Qué ver en Lille: Visita a una gran desconocida de Francia

Lille, cuna de De Gaulle y trozo de Flandes en Francia

Ciudad de mi Erasmus en 2005-2006, se pierde entre París, Londres y Bruselas, situación perfecta para conocer el viejo Flandes.

Vista de la Grande Place de Lille / dronepicr
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Entre París, Londres y Bruselas, existe una gran ciudad francesa que posiblemente sea una de las mejor conectadas de Europa. Suele pasar desapercibida, pero es una magnífica opción para una visita y como eje para viajar a otros lugares. Lille, a los pies de la frontera franco-belga, continúa floreciendo tras los duros años 80 y demuestra ser una dulce desconocida sorpresa. En mi caso, tuve la suerte de pasar un año de mi vida allí gracias a la beca Erasmus.

Lille es un pedazo del viejo Flandes en Francia. Conserva la misma arquitectura que las clásicas ciudades belgas, como Brujas o Gante. Pero Lille demuestra que una frontera no es más que una línea en un mapa, que se torna inexistente cuando pasamos a la vida real. No en vano, es la capital de una gran conurbación franco-belga de más de un millón de habitantes, y su metro alcanza la mismísima frontera.

Lille
Porte de Paris

Un enclave en disputa

Pero Lille ha sido y es eje de caminos, y fue todo un enclave bélico durante los siglos, una de las ciudades más asediadas de Francia. Pasó por manos borgoñas, del Sacro Imperio Romano-Germánico y españolas, hasta quedarse definitivamente en Francia tras la Guerra de Sucesión Española.

Aunque por Lille también pasaron las ocupaciones alemanas de las dos guerras mundiales, en especial la Gran Guerra, que afectó muy sensiblemente a toda la región. Como veremos más adelante, el recuerdo está muy presente en esta parte de Francia.

La arquitectura nos mostrará en todo momento el rastro que la historia ha dejado en la ciudad. Desde construcciones de la Edad media hasta obras de arquitectos del siglo XXI, pasando por fortalezas, casas flamencas y auténtico urbanismo francés.

Qué ver en Lille

De la estación de Lille-Flandres a la Grand Place

Pese al vasto tamaño de su área metropolitana (Lille Metropole o Eurometrópolis Lille-Courtrai-Tournai, según denominaciones), el centro de la ciudad respira aires de ciudad pequeña (230.000 habitantes). Tras desembarcar en la vieja Gare de Lille-Flandres y tomar la rue Faidherbe, el corto paseo hasta la Grand Place nos dará una falsa impresión de ciudad provinciana francesa.

Ya en los primeros pasos comprobaremos la mezcla de estilos, en los que la amplitud y majestuosidad del urbanismo francés se mezcla con las viejas casas y callejuelas del estilo flamenco. Lo manifiestan las dos principales plazas de la ciudad, la Grand Place y su vecina afrancesada plaza del Teatro. El edificio de la Vieja Bolsa (siglo XVII) se entromete entre ambas, recordando el pasado de la ciudad por la época española, y testigo posterior del Siglo de Oro francés. Hoy su patio interior alberga diferentes mercadillos de libros y flores, muy populares entre los locales.

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La Cámara de Comercio y la Ópera de Lille.

Junto a la Vieja Bolsa, en la plaza del teatro se encuentran las sedes de la Cámara de Comercio y la Ópera, ambos de principios del siglo XX. La Ópera es un magnífico ejemplo de arquitectura teatral, de la belle époque francesa, que conjuga el neoclasicismo de la fachada con la grandiosidad de sus vestíbulos interiores, como su grand foyer o la escalinata principal.

En la Cámara de Comercio, sin embargo, sí percibimos ciertos tonos regionalistas que nos recuerdan que en el espíritu de la ciudad sigue la sangre de Flandes. Su campanario (beffroi) de 26 campanas es el mejor ejemplo de esa reminiscencia flamenca.

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La Vieja Bolsa y, al fondo, el campanario de la Cámara de Comercio.

El corazón de Lille: la Grand Place

Como decíamos, al otro lado de la Vieja Bolsa se esconde el corazón de Lille, la Grand Place, también llamada plaza del General De Gaulle. Y es que en esta urbe nació en 1890 el militar más famoso de Francia en la Edad Contemporánea.

La Grand Place es el alma de la ciudad. Aquí están símbolos como la columna de la Deesse, que conmemora el heroísmo de sus habitantes durante el sitio austríaco de 1792, pero también muestras civiles como el periódico La Voix du Nord, el Théâtre du Nord o la librería La Furet du Nord, todos de especial cariño local.

