Los ocho tipos de películas de mierda - Vicisitud y Sordidez

Los ocho tipos de películas de mierda

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Acabamos de celebrar el aniversario del blog, momento para girar la cabeza, mirar por encima del hombro y darte cuenta de que vuelves a tener caspa. También para recordar textos más viejos que la caja de condones de tu mesilla de noche.

Entre los primeros artículos de los que me sentí orgulloso en los arranques de esta sórdida empresa, y quizá uno de los primeros que me tomé más o menos en serio, está uno de 2007 en el que clasificaba los tres tipos de películas malas que existen. Pero ha pasado el tiempo y he visto cosas que no creeríais. He visto a Job rezar a Yavé mientras se le encendía el alumbrado público de Logroño a sus espaldas. He visto a una actriz de «El Ministerio del Tiempo» cagar sobre un secundario de «El Fantasma del Paraíso». He visto a un gorila haciendo un corte de mangas y a un actor de Doctor Who hablando de comer coños en una peli de tiburones. Estos ojos han contemplado tanta mierda que me han aumentado dos dioptrías.

https://www.youtube.com/watch?v=w1XOfHax6Q8

Que lo mismo no es por ver pelis de mierda, sino por tanto mirar pantallas o la simple degeneración de la vejez, pero prefiero la explicación metafórica dado que soy de esas personas que buscan sentido al caos de la existencia. Por eso tiendo mucho a hacer listas y a separar en categorías las cosas. Sí: también mis calcetines (A saber: gordos, de invierno de dos capas, de una capa con estampados que me gustan, de una capa con estampados meh, los de entretiempo, de ejecutivo y mis calcetines con zorritos y búhos para las ocasiones especiales). Así que he decidido ahondar más en los tipos de películas-colonoscopia separándolas en más grupos todavía que los del artículo original. Todo motivado porque este mes se celebra la décima edición de la CutreCon, el Festival Internacional de Cine Malo de Madrizzz, del que casi todos sabréis que soy copro-ductor. Años de compartir con Carlos Palencia, Pedro, Jordi, Cacamán y Juan la decisión sobre qué películas programar nos han llevado a evaluarlas según una clasificación muy personal pero que creo que arroja orden en el infierno audiovisual. Porque, tras un año de pandemia, necesito categorías mentales a las que asirme, dado que la alternativa sería, bien darme a la bebida, bien a las drojas, bien a convertirme en un crítico serio y diletante. Y no estoy dispuesto a caer en la deshonra de lo último.

En el texto original, aclaraba primero una máxima que nunca me cansaré de repetir:

«Que “Hostia” se escribe con H».

Bueno, no. Realmente no es esa. Pero tengo como regla personal recordarlo en algún tipo de red social o texto una vez al trimestre. La perla de sabiduría en cuestión es:

“Nunca, nunca te metas una botella de champú por el culo y llames a urgencias diciendo que te has ido a duchar a las 2 de la mañana, te has resbalado, has caído justo encima y no puedes sacarla”.

Vale, tampoco es eso. Pero hoy me lo ha comentado una amiga que trabaja en atención médica y todavía me estoy riendo. Es:

“Cualquier película tiene alguien que la odia y alguien que la ama”. No entraré en profundidad en el porqué de este curioso fenómeno, dado que de ello ya hablé en uno de mis artículos más serios (en la medida de lo que me deja mi cerebro a la hora de escribir) sobre mi propia teoría artística. Pero es obvio que todo esto es muy subjetivo y está escrito desde el punto de vista de un programador de un festival de cine de mierda. Dicho esto, voy a empezar por recordar la clasificación original:

1.- Las pelis de bajo presupuesto de mierda, en las que mucho de lo malo y de la risa viene de la carencia de medios o de la asombrosa falta de carisma y capacidad interpretativa del protagonista al nivel del canoso aquel de ‘CineBasura: La Peli’
2.- Las superproducciones que salen como ‘Campo de Batalla: la tierra’, las cuales suelen tener aspectos competentes pero muchas decisiones que hacen que el público se convierta en un meme.

¿Pero quién cojones decidió que poner pezones a la armadura de Batman era buena idea?

3.- Las culturetadas que se toman a sí mismo muy en serio y que acaban dando vergüenza cuando te das cuenta de que el Emperador está desnudo, tiene celulitis y le cuelga papel higiénico de la rajilla del culamen.

Sin embargo, aquí va la nueva desde otro punto de vista: el de cómo disfrutarlas. O no poder disfrutarlas, claro. Sin tener en cuenta su historia o presupuesto

1.- Malas brillantes

El gran cine tiene a «Lawrence de Arabia», «El Padrino», «El Apartamento» o «El verdugo». Incluso «Héroes Fuera de Órbita» (sí: es una peli perfecta. Y no lo digo yo ni Hans Magnus Enzensberger: que fue David Mamet). El cine de mierda tiene sus grandes basuras en las que los astros se alinean y todo lo que podría salir mal sale… de una manera divertida. Los despropósitos son constantes y las ideas locas se suceden a un ritmo perfecto, haciendo imposible que te aburras. A un diálogo terrible dicho por un actor espantoso le sigue un momento loco que te sorprende, el cual da paso un efecto especial de mierda o un trozo del travelling en plano. No hay momento de respiro de mierda y se pueden ver incluso solo en casa y disfrutarlas como cuando te tragas una comedia de la ZAZ, un gran capítulo de «Brooklyn 99» o cuando te preparas un té en taza de conejitos mientras escuchas tu disco favorito contemplando la ligera lluvia de otoño mientras una señora guapa te practica sexo oral.

Qué queréis que os diga: cada cual tiene su idea de felicidad completa.

Es el territorio de las más grandes. Las que les pones a tus amigos cuando te preguntan que qué es eso de disfrutar de ver pelis malas porque sabes que, además de tener momentos de vergüenza ajena, sea por diseño, sea por casualidad, en el fondo tienen un ritmo constante que nunca aburre. Vamos, que estoy hablando de «Troll 2».

Veo a Dani Retu haciendo un remake de esta escena.

2.- Malas a propósito que salen bien

La categoría más polémica. Hay quien no considera este tipo de cintas como material propio del culto al cine malo. Y entiendo esta postura porque yo la compartí durante una época hasta que sentí una sensación extraña en el orto y decidí quitarme el palo que tenía metido en el recto. Si los puristas ya me parecen muy pesados cuando hablamos de superhéroes, géneros musicales, fornicio entre etnias o gobiernos de coalición, no te digo ya el tomarse demasiado en serio el mantener el club de fans del cine malo como un grupo inmaculado que no debe contaminarse con elementos que pueden forzar a tener que ampliar la definición de su fandom.

El caso es que hay películas muy bien hechas llenas de ideas locas y diseñadas a propósito para homenajear al cine malo que, si se las pones a una persona sin taras mentales como yo o muchos de los que están leyendo esto, dirán que son basura. O tardarán en pillarle el punto. Alguna vez he contado la experiencia de ver “Machete”, una de las primeras películas importantes de este subnor-género, en el cine con mi señor padre. Durante una hora estuvo con el gesto torcido y muuuuy quieto. En plan “mi hijo me hizo el favor de acompañarme a los toros sin gustarle y yo voy a callar como un campeón mientras me trago esta bazofia”. Hasta que vio la escena de Danny Trejo con dos señoras en bolas en un lago mientras que la banda sonora susurraba “¡Machete, Machete Macheteeeee!”.

Justico ésta.

Entonces tiró la cabeza hacia atrás, se rió y me dijo:

“Ah, vale. Ahora lo pillo. Esto es de broma”.

Pues eso. Algunas de estas pelis malas a propósito salen mal. Pero hay muchas que resultan gloriosas: «Turbo Kid», «Apocalipsis Voodoo» excepto la escena del ascensor, «Zombis Nazis 2», «Psycho Goreman»… todas con el elemento común del amor por el cine de mierda y, sobre todo, multitud de ideas locas y chistes que hacen que no dejen de ser otra cosa que buenas comedias. Buenas comedias sobre cine malo.

3.- Malas como para audio-comentarlas

Entro ya en categorías más específicas para las discusiones dentro del equipo de la CutreCon. Porque un gran clásico de la mierda sabemos lo que es (de hecho, es el tema de la edición de este año) y una buena mala a propósito incluso la ha hecho un amigo nuestro. Pero ahora entramos en el detalle del que ha visto muchísimas cintas horrendas e intenta saber en qué caja cabrían.

Este primer grupo son las que llamamos “Mala que daría más bien para un Cine Basura”, en homenaje al extinto programa plagiador de “Mystery Science Theatre”. Es la que tiene bastantes momentos muertos, pero suficiente ritmillo como para que se aguanten bien con comentarios y chistes de cómicos. Quizá no tengan temas recurrentes a los que se aferraría un público, sean a veces demasiado competentes o tampoco sean lo suficientemente locas, pero con el empuje adecuado de unos buenos comentarios mejoraran mucho. Ahí entrarían muchas pelis que, de hecho, acabaron siendo objeto de Cine Basuras, como «La Conquista de la Tierra Perdida» o «Secta Siniestra». De ambas experiencias guardo un grato recuerdo. De la primera por lo que me reí con los chistes que soltaba José Luís Moro. De la segunda porque que la pusiéramos en Sitges levantó las iras de los fans del cine de género español que se toman en serio hasta una peli que acaba con un Nenuco con cuernos.

«¡Qué vergüenza que os riáis de un CLÁSICO del FANTATERROR ESPPPAÑOL!»

A veces me gusta enfadar a los fundamentalistas. No me enorgullezco de ello, pero tampoco soy perfecto en lo ético. Porque en lo físico ya sabemos que, definitivamente, NO.

