Judea”, y citaron (Miqueas 5:2) «Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad». (Mateo 2:3-6) Incluso el pueblo conocía esa profecía. (Juan 7:41, 42)

Un profeta que realizaría muchas señales. Dios predijo por medio de Moisés la venida de un gran profeta (Deuteronomio 18:18) «Profeta les levantaré de en medio de sus hermanos, como tú; y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará todo lo que yo le mandare», y en los días de Jesús los judíos lo aguardaban. (Juan 6:14) «Aquellos hombres entonces, viendo la señal que Jesús había hecho, dijeron: Este verdaderamente es el profeta que había de venir al mundo». La manera como el apóstol Pedro usó las palabras de Moisés en (Hechos 3:22, 23) indica que sabía que incluso los opositores religiosos aceptarían su naturaleza mesiánica, y esto prueba que (Deuteronomio 18:18) «Profeta les levantaré de en medio de sus hermanos, como tú; y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará todo lo que yo le mandare». era de conocimiento general. La samaritana que estaba junto al pozo también pensaba que el Mesías sería un profeta. (Juan 4:19, 25, 29) Las personas esperaban que el Mesías realizara señales. (Juan 7:31) «Y muchos de la multitud creyeron en él, y decían: El Cristo, cuando venga, ¿hará más señales que las que éste hace?».

Diferentes creencias. Aunque en general los judíos esperaban al Mesías, no todos creían lo mismo respecto a él. Por ejemplo, muchos sabían que vendría de Belén, pero otros desconocían este dato. (Mateo 2:3-6) Algunos pensaban que el Profeta y el Cristo habían de ser personas diferentes. (Juan 1:20, 21) Ciertas profecías sobre el Mesías no las entendían ni siquiera los discípulos de Jesús. Esto es cierto sobre todo con respecto a las profecías sobre el rechazo, pasión, muerte y resurrección del Mesías. (Isaías 53:3, 5, 12) No obstante, cuando sucedieron estas cosas y se descifraron las profecías, los discípulos, e incluso los que aún no lo eran, empezaron a entender la naturaleza profética de estos textos de las Escrituras Hebreas. (Lucas 24:45, 46) Como la mayoría de los judíos no aceptaban que el Mesías tuviera que sufrir y morir, los cristianos primitivos insistieron en este tema en su predicación al pueblo judío. (Hechos 17:1-3)

Expectativas erróneas. El relato de Lucas indica que muchos judíos esperaban con anhelo la venida del Mesías precisamente cuando Jesús estaba en la Tierra. Simeón y otros judíos “[esperaban] la consolación de Israel” y la “liberación de Jerusalén” cuando Jesús fue llevado al templo poco después de su nacimiento. (Lucas 2:25, 38) Durante el ministerio de Juan el Bautista, las personas estaban “en expectación” en cuanto al Cristo o Mesías. (Lucas 3:15) «Como el pueblo estaba en expectativa, preguntándose todos en sus corazones si acaso Juan sería el Cristo». Sin embargo, muchos esperaban que el Mesías se adaptara a sus ideas preconcebidas. Las profecías de las Escrituras Hebreas revelaban que el Mesías vendría para desempeñar dos funciones distintas: sería alguien ‘humilde que cabalga sobre un asno’, y, por otra parte, vendría “con las nubes de los cielos” para aniquilar a los opositores y hacer que todos los gobiernos le sirviesen a él. (Zacarías 9:9) «Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna». Los judíos no percibieron que estas profecías se referían a dos venidas del Mesías diferentes y muy distanciadas.

Las fuentes judías concuerdan con (Lucas 2:38) «Esta, presentándose en la misma hora, daba gracias a Dios, y hablaba del niño a todos los que esperaban la redención en Jerusalén». En que el pueblo estaba esperando que la liberación de Jerusalén se produjera entonces. The Jewish Encyclopedia observa: “Anhelaban el libertador prometido de la casa de David, que los libertaría del yugo del odiado usurpador extranjero, terminaría con el impío dominio romano y establecería su propio reino de paz” (1976, vol. 8, pág. 508). Intentaron hacerle rey terrestre (Juan 6:15) «Pero entendiendo Jesús que iban a venir para apoderarse de él y hacerle rey, volvió a retirarse al monte él solo», pero como se negó a cumplir sus aspiraciones, acabaron por rechazarlo.