El resto del perímetro de la plaza es un compendio de edificios de estilo flamenco, muchos de ellos catalogados como monumentos. Además podremos explorar las calles aledañas, como Molinel, Béthune o Nationale, peatonales y de un amplio carácter comercial.

La Braderie de Lille

Pero además de la arquitectura, la Grand Place es el centro de numerosos eventos. El más famoso es la Braderie de Lille, uno de los mayores mercadillos de Europa, que se celebra en el primer fin de semana de septiembre. Cada año acuden más de dos millones de personas en una tremenda manifestación popular que copa media ciudad. Si pusiéramos sus puestos en línea recta, tendrían una longitud de más de 100 kilómetros.

Otra de las joyas que acoge la Grand Place cada diciembre es su famosa noria de navidad, de 50 metros de alto. Todo un símbolo de la ciudad en esta época, junto al mercado navideño que se celebra en la vecina plaza Rihour y considerado uno de los mejores de Europa.

Le Vieux-Lille, joya de la ciudad

La Grand Place será nuestra puerta de entrada hacia el viejo Lille (le Vieux-Lille). Este conjunto de callejuelas empedradas, coloridas y románticas, llenas de pequeñas tiendas, fue en el pasado un lugar oscuro copado por el abandono y la prostitución. Lille vivió años muy oscuros fruto de la dura reconversión industrial de la región en los años 70 y 80. Fue bajo el mandato del alcalde Pierre Mauroy cuando la ciudad supo reaccionar y mirar a sus orígenes.

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Casas del Vieux-Lille.

Hoy pasear por el viejo Lille es hacerlo por un encantador espacio recuperado, con calles plagadas de elegantes e imponentes casas de ladrillo. Perderse por el desorden será norma para el visitante, para descubrir así el rico pasado de la ciudad. La mayoría de las edificaciones son anteriores al siglo XIX. Una de las más destacadas es el Hospice Comtesse, un antiguo hospital medieval fundado en 1237, reconstruido posteriormente en el siglo XVII. Hoy alberga un museo que nos lleva al Lille de los siglos XIII a XVIII.

La Citadelle: fortín bélico y cuna de grandes militares

El viejo Lille alberga también otros dos monumentos significativos. El primero es la Casa Natal de Charles de Gaulle, hoy museo dedicado al general con diferentes objetos familiares. El otro es la sorprendente catedral de Notre-Dame de la Treille, cuya fachada se retrasó hasta 1999 para dar con un resultado poco digno para la belleza que la rodea.

Y en los límites del casco histórico encontramos la monumental Ciudadela (Citadelle), construida por el maestro de la arquitectura militar francesa, el Marqués de Vauban, a las órdenes de Luis XIV (1667), tras recuperar la ciudad de manos españolas. Constituye uno de los ejemplos mejor conservados del país y por ello se le denomina la ‘reina de las ciudadelas‘. Su planta tiene la característica estrella de Vauban de cinco puntas y mide 2.200 metros de perímetro. Hoy está integrada en un parque y es un auténtico pulmón de la ciudad.

Lille
Visión aérea de la Ciudadela de Lille. / Tourisme Nord Pas de Calais

El barrio de Wazemmes

Aunque no lo parezca, Lille es tremendamente multicultural, llegándose a conocer como la ‘puerta del Magreb’, pese a estar situado en el lado opuesto del país respecto a África. Uno de los barrios que más caracteriza este color es el popular Wazemmes, al sur de la ciudad.

De camino a este barrio desde la Ciudadela, recorreremos el bulevar de la Libertad, una amplia avenida al más puro estilo Haussmann parisino. Llegaremos a la plaza de la República, con su prestigioso Museo de Bellas Artes. El edificio, de finales de XIX, es otro ejemplo Belle Époque francés con una monumental fachada. En él podremos descubrir una importante colección de arte que va desde maestros de la pintura como Rubens o Goya, hasta de la escultura como Rodin.

El mercado del mundo

La plaza de la República es justo el límite que separaba Lille de su vecina Wazemmes, antes de que éste fuese anexionado por la ciudad en el siglo XIX. A través de la calle Leon Gambetta comenzaremos a percibir ese cambio multicultural de la villa. Llegaremos así al famoso mercado de Wazemmes (place de la Nouvelle Aventure), uno de los mayores de Francia y que adquiere su punto álgido cada domingo por la mañana.

El mercado de Wazemmes es un auténtico crisol de aromas, colores y acentos, una marabunta de productos que van desde las mejores frutas hasta ropa o bazar para el hogar, a precios muy interesantes. Además, si buscamos algo más gourmet, los puestos del mercado bajo techo (‘les halles’) nos ofrecen una gran variedad de productos frescos y especialidades locales, con precios más caros.

Recorrer Wazemmes es darse un paseo por medio planeta. Tiendas de kebab, carnicerías halal, fruterías de Marruecos, puestos asiáticos… donde no faltan los gritos de los vendedores cantando los precios. Nuestro paseo culminará en cualquiera de los pequeños bares que pueblan la zona. Este popular barrio es sin duda uno de los mayores ejemplos de recuperación urbana e integración cultural de Lille.

El nuevo Lille

La dura crisis industrial y su traumática reconversión hizo mella en la región Norte-Paso de Calais, entre los años 1970 y 1990. De aquel polo textil y minero surge ahora una boyante región de servicios. El símbolo de estos cambios es el Eurostar, el tren que une París y Bruselas con Londres a través del túnel del Canal de la Mancha, y cuya última parada continental está en Lille. Todo un hito ferroviario inaugurado en 1994 y que impulsó la regeneración urbana de la ciudad y su carácter como ‘cruce de Europa‘.

Lille
Tour de Lille

Podremos coger el Eurostar en la gare de Lille-Europe, punta de lanza del ultra moderno barrio de Euralille. Concebido por el prestigioso Rem Koolhaas en una antigua zona industrial pegada al centro, hoy es todo un museo de arquitectura contemporánea.

Euralille es el tercer barrio de negocios de Francia, tras la Défense en París y la Part-Dieu en Lyon. La Torre de Lille, edificio más alto de la ciudad con 100 metros, sorprende por su forma de ‘L’ sobrevolando la gare de Lille-Europe. A su lado, el gran complejo Euralille, un centro comercial, residencial y de negocios de 66.000 metros cuadrados, diseñado por Jean Nouvel. Y el Lille Grand-Palais, también de Koolhaas, un palacio de congresos que cuenta con tres auditorios, salas de exposiciones y un arena de conciertos para 7.000 personas.

Con toda esta revolución, Lille logró ser Capital Europea de la Cultura en 2004. Y desde 2006 decicieron ‘recelebrarlo’ inventándose Lille 3000, un programa plurianual continuo que aprovecha las sinergias culturales generadas durante la capitalidad cultural.

Y como guinda de la modernidad, el metro de Lille, el conocido VAL. Se trata del primer metro automático del mundo. Sí, funciona sin conductor. Fue un invento nacido de la Universidad de Ciencias y Tecnologías de Lille e inaugurado en 1983. Lo forman dos líneas a lo largo de un total de 43 kilómetros.

El beffroi más alto de Europa

Y a un corto paseo de este nuevo Lille se encuentran otros dos hitos de la ciudad, como la Puerta de París y el ayuntamiento. La Puerta de París fue encargada por Luis XIV para conmemorar la recuperación de la ciudad para Francia. Mezcla la monumentalidad de un arco de triunfo con el carácter bélico de una puerta de ciudad, contando incluso con un puente levadizo.

El estilo moderno del ayuntamiento no renuncia sin embargo a los vínculos con la arquitectura de Flandes y cuenta con su beffroi correspondiente, de 104 metros, siendo el más alto de Europa. El edificio fue construido en el período de entreguerras y cuenta en su interior con grandes pasillos y patios estilo art nouveau. El halo que se ilumina desde lo alto del faro es de tal potencia que podría ser percibido desde 30 kilómetros de distancia, si bien su fuerza ha sido reducida.

Comer y beber en Lille

  • Crepería: Le Repaire du Lion (6, Place du Lion d’Or). En pleno Viejo Lille, esta encantadora crepería nos permitirá disfrutar de uno de los platos nacionales galos. No olvides acompañar tu crepe con la tradicional sidra de Normandía.
  • Panadería: Boulangerie Maes (45, Rue du Marché). Cerca del mercado de Wazemmes tenemos este pequeño local que es todo un recorrido por el potente mundo de la panadería francesa. También, la archiconocida cadena Paul, que nació aquí a finales del siglo XIX. Difícil elegir una panadería en este país.
  • Pastelería: Maison Meert (27, rue Esquermoise). Un clásico de la ciudad nacido en 1761, elegido monumento histórico en 1980. Son los creadores del gaufre fourrée, icono de Lille y del norte de Francia. La tienda es de por sí un museo, pero también el resto de productos, como tartas, chocolates y otros dulces.
  • Chocolate: las grandes firmas belgas como Godiva o Leónidas tienen su sitio en la ciudad.
  • Cervezas: la bebida nacional de los belgas no podía faltar a este lado de la frontera. La Capsule (25, rue des Trois Mollettes) o Le Palais de la Bière (place de la Gare) son buenos lugares donde catar buenas cervezas de abadía.
  • Noche: la noche en Lille es bastante potente, dado el elevado número de estudiantes franceses e internacionales. Las calles Masséna y Solférino son el eje de la nocturnidad liliense. El Biplan (19, rue Colbert)y el Aeronef son otras dos salas clásicas de la vida noctuna de la ciudad.
  • ¡Ayuda! No dudes en consultar la revista Le Chti para los mejores planes en Lille.