4.- Malas que mejoran con público participativo

Es un paso más allá de las que necesitan gente más o menos con capacidad para improvisar chistes o que se los lleve preparados. Son aquellas que tienen bastantes más momentos absurdos, errores o interpretaciones espantosas a nivel general, pero que poseen algunas constantes de bazofismo que pueden ser abrazadas por una sala de cine para cantar sus alabanzas. Oremos a la música de “Dangerous Men”, la peluca de “Samurai Cop” o las canciones de “Las Aventuras de Zipi y Zape”

Ello no implica que no tengan un par de momentos absurdos que, como solemos decir, “hagan que el cine se venga abajo”, pero sobre todo es importante que sean constantes. Dichos eventos, como una señora gorda pintada de betún, son como las explosiones de turbo Fast And Furious que dan impulso a seguir gritando idioteces a la pantalla.

5.- Malas como para Videofobia.

Un paso atrás, pero también interesantes. Son aquellas que pueden tener muchos puntos muertos que quizá resultarían aburridos en una proyección. Pero de repente, en una peli infantil, una menor de edad toca el pezón de un Yeti gigante, éste se pone erecto y te das cuenta de que el mundo es un lugar mejor porque hay alguien que en un momento determinado de su vida creativa pensó que eso era una buena idea.

Esto es: son aquellas normalitas durante la mayor parte del metraje, pero que albergan perlas de locura cada cierto tiempo. Esto es, las que es mejor ofrecérselas al público en versión reducida como las que hacíamos (¿hacemos? Oficialmente no está muerto) en la webserie Videofobia.

6.- Malas de castigo

Entramos en el terreno complicado: la zona gourmet. Hay diversos grados de fans del cine de mierda, y cuanto más te has metido en ello, más paciencia puedes tener. Son películas cuyo visionado puede dar verdadero dolor físico por su espantoso ritmo o infecta calidad, pero que crean un total ante lo que sólo se pueden gritar dos cosas:

“¡QUE PARE, POR FAVOR!” y “NO ME PUEDO CREER LO QUE ESTOY VIENDO”

Lo pasamos mal. Pero vale la pena. ¿Es una contradicción? Sí. Jódete, cerebro.

Es la zona gourmet del cine-colonoscopia. Para ‘connaisseurs’. De hecho, de estas pelis sólo se puede parler en français. Ce sont des films pour les gens avec un estomac fort, mais un esprit perturbé aussi. Vous êtes une personne plus sage quand vous les terminez, mais plus fou. Ce sont des films équivalents à la lecture du Necronomicon sur le toilette. Avec diarrhée.

¡170 Días de racha llevo en el Duolingo desde que empecé!

7.- Malas con uno o dos momentos brillantes

Éstas son las difíciles para la programación. No tienen suficientes momentos buenos/malos a lo largo del metraje para que se cree un buen ambiente entre el público y no tienen una locura constante. Pero a veces tienen una o dos simples cosas tan grandiosas que da pena perdérselas. Son también un poco de castigo, pero con la cantidad adecuada de cervezas se puede pasar el rato hasta que… bueno, hasta esto.

En la foto, Bárcenas antes de entrar a declarar.

8.- Malas malas

Aquí entran todas las demás. Las que no hacen gracia, no tienen momentos alocados de esos que sólo puedes encontrar en el cine de mierda y no permiten crear un buen ambiente de público. Aquí entran algunas de esas películas hechas mal a propósito pero que simplemente acaban como aburridas o, en el peor de los casos, las comedias sin gracia. O más del 75% de la filmografía de la Full Moon y casi todo Asylum. Obviamente, son la mayoría. De ahí que tengáis que aplaudir el trabajo de curación que hace el equipo de la CutreCon para traeros sólo pelis de las demás categorías.

No tanto este año, claro. Con esto de la pandemia hemos optado como nunca a ir sobre seguro y ofrecer una selección de lo mejor que por ahora se había quedado fuera de otras ediciones. Mucho del tipo 1 (grandes clásicos), algo del 4 (y la mayoría con Cameron Mitchell) e incluso el único ejemplo bueno del año del grupo 2, cada día más complicado, pero que dio en 2020 la muy bonita y currada ‘Psycho Goreman’ que se verá en España gracias a que en La Aventura Audiovisual están tan locos como para traer a la vez la ganadora del Oscar del año pasado y la nueva peli de los creadores de «ManBorg» que mezcla Power Rangers, gore y cine familiar de Jim Wyrnoski. Sé que ya estáis comprando la entrada los que viváis en Madrid.

No lo olvidéis: del 19 al 21 de marzo, un poco más corto que lo habitual por aquello de ser 2021, en el MK2 Palacio de Hielo con todas las medidas de desinfección y distanciamiento social para que, en esta recta final de los peores meses de la vida de muchos al menos nos riamos y recuperemos la cordura durante un fin de semana.

O la perdamos. Porque hay una con un Robocop Mal hecho de gomaespuma se enfrenta a vampiros saltarines.

Dios, cómo me gusta participar en este festival…

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