[Basni]. Escritas en los primeros años del siglo XIX con cierto tono didáctico y moralizador, que Ivan Andreevic Krylov (1768-1844) imitó de los fabulistas griegos y de La Fontaine, estas fábulas son ricas en alusiones mordaces y satíricas a hombres y acontecimientos del tiempo. La moral de Krylov no es profunda, responