Poesía italiana: Valerio Magrelli

Presentamos cinco poemas de Valerio Magrelli pertenecientes a su libro Ora serrata retinae. Poeta, traductor y ensayista Valerio Magrelli (Roma, Italia, 1957) es uno de los autores más destacados de la literatura contemporánea, con una producción de poco más de una veintena de libros. Es autor, entre otros títulos, de los libros Ora serrata retinae (Feltrinelli, 1980) y Il commissario Magrelli (Einaudi, 2018). Además, es especialista y profesor de literatura francesa, materia que enseña en las universidades de Pisa y Cassino. Ha traducido directamente del francés, entre otros, a Paul Valéry, Roland Barthes y Paul Verlaine. La traducción de estos poemas corre a cargo de Roberto Bernal.

 

 

 

 

Cinco poemas de Ora serrata retinae

 

Publicado en abril de 1980 como parte de la colección “amarilla” de Feltrinelli y reimpreso en julio del mismo año, Ora serrata retinae contiene noventa poemas redactados a partir de 1974. Algunos de estos materiales (en particular los relativos a la primera de las dos secciones que conforman el volumen) ya habían aparecido en revistas y antologías, pero con motivo del libro fueron modificados considerablemente. Hoy, casi diez años después de su aparición, la edición original se reproduce sin modificaciones, salvo porque se corrigieron algunos errores.
Sólo quisiera añadir estas líneas animadas por una ingeniosa observación de Philippe Lejeune. En su estudio sobre El pacto autobiográfico, se lee: “Quizá realmente sólo somos autores del segundo libro, cuando el propio nombre, impreso en la portada, se convierte en el `factor común´ de por lo menos dos textos distintos y que dan la idea de que una persona no se puede reducir a ninguno de sus textos en particular, pero que puede generar otros, superando a todos”. Según esta lógica, cada obra anterior corresponde a uno de los dos fuegos de una elipse inacabada.
Consideraciones parecidas me han intrigado especialmente después de entregar, en 1987, mi segunda colección de versos, es decir, Vetas y Naturalezas. Guiado por razones, en gran parte decididamente supersticiosas, traté de colocar entre los dos trabajos una red espesa de simetrías y oposiciones, de modo que pudiera cruzar los siete años que los dividen como un acróbata con la red por debajo. Sin embargo, el interés por la hipótesis de Lejeune tiene sobre todo otro objetivo: profundizar, integrar y quizá hasta contradecir la idea de la visión que advierte Ora serrata retinae desde el título (una expresión latina del oculista que designa el “margen irregular de la retina”). Aprovechar la segunda obra ―es decir, este “golpe doble y estereográfico”― para pasar de la monoscopía a la estereoscopía, de la autoscopía a la heteroscopía, del monolito al fragmento, sacudiendo la superficie inmóvil de la primera colección, rompiendo su espejo, agitando el agua de la escritura hasta dividir las figuras que refleja.
Al proponerme esto, en realidad no hacía más que secundar ese sentimiento indefinido y disperso de la miopía que había destacado y, sobre todo, reprimido en mi primer libro, o quizá lo evidencié para reprimirlo. La insubordinación de la mirada: pensé en esto al elegir la fotografía Il miope (1930) de Arturo Bragaglia para la portada de la presente edición.
Es sabido que, para los presocráticos, pensar y ver constituían dos actividades casi indiscernibles entre sí. Uno de los resultados más sorprendentes de esta postura se encuentra en la etimología de la palabra “mística”. Con el vocablo mystes era designado el adepto de los misterios, el que cierra los ojos para indagar más allá. Según esta acepción, los términos “mística”, “miopía” y “misterio” derivan precisamente de una raíz única. Ciertamente, se trata sólo de conjeturas, contradichas por otras según las cuales, por ejemplo, todas estas palabras se remontan en cambio a la raíz indoeuropea mu, que indica el dedo puesto en los labios para intimar el silencio.
Sin embargo, en lo que a mí respecta, he preferido atenerme a la interpretación oftalmológica. Hay algo instructivo e inexplicable en esta mezcla de enfermedad y visión. Como si la claridad y la perspicacia sólo se pudieran realizar destacando sobre un fondo sucio, desengrasado, móvil, borroso y palpitante:

Bajo la luz abierta
el corazón del paisaje oscila
en sus límites
produce destellos
como un enjambre
que compone formas
en la fibrilación de su vuelo.

Un mundo sin anteojos parece un televisor que continúa encendido después de finalizar los programas. Aquí, en este espacio lleno de manchas hormigueantes, se aísla un rostro, el rostro de la mujer hacia la que nos inclinamos.