Juan el Bautista y sus discípulos probablemente creyeron que el Mesías sería un rey terrestre. Juan sabía que Jesús era el Mesías y el Hijo de Dios, pues había sido testigo presencial de su ungimiento con espíritu santo y había oído la voz de aprobación de Dios. A Juan no le faltaba fe. (Mateo 11:11) «De cierto os digo: Entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista; pero el más pequeño en el reino de los cielos, mayor es que él». De modo que su pregunta: “[¿]Hemos de esperar a uno diferente?”, pudo significar: ‘¿Hemos de esperar a otro que cumpla todas las esperanzas de los judíos?’. En respuesta Jesús señaló a las obras que estaba haciendo (cosas que se habían predicho en las Escrituras Hebreas), y concluyó con las palabras: “Y feliz es el que no haya tropezado a causa de mí”. Aunque esta respuesta implicaba la necesidad de fe y discernimiento, sirvió para satisfacer y consolar a Juan, y le dio la seguridad de que Jesús era Aquel que cumpliría las promesas de Dios. (Lucas 7:18-23) Además, antes de su ascensión, los discípulos de Jesús pensaban que iba a liberar en aquel tiempo a Israel de la dominación gentil y establecer el Reino (restaurar el reino de la línea davídica) en la Tierra. (Hechos 24:21) «a no ser que estando entre ellos prorrumpí en alta voz: Acerca de la resurrección de los muertos soy juzgado hoy por vosotros».

Mesías falsos. Tal como Jesús había predicho, tras su muerte los judíos siguieron a muchos Mesías falsos. (Mateo 24:5) «Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán». “Según Josefo, parece que en el primer siglo, antes de la destrucción del templo [en 70 E.C.], aparecieron varios Mesías que prometían alivio del yugo romano y que pronto hallaron seguidores.” (The Jewish Encyclopedia, vol. 10, pág. 251.) Más tarde, en el año 132 E.C., Bar Kokba (Bar Koziba), uno de los falsos Mesías más importantes, fue aclamado como el rey mesiánico. Los soldados romanos mataron a miles de judíos al reprimir la sublevación que dirigió. Aunque la aparición de falsos Mesías demuestra que a muchos judíos lo que les interesaba era un Mesías político, también prueba que entendían bien que tenía que haber un Mesías personal, no solo una era o una nación mesiánica. Algunos opinan que Bar Kokba era descendiente de David, lo que hubiera dado una aparente validez a sus pretensiones mesiánicas. Sin embargo, como los registros genealógicos debieron destruirse en el año 70 E.C., los que después de esta fecha alegaran ser el Mesías, no podrían demostrar su pertenencia a la familia de David. (De modo que el Mesías tenía que aparecer antes del año 70 E.C., como fue el caso de Jesús, para poder acreditar su linaje davídico. Este hecho demuestra que las personas que todavía esperan que el Mesías venga a la Tierra están equivocadas.) Entre los falsos Mesías posteriores estuvieron Moisés de Creta, quien afirmó que dividiría el mar entre Creta y Palestina, y Sereno, que engañó a muchos judíos de España. The Jewish Encyclopedia (vol. 10, págs. 252-255) cuenta veintiocho falsos Mesías entre el año 132 E.C. y 1744 E.C.

Aceptación de Jesús como Mesías. Los hechos históricos registrados en los evangelios demuestran que Jesús era el verdadero Mesías. Las personas del siglo I E.C., que pudieron preguntar a los testigos oculares y examinar las pruebas, consideraron que la información histórica era auténtica. Estaban tan seguros de su exactitud que estuvieron dispuestos a aguantar persecución y morir por su fe basada en aquella información confiable. Los relatos históricos de los evangelios muestran que varias personas reconocieron en público que Jesús era el Cristo o Mesías. (Juan 1:41, 45, 49) Jesús no dijo que estuviesen equivocados; de hecho, en varias ocasiones admitió, directa o indirectamente, que era el Cristo (Juan 4:25, 26), aunque en otras les ordenó que no lo publicasen. (Marcos 8:29, 30) Jesús actuó donde las personas pudieran ver y oír sus obras, para que creyesen sobre la base sólida de estas pruebas, a fin de que su fe estuviese fundada en su propio testimonio ocular del cumplimiento de las Escrituras Hebreas. (Juan 10:24, 25) Hoy se dispone del relato de los evangelios acerca de la vida y obra de Jesús, y también de las Escrituras Hebreas, que suministran un abundante caudal de información sobre lo que Jesucristo haría para que los humanos conociesen y creyesen que en realidad es el Mesías. (Juan 20:31) «Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre»; véase JESUCRISTO.

[Tabla de la página 377]

PROFECÍAS SOBRESALIENTES ACERCA DE JESÚS Y SU CUMPLIMIENTO

Profecía Hecho Cumplimiento

Nació de la tribu de Judá (Lucas 3:23-33);

De la familia de David, (Mateo 1:1, 6-16);

el hijo de Jesé (Hechos 13:22, 23);

Nació en Belén (Lucas 2:4-11)

Nació de una virgen (Mateo 1:18-23)

Matanza de niños después (Mateo 2:16-18)

de su nacimiento

Llamado de Egipto (Mateo 2:15) «y estuvo allá hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliese lo que dijo el Señor por medio del profeta, cuando dijo: De Egipto llamé a mi Hijo».

Se prepara el camino de (Mateo 3:1-3);

Jehová (Juan 2:13-17)

(Isaías 42:1-4) Como era el siervo de (Mateo 12:14-21).

Mesías - Diccionario Alfonso Lockward

La palabra “Cristo”, vino al griego como una traducción del hebreo ha-mashiah o mesiha, que significa “ungido”. Se llamaba “ungido” al sumo sacerdote (“el sacerdote ungido” (Isaías 45:1) «Así dice Jehová a su ungido, a Ciro, al cual tomé yo por su mano derecha, para sujetar naciones delante de él y desatar lomos de reyes; para abrir delante de él puertas, y las puertas no se cerrarán».

Se ha discutido bastante sobre cuándo comenzó entre los israelitas la esperanza de la llegada de un M. Las Escrituras, desde el mismo Génesis, están llenas de pasajes que presentan la figura de un gran profeta o un gran rey que vendría. Algunos sugieren que muchos de los salmos dan una descripción del Rey que muy difícilmente puede adaptarse a los reyes conocidos en la historia israelita. Los creyentes, sin embargo, no tienen problema en ver la intención del Espíritu Santo al utilizar la monarquía ideal para sugerir la figura del M. Después del exilio, esta esperanza de Israel se perfiló más nítidamente alrededor del pensamiento de un gran líder que vendría a regir los destinos del pueblo de Dios. Sin embargo, había mucha confusión en cuanto a las funciones de ese líder. Algunos, como la comunidad de Qumrán, pensaban en dos M., uno sacerdotal y otro político-militar. No se explicaban adecuadamente las referencias que se hacían en las Escrituras sobre la muerte del M. En Daniel, por ejemplo, se lee: “Desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el M. Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas.... Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al M., mas no por sí” (Daniel 9:25-26). Los intérpretes de estas palabras se confundían. Pues ¿cómo explicar la figura de un líder victorioso que al mismo tiempo moriría?

esperanza de un M. estaba ligada a la creencia de que el pueblo de Israel había sido llamado a desempeñar un rol especial en la historia de la humanidad. David llegó a decir: “¿Y quién como tu pueblo, como Israel, nación singular en la tierra? Porque fue Dios para rescatarlo por pueblo suyo, y para ponerle nombre, y para hacer grandezas a su favor...”; “Me guardaste para que fuese cabeza de naciones.... Dios ... sujeta pueblos debajo de mí...” (Amós 9:11) «En aquel día yo levantaré el tabernáculo caído de David, y cerraré sus portillos y levantaré sus ruinas, y lo edificaré como en el tiempo pasado».

