Navidad en Candy Cane Lane (2023), de Reginald Hudlin

El matrimonio Carver, Chris y Carol, y sus tres hijos, Joy, Nick y Holly, se preparan para disfrutar de una nueva Navidad en su urbanización. Participarán como siempre en el concurso de decoración navideña de las casas. Pero este año va a ser especial, porque los ganadores se llevarán nada menos que cien mil dólares. Chris, que ha perdido su trabajo, ve ahí la oportunidad de recuperar su autoestima herida y contrarrestar la situación financiera, de modo que pone todo su empeño en la tarea de hacerse con el premio. Por suerte dará por casualidad con una increíble tienda de adornos navideños llamada Kringle's, en donde adquiere rápidamente un enorme árbol de características alucinantes. Pero ese será el comienzo de unas aventuras que jamás hubiera imaginado.

Entretenida película navideña producida y protagonizada por el todoterreno Eddie Murphy, quien a sus 62 años sigue demostrando que está en plena forma. Hay que reconocer que el guión de Navidad en Candy Cane Lane resulta bastante original y se aleja de los estándares tópicos de las películas navideñas, al menos en lo que respecta a la trama puesto que de fondo se elogia, como no podía ser menos, la unidad familiar y la generosidad, aunque ciertamente eluda cualquier referencia religiosa. Tras mostrar la premisa inicial del concurso, el guionista Kelly Younger sorprende con un giro extraordinario en su historia y la transforma en un cuento mágico que consigue no aburrir con las curiosísimas aventuras fantásticas de los Carver, que tiene su parte gamberra y aun pesadillesca con la inclusión de la elfa rebotada que ha perdido el norte, nunca mejor dicho.

Aunque quizá el metraje se alarga innecesariamente hacia el final, el realizador Reginald Hudlin (Sidney Poitier) realiza un brioso trabajo de dirección y sabe prestar la atención debida a los numerosos personajes que van apareciendo, no solo a los cinco miembros de la familia sino también a los diminutos socios que han sido hechizados por la elfa Pepper, a los vecinos e incluso a algún profesor envarado que anda por ahí, y funcionan más o menos los insertos de los desfasados presentadores televisivos. Y aunque estamos ante una película principalmente humorística (con algunos pasajes especialmente divertidos en la tienda o en la fábrica), el director sabe entregar escenas apañadas acción, con infrecuentes efectos especiales muy eficaces, y también hablar de temas de calado, como el peligro de educar a los hijos sin espacios de libertad. Entre el reparto destaca, claro, el gran Eddie Murphy, pero también están geniales las dos mujeres que le acompañan, su mujer Tracee Ellis Ross y la elfa revoltosa y problemática Jillian Bell.