Valerio Magrelli

 

***

Dietro queste immagini che lampeggiano
sul foglio c’è una regola,
un punto geografico del mio osservare,
una gradazione delle diottrie mentali,
un’impronta digitale,
dietro questa mia lingua
c’è una popolazione del cervello.
Dietro di me ci sono io, bifronte,
curvo sullo specchio del pensiero.

 

***

Detrás de estas imágenes que relampaguean
existe un orden sobre la hoja,
un punto geográfico de mis observaciones,
una progresión de las dioptrías mentales,
una huella dactilar;
detrás de mi lengua
hay una población del cerebro.
Detrás de mí estoy yo, rostro duplicado,
inclinado sobre el espejo del pensamiento.

 

***

 

G. Berkeley,
Trattato sui principi della conoscenza umana,
Parte prima, paragrafi 30, 31, 32

L’esperienza c’insegna che ogni idea
s’accompagna a un’idea
nel corso ordinario delle cose,
e che quindi poter prevedere
dà regola alle nostre azioni
secondo le necessità della vita.
Altrimenti sarebbe il dubbio,
non saper nulla in modo
che ci desse o levasse
il dolore dei sensi.
E ogni mezzo conduce
ad un suo risultato
secondo leggi stabilite di natura.
E senza, saremmo incerti e confusi
né un adulto saprebbe vivere
meglio d’un bambino appena nato.
Tuttavia questa meccanica uniforme
che indica la saggezza dello spirito
non guida verso lui la nostra mente
che vaga in cerca d’altre ragioni.

 

***

 

G. Berkeley,
Tratado sobre los principios del conocimiento humano,
Primera parte, párrafos 30, 31, 32

La experiencia nos enseña que toda idea
es acompañada de un concepto
en el curso ordinario de las cosas
y, por lo tanto, la capacidad de prever
regula nuestras acciones
de acuerdo a las necesidades de la vida.
De otra manera sería la duda,
no sabríamos nada acerca de la manera
que damos o quitamos
dolor a los sentidos.
Y cada medio conduce
a su propio resultado
según las leyes establecidas por la naturaleza.
Y, sin eso, seríamos incertidumbre y confusión,
un adulto no podría vivir
mejor que un niño recién nacido.
Sin embargo este mecanismo uniforme
que indica la sabiduría del espíritu
no conduce hacia ella nuestra mente
que vaga en busca de otras razones.

***

 

Il paese del sonno d’estate si allarga.
Le sue acque riflettono
in onde lente ogni gesto.
Sulle sponde sussurrano parole
come erba, mentre in alto trascorrono
le costellazioni dei nostri morti.
Ruota la mente nel cardine della notte;
il ricordo si moltiplica nello spirito
come gli anelli nel tronco degli alberi.

 

***

 

El país del sueño de verano se expande.
Sus aguas reflejan
cada gesto en ondas lentas.
En las orillas susurran palabras
como hierbas, mientras en lo alto transcurren
las constelaciones de nuestros muertos.
La mente rota en las coordenadas de la noche;
el recuerdo se multiplica en el espíritu
como los anillos en el tronco de los árboles.

***

 

S’introduce a volte nel pensiero
come nell’acqua, un riflesso
che l’attraversa e ne misura il fondale.
È un occhio che si apre
dentro le lucide onde e vi affonda.
La linea si distende e la luce
discendendo si quieta.
La mente torna allora a chiudersi
nello sforzo verticale e profondo
della ferita e del gorgo.

***

 

En ocasiones se introduce en el pensamiento
como en el agua, un reflejo
que lo atraviesa y mide su fondo.
Es un ojo que se abre
dentro de las ondas luminosas y se hunde en ellas.
La trayectoria disminuye y la luz
descendente se detiene.
Después la mente vuelve a cerrarse
en el impulso vertical y profundo
de la herida y el abismo.

***

 

Ho finalmente imparato
a leggere la viva
costellazione delle donne
e degli uomini le linee
che uniscono tra loro le figure.
E ora m’accorgo dei cenni
che legano il disordine del cielo.
In questa volta disegnata dal pensiero
distinguo la rotazione della luce
e l’oscillare dei segni.
Cosí si chiude il giorno
mentre passeggio
nel silenzioso orto degli sguardi.

***

 

Finalmente aprendí
a leer la viva
constelación de las mujeres
y los hombres, las líneas
que unen entre ellos las figuras.
Y ahora me doy cuenta de las señales
que configuran el desorden del cielo.
En esta ocasión, dibujada por el pensamiento,
distingo la rotación de la luz
y la oscilación de los signos.
Así concluye el día
mientras paseo
por el silencioso huerto de las miradas.

 

Traducción y selección de Roberto Bernal

También puedes leer