el período intertestamentario, especialmente durante la dominación romana, la esperanza del advenimiento de un M. político-guerrero estaba en casi todas las mentes. La mayoría de los judíos pensaban que se trataría de un descendiente de la dinastía davídica que vendría con poder a librar a Israel del yugo extranjero para colocarlo como cabeza de las naciones. En la comunidad de •Qumrán, por ejemplo, se basaba esta esperanza en textos como (Números 24:17) «Lo veré, mas no ahora; Lo miraré, mas no de cerca; Saldrá ESTRELLA de Jacob, Y se levantará cetro de Israel, Y herirá las sienes de Moab, Y destruirá a todos los hijos de Set». Este tipo de expectación provocó no pocos disturbios, al presentarse personajes que se atribuían el papel del M.

manera que el lenguaje utilizado por los ángeles cuando anunciaron a los pastores que había nacido “un Salvador, que es Cristo el Señor” (Juan 7:40-42).

evidente que el Señor Jesús no andaba proclamando su mesianidad a voz en cuello (Marcos 15:32) «El Cristo, Rey de Israel, descienda ahora de la cruz, para que veamos y creamos. También los que estaban crucificados con él le injuriaban».

con su gloriosa resurrección y el período de enseñanza que tuvo con sus discípulos después de ella, las Escrituras fueron abiertas para la mente de éstos, que comprendieron, entonces, en toda su magnitud, la verdadera función del M. Por eso Juan, en su Evangelio dice: “éstas [cosas] se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre” (Hechos 2:36) «Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo».

hubo error y desconocimiento de la función del M., cuando se pensaba de él solamente como un líder político-guerrero que traería la victoria a Israel, sin considerar los aspectos de sus sufrimientos y muerte vicaria, eso no quiere decir que la función de liderazgo político-guerrero no sea parte de la función mesiánica. El NT reafirma las promesas de Dios del AT en el sentido de que el M., el Cristo, vendrá como rey de Israel y de todo el universo, con gran gloria y majestad. Los mismos profetas del AT “inquirieron y diligentemente indagaron ... escudriñando qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo, y las glorias que vendrían tras ellos” (Apocalipsis 11:15) «El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos».

Mesías - Diccionario Bíblico Sencillo

tip, TITU ver, CRISTO, JESUCRISTO vet, (forma gr. del aram. «m'shîhã», del heb. «m'shîhã», «el ungido», en gr.: «Christos», Cristo). En heb., este término «mesías» designaba a aquel que estaba ungido de aceite sagrado, p. ej., el sumo sacerdote (Levítico 4:3) «si el sacerdote ungido pecare según el pecado del pueblo, ofrecerá a Jehová, por su pecado que habrá cometido, un becerro sin defecto para expiación». (Levítico 10:7) «Ni saldréis de la puerta del tabernáculo de reunión, porque moriréis; por cuanto el aceite de la unción de Jehová está sobre vosotros. Y ellos hicieron conforme al dicho de Moisés». (Levítico 21:12) «Ni saldrá del santuario, ni profanará el santuario de su Dios; porque la consagración por el aceite de la unción de su Dios está sobre él. Yo Jehová». y el rey (2 Samuel 1:14-16). Este título es aplicado a los patriarcas Abraham e Isaac, y a Ciro, el rey de Persia, a quienes les fueron confiados los intereses del reino de Dios (Salmos 105:15) «No toquéis, dijo, a mis ungidos, Ni hagáis mal a mis profetas». (Isaías 45:1) «Así dice Jehová a su ungido, a Ciro, al cual tomé yo por su mano derecha, para sujetar naciones delante de él y desatar lomos de reyes; para abrir delante de él puertas, y las puertas no se cerrarán». Cuando Dios prometió a David que el trono y el cetro se quedarían siempre dentro de su familia (2 Samuel 7:13) «El edificará casa a mi nombre, y yo afirmaré para siempre el trono de su reino». el término «ungido» adquirió el sentido particular de «representante de la línea real de David» (Salmos 2:2) «Se levantarán los reyes de la tierra, Y príncipes consultarán unidos Contra Jehová y contra su ungido, diciendo». (Salmos 84:10) «Porque mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos. Escogería antes estar a la puerta de la casa de mi Dios, Que habitar en las moradas de maldad». (Salmos 89:39) «Rompiste el pacto de tu siervo; Has profanado su corona hasta la tierra». (Salmos 132:10) «Por amor de David tu siervo No vuelvas de tu ungido el rostro». (Lamentaciones 4:20) «El aliento de nuestras vidas, el ungido de Jehová, De quien habíamos dicho: A su sombra tendremos vida entre las naciones, fue apresado en sus lazos». (Habacuc 3:13) «Saliste para socorrer a tu pueblo, Para socorrer a tu ungido. Traspasaste la cabeza de la casa del impío, Descubriendo el cimiento hasta la roca. Selah». Los profetas hablan de un rey de esta línea que será el gran liberador del pueblo (Jeremías 23:5) «He aquí que vienen días, dice Jehová, en que levantaré a David renuevo justo, y reinará como Rey, el cual será dichoso, y hará juicio y justicia en la tierra». su origen se remonta a los días de la eternidad (Miqueas 5:1-5). establecerá para siempre el trono y el reino de David (Isaías 9:5-7).