 

 

Qué visitar cerca de Lille

Además de poder coger un TGV o el Eurostar y plantarnos en París (60 minutos) o Londres (80 minutos), Lille es un magnífico punto de enlace para descubrir numerosas zonas de interés turístico. La primera, y más habitual, es Bélgica, tierra hermana y con un pasado en común muy presente entre los lilienses. Los efectivos trenes regionales belgas unen la ciudad con capitales turísticas como Gante o Brujas. Podéis conocer las claves de cómo conocer Bélgica en un fin de semana en este reportaje.

Pero la región Norte – Paso de Calais (Nord – Pas de Calais) tiene otros lugares de interés con buenas conexiones desde su capital. Por ejemplo, las villas de Arras -con sus espectaculares Grand Place y plaza de los Héroes- y Douai -con su beffroi y el impresionante carillón-.

Cementerios de guerra

Las ciudades costeras de Calais y Dunkerque, muy sonadas durante la época de las guerras mundiales, son también fácilmente alcanzables vía tren.

Por no abandonar la temática bélica, en torno a Lille se disponen numerosos cementerios de caídos, sobre todo de la Primera Guerra Mundial. Uno de los más sobresalientes y más grandes del país es el de Notre Dame de Lorette, que cuenta con unas 20.000 tumbas además de ocho osarios con restos de otros 22.000 soldados. Se sitúa unos 40 kilómetros al sur de Lille, cerca de su archienemiga vecina Lens.

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Cementerio de Notre Dame de Lorette.

Hay que recordar que el frente occidental de la Gran Guerra se estabilizó por esta zona. Sistemas de trincheras como la línea Hindenburg, recorrían el norte de Francia transversalmente, por lo que es muy fácil encontrar vestigios y memoriales del conflicto. El vasto número de víctimas hace que hoy el recuerdo sea imborrable por todas las esquinas de la región.

En la zona existe una arraigada cultura ciclista y cada año se celebra una de las clásicas del ciclismo mundial, como la París-Roubaix, con su famoso tramo de pavés.

Cómo viajar a Lille

Ya sabemos que Lille es un auténtico cruce de caminos en Europa con trenes de alta velocidad a París, Bruselas, Londres, Ámsterdam y otras ciudades francesas y belgas. Pero además, tiene buenas conexiones vía Bruselas con Alemania y el resto de Holanda.

El aeropuerto de Lille ha dado un salto de calidad en su oferta de destinos y ha dejado de ser un pequeño aeródromo de vuelos nacionales. Es probable que alguna compañía vuele desde cerca de donde tú vives.

Si no fuese así, además de poder volar a las cercanas Bruselas o París (conexión directa de TGV con el aeropuerto Charles de Gaulle), puedes contar con el aeropuerto de Charleroi, al sur de Bélgica. Hay muchos trenes regionales que unen Lille con esta ciudad belga en alrededor de una hora y media.


Espero que esta guía de Lille te haya sido útil. Te animo sin duda a conocer esta preciosa y animada ciudad francesa, no sólo por lo que ofrece, si no por las posibilidades que se abren gracias a su privilegiada posición geográfica. ¡Espero vuestros comentarios!

6 Comentarios
  1. Irene Molero dice

    Qué bonito es Lille ? no tenía ni idea, para mi se reducía a la ciudad de Bienvenue chez les Ch’tis! jaja
    El Vieux-Lille me parece impresionante, qué pena que sea una ciudad en la que haga mal tiempo normalmente!

    Pd: Me encanta que todo en Francia se llame igual, siempre habrá una avenida/calle/metro/casa de De Gaulle, viva la originalidad?

    1. Miguel dice

      Cierto, c’est chez les Ch’tis!
      Es toda una sorpresa. Y lo mejor es su situación geográfica para viajar a más sitios.

      Qué afrancesados somos! ??

  2. Menchu Rull dice

    Francamente sorprendente, Miguel, una cuidad a tener en cuenta para hacer una parada. Mucha historia, muchas culturas, parece interesante. Buen post!, me encanta tu blog y te debo un artículo en respuesta a tu post anterior https://tintineando.com/pueblos-cerca-de-madrid-visitar-puente/, no se me olvida ?

    1. Miguel dice

      ¡Esperamos impacientes tu artículo! Gracias Menchu

  3. Anto dice

    Repaso de historia impresionante: ¡gracias Miguel!

    1. Miguel dice

      Gracias Antonia! La historia no debe faltar en ningún viaje

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