¿Alguna vez te has preguntado de dónde viene el nombre de las ciudades? Este es el origen de Barcelona.

Seguramente te hayan contado en el colegio que el origen de Barcelona se remonta a la llegada de los romanos, cuando la bautizaron como Barcino. Sin embargo, estos señores no se sacaron el nombre de la manga, algo les tuvo que inspirar. Estas son unas cuantas teorías que explican qué les pudo iluminar, que van desde Hércules hasta los íberos pasando por los cartaginenses.

Sobre Hércules y el padre de Aníbal

La primera teoría, la más fantástica, apunta que el origen del nombre de Barcelona puede estar en el mismísimo Hércules (Heracles para los griegos). Retrocede casi 3.000 años, después de que superara el cuarto trabajo (capturar al jabalí de Erimanto, casi nada). Cuenta la leyenda que tras esta ardua tarea se unió a Jasón y sus argonautas en la búsqueda del vellocino de oro. Disponían de nueve navíos para atravesar el Mediterráneo pero una tormenta los dispersó cerca de la costa catalana. Consiguieron reunirlos todos, salvo una nave.

Jasón le pidió a Heracles que la encontrase. Lo hizo, estaba varada junto a la suave colina de Montjuïc. A los tripulantes les gustó tanto la zona que decidieron asentarse y fundar la ciudad de la barca nona, la novena barca. Una historia emocionante… pero poco creíble.

Otra teoría indica que el origen de Barcelona se encuentra en el cartaginés Amílcar Barca, padre de Aníbal-estamos hablando del 230 a.C—Este fundó la ciudad de Barkenon, Barcelino o Barke nona— para hacer honor a su linaje. Tampoco hay pruebas de que esta historia sea cierta.

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La colina de Montjuïc, donde se encontraron los primeros vestigios humanos de Barcelona | Fuente: www.aviewoncities.com

 

De Barkeno a Barcino

Hace unos años se encontró en la montaña de Montjuïc una moneda con la inscripción de Barkeno. Dataría del siglo IV antes de Cristo, perteneciendo a la que pudo ser la colonia íbera más importante de Cataluña. Los historiadores afirman que barkeno significa, literalmente, gran astillero. Nomenclatura muy digna para esta ciudad nacida en el Mediterráneo. Cando el emperador Augusto llegó en el 218 a.C, llamó a esta nueva zona conquistada Iulia Augusta Faventia Paterna Barcino (Barcino sería la latinización de Barkeno).

Tras la caída del Imperio Romano en el siglo V llegaron los visigodos y Barcino se convirtió en Barcinona. Si quieres recrearte tanto en la época romana como en la visigoda, te recomendamos que visites las exposiciones permanentes del Museo de Historia de Barcelona (MUHBA).

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Columnas del Templo de Augusto en época de Barcino.
De Barcinona a Barcelona

Los musulmanes se asentaron en Barcinona en el 717-718 y la denominaron Barshiluna. No duraron mucho (83 años) pero durante su breve reinado se permitió la libertad de culto— aunque los no musulmanes tenían que pagar impuestos— y posiblemente lo que es hoy la Catedral de Barcelona se convirtió en mezquita.

Con el alzamiento del emperador Carlomagno, Barshiluna dejaría de existir. En el otoño del 801 enviaría a su hijo Ludovico Pío para tomar la ciudad “pacíficamente”. Lo entrecomillamos porque al final se convirtió en un asedio largo y arduo. La cuestión es que con la llegada de los carolingios, por fin, se cambia el nombre a Barcelona. También aparece el primer conde de la ciudad. Y así hasta hoy.

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La Catedral de Barcelona pudo ser una mezquita.