El título de Mesías, por excelencia, se une a la persona de este príncipe anunciado por las profecías (Daniel 9:25) «Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos». (Números 24:17-19). Targum Onkelos). Se le llama «Mesías» de la misma manera que «Hijo de David» (Juan 1:41) «Este halló primero a su hermano Simón, y le dijo: Hemos hallado al Mesías (que traducido es, el Cristo)». (Juan 4:25) «Le dijo la mujer: Sé que ha de venir el Mesías, llamado el Cristo; cuando él venga nos declarará todas las cosas». el texto de (Mateo 1:1) «Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham». no tiene el término Mesías, sino su traducción gr. «Christos»; cfr. las numerosas referencias a Cristo en este Evangelio). Para los creyentes judíos y cristianos, el Mesías es el Ungido, es decir, aquel que recibe, por el Espíritu de Dios reposando sobre Él, el poder de liberar a su pueblo y para establecer su reino. La expresión «profecía mesiánica» designa toda profecía que trate de la persona, obra y reino de Cristo. Por extensión, reciben también el nombre de «profecía mesiánica» los pasajes que anuncian la salvación venidera, la gloria y la venida del Reino de Dios, incluso si no hay mención directa del Mesías. Así, la expresión «tiempos mesiánicos» no se refiere exclusivamente al periodo en que Cristo estuvo sobre la tierra; engloba toda la era en la que ejerce su autoridad soberana y mediadora, e incluye el tiempo del Reino milenial. (Véanse CRISTO, JESUCRISTO.) Bibliografía:véase bajo JESUCRISTO.

Mesías - Diccionario Mundo Hispano

Una palabra que representa el heb. mashiah, el arameo meshiha’ y el gr. Messias. Mesias (Juan 4:25) «Le dijo la mujer: Sé que ha de venir el Mesías, llamado el Cristo; cuando él venga nos declarará todas las cosas». Es una transcripción de la palabra gr. El significado básico de la palabra es “el ungido”. Cristo es la forma castellana de la palabra gr. Christos, que significa ungido. La LXX utiliza Christos 40 veces para traducir el heb. mashiah. En el antiguo Israel tanto las personas como las cosas consagradas para propósitos sagrados eran ungidas rociándolas con aceite. En el AT el significado principal de la expresión “el ungido de Jehovah” se refiere al rey terrenal que reina sobre el pueblo de Jehovah. Los israelitas no acostumbraban coronar a un rey, sino que lo ungían cuando era entronizado. El hecho de que había sido ungido era la característica esencial de un soberano.

Isaías utiliza el término solamente para Ciro (Daniel 9:25-26), el título Mesías, para referirse al rey escatológico de Israel, no ocurre en el AT. Aparece con este sentido más tarde en el NT como también en la literatura del judaísmo. En el NT el Mesías es el Cristo el cual es el equivalente al heb. mashiah.

Muy relacionado con el carácter escatológico del Mesías es su importancia política. El destruirá las potencias del mundo en un acto de juicio, rescatará a Israel de sus enemigos y la restaurará como nación. El Mesías es el rey de este reino futuro y las otras naciones claudicarán ante su dominio político y religioso.

Su misión es la redención de Israel y su dominio es universal. Esta es la clara imagen del Mesías en prácticamente todos los pasajes del AT que se refieren a él. El Mesías acabará con las guerras, porque él es el Príncipe de Paz, y reinará con justicia sobre su pueblo. El mismo es justo y se le llama el Mesías justo o el Mesías de justicia (Jeremías 23:6) «En sus días será salvo Judá, e Israel habitará confiado; y este será su nombre con el cual le llamarán: Jehová, justicia nuestra». Por medio del Mesías será establecido el reino de los últimos días, el reino de Dios sobre la tierra, la restauración de Israel. Así como el Mesías estuvo presente desde el principio en la creación, de la misma manera está presente como personaje principal de los eventos finales.

Ha sido declarado primogénito de toda la creación y también el fin y la meta de la creación (Apocalipsis 3:14) «Y escribe al ángel de la iglesia en Laodicea: He aquí el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios, dice esto».

Las características primordiales de la imagen del Mesías en el AT están presentes en la persona de Jesús. El Siervo de Jehovah que en el AT sufre, muere y es glorificado es el mismo Hijo del Hombre del NT que regresará en las nubes del cielo. El Mesías, como Hijo del Hombre, sufrirá, morirá y será levantado al tercer día, conforme a las Escrituras. Pero aunque Jesús fue victorioso sobre la muerte en su resurrección y ascensión, él no ha reinado todavía en el completo dominio de su reino de justicia. Se ha revelado que su victoria final será en el futuro y, por consiguiente, él debe regresar en poder para establecer su trono y reino mesiánico.

El Mesías como el Hijo del Hombre es un ser celestial preexistente. Jesús dijo que el Hijo del Hombre era muchísimo antes que Abraham existiera (Lucas 22:67-70), él respondió afirmativamente.

Mesías - Diccionario de Jerusalén

(I) La PALABRA M. es la forma helenizada de otra palabra aramea que significa «ungido» (aram. mesíhá, hebr. másíah). En el AT designa a todo hombre que por la unción fue consagrado a Dios y, por tanto, quedó santificado. Como el rey era ungido al ser elevado al trono (Salmos 89:21) «Mi mano estará siempre con él, Mi brazo también lo fortalecerá». (1 Samuel 10:1) «Tomando entonces Samuel una redoma de aceite, la derramó sobre su cabeza, y lo besó, y le dijo: ¿No te ha ungido Jehová por príncipe sobre su pueblo Israel?». (1 Samuel 16:13) «Y Samuel tomó el cuerno del aceite, y lo ungió en medio de sus hermanos; y desde aquel día en adelante el Espíritu de Jehová vino sobre David. Se levantó luego Samuel, y se volvió a Ramá». (2 Samuel 2:4, 7), (2 Samuel 5:3, 17), (1 Reyes 1:39) «Y tomando el sacerdote Sadoc el cuerno del aceite del tabernáculo, ungió a Salomón; y tocaron trompeta, y dijo todo el pueblo: ¡Viva el rey Salomón!». (2 Reyes 9:6-11), y se le considera por ello como lugartenieute inviolable de Yahvéh (1 Samuel 29:6) «Y Aquis llamó a David y le dijo: Vive Jehová, que tú has sido recto, y que me ha parecido bien tu salida y tu entrada en el campamento conmigo, y que ninguna cosa mala he hallado en ti desde el día que viniste a mí hasta hoy; mas a los ojos de los príncipes no agradas». (2 Samuel 1:14) «Y le dijo David: ¿Cómo no tuviste temor de extender tu mano para matar al ungido de Jehová?». (2 Samuel 4:9) «Y David respondió a Recab y a su hermano Baana, hijos de Rimón beerotita, y les dijo: Vive Jehová que ha redimido mi alma de toda angustia». El es el verdadero ungido de Yahvéh, p.ej. (1 Samuel 24:7, 11), (1 Samuel 26:9) «Y David respondió a Abisai: No le mates; porque ¿quién extenderá su mano contra el ungido de Jehová, y será inocente?». (2 Samuel 1:14, 16), (2 Samuel 19:22) «David entonces dijo: ¿Qué tengo yo con vosotros, hijos de Sarvia, para que hoy me seáis adversarios? ¿Ha de morir hoy alguno en Israel? ¿Pues no sé yo que hoy soy rey sobre Israel?».

(II) EL M. EN EL AT. Mesianismo (I).

(III) EL M. EN EL JUDAISMO POSTERIOR. La concepción más extendida y popular espera al M. como a un rey victorioso y justo de la casa de David («hijo de David» se había convertido en tiempos de Jesús en un título mesiánico: (Mateo 12:23) «Y toda la gente estaba atónita, y decía: ¿Será éste aquel Hijo de David?». (Mateo 15:22) «Y he aquí una mujer cananea que había salido de aquella región clamaba, diciéndole: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí! Mi hija es gravemente atormentada por un demonio». (Mateo 20:30) «Y dos ciegos que estaban sentados junto al camino, cuando oyeron que Jesús pasaba, clamaron, diciendo: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros!». Etc.; (Romanos 1:3) «acerca de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que era del linaje de David según la carne». Cf. Sal de Salomón 17,21. El había de librar a Israel de la servidumbre extranjera, derrotaría a todos los enemigos del pueblo escogido y sometería a su imperio todos los pueblos de la tierra (Sal de Salomón 7; Sib y literatura rabínica). Esta concepción o idea política predominaba en la gran masa del pueblo y conducia a repetidas insurrecciones contra el dominio romano. Los escritos apocalípticos esperaban a un libertador venido del cielo, que vivía desde la eternidad al lado de Dios.

Mesías - Douglas Tenney

Una palabra que representa el heb. mashiah, el arameo meshiha’ y el gr. Messias. Mesias (Juan 1:41) «Este halló primero a su hermano Simón, y le dijo: Hemos hallado al Mesías (que traducido es, el Cristo)». (Juan 4:25) «Le dijo la mujer: Sé que ha de venir el Mesías, llamado el Cristo; cuando él venga nos declarará todas las cosas». Es una transcripción de la palabra gr. El significado básico de la palabra es “el ungido”. Cristo es la forma castellana de la palabra gr. Christos, que significa ungido. La LXX utiliza Christos 40 veces para traducir el heb. mashiah.

En el antiguo Israel tanto las personas como las cosas consagradas para propósitos sagrados eran ungidas rociándolas con aceite. En el AT el significado principal de la expresión “el ungido de Jehovah” se refiere al rey terrenal que reina sobre el pueblo de Jehovah. Los israelitas no acostumbraban coronar a un rey, sino que lo ungían cuando era entronizado. El hecho de que había sido ungido era la característica esencial de un soberano.

Isaías utiliza el término solamente para Ciro (Isaías 45:1) «Así dice Jehová a su ungido, a Ciro, al cual tomé yo por su mano derecha, para sujetar naciones delante de él y desatar lomos de reyes; para abrir delante de él puertas, y las puertas no se cerrarán». Más tarde la expresión Hijo de David fue un sinónimo de Mesías (Mateo 21:9) «Y la gente que iba delante y la que iba detrás aclamaba, diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!». (Marcos 10:47-48). A excepción de (Daniel 9:25-26), el título Mesías, para referirse al rey escatológico de Israel, no ocurre en el AT. Aparece con este sentido más tarde en el NT como también en la literatura del judaísmo. En el NT el Mesías es el Cristo el cual es el equivalente al heb. mashiah.

Muy relacionado con el carácter escatológico del Mesías es su importancia política. El destruirá las potencias del mundo en un acto de juicio, rescatará a Israel de sus enemigos y la restaurará como nación. El Mesías es el rey de este reino futuro y las otras naciones claudicarán ante su dominio político y religioso.

Su misión es la redención de Israel y su dominio es universal. Esta es la clara imagen del Mesías en prácticamente todos los pasajes del AT que se refieren a él. El Mesías acabará con las guerras, porque él es el Príncipe de Paz, y reinará con justicia sobre su pueblo. El mismo es justo y se le llama el Mesías justo o el Mesías de justicia (Jeremías 23:6) «En sus días será salvo Judá, e Israel habitará confiado; y este será su nombre con el cual le llamarán: Jehová, justicia nuestra». Por medio del Mesías será establecido el reino de los últimos días, el reino de Dios sobre la tierra, la restauración de Israel.

Así como el Mesías estuvo presente desde el principio en la creación, de la misma manera está presente como personaje principal de los eventos finales.

Ha sido declarado primogénito de toda la creación y también el fin y la meta de la creación (Juan 1:1) «En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios». (Colosenses 1:15-17), (Apocalipsis 3:14) «Y escribe al ángel de la iglesia en Laodicea: He aquí el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios, dice esto».

Las características primordiales de la imagen del Mesías en el AT están presentes en la persona de Jesús. El Siervo de Jehovah que en el AT sufre, muere y es glorificado es el mismo Hijo del Hombre del NT que regresará en las nubes del cielo. El Mesías, como Hijo del Hombre, sufrirá, morirá y será levantado al tercer día, conforme a las Escrituras. Pero aunque Jesús fue victorioso sobre la muerte en su resurrección y ascensión, él no ha reinado todavía en el completo dominio de su reino de justicia. Se ha revelado que su victoria final será en el futuro y, por consiguiente, él debe regresar en poder para establecer su trono y reino mesiánico.

El Mesías como el Hijo del Hombre es un ser celestial preexistente. Jesús dijo que el Hijo del Hombre era muchísimo antes que Abraham existiera (Juan 8:58) «Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy»; comparar (Juan 17:5) «Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese». (Colosenses 1:17) «Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten». El origen de la creación está vinculado con el Mesías Jesús en varias Escrituras (1 Corintios 8:6) «para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas, y nosotros somos para él; y un Señor, Jesucristo, por medio del cual son todas las cosas, y nosotros por medio de él». (2 Corintios 8:9) «Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos». (Colosenses 1:15-17). Es también como preexistente que a Jesús se le llama escogido (1 Pedro 2:6) «Por lo cual también contiene la Escritura: He aquí, pongo en Sion la principal piedra del ángulo, escogida, preciosa; Y el que creyere en él, no será avergonzado». El Mesías es el Hijo del Hombre en un sentido único (Juan 1:1) «En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios»; (Romanos 1:4) «que fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos». Cuando se le pidió a Jesús que declarara si realmente era el Mesías, el Hijo de Dios (Mateo 26:63-64), (Marcos 14:61) «Mas él callaba, y nada respondía. El sumo sacerdote le volvió a preguntar, y le dijo: ¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito?». (Lucas 22:67-70), él respondió afirmativamente.

Mesías - Reina Valera 1909

MESSIAH.

Mesías - Diccionario Bíblico Adventista

Mesías (heb. Mâshîaj [del verbo mâshaj, 'ungir'], 'ungido'; gr. Messías, transliteración de la forma heb. o del aram. meshîjâ). Título del esperado rey y libertador de Israel (, 26; ; 4:25; 9:22). No todos los eruditos aceptan que Daniel se refiere al Mesías esperado. Sin embargo, muchos cristianos conservadores consideran que estos pasajes son una predicción del tiempo en que vendría el Mesías para hacer la obra que le correspondía, al final de un período especificado. El término heb. mâshîaj aparece 39 veces en el AT y se aplica a los reyes de Israel como los ungidos de Jehová (; ; ; etc.); a Ciro, rey de Persia (ls. 45:1); al sumo sacerdote (, 5; etc.); y al esperado rey y libertador de Israel (, 26). La LXX Generalmente traduce este término por Jristós (del verbo. jríÇ), 'ungir'; de donde sale 'ungido'). Este término aparece centenares de veces en el NT y se lo translitera como 'Cristo' (). Así, aunque la palabra Messías, 'Mesías', es sumamente rara en el NT, la forma traducida Jristós, 'Cristo',* es muy frecuente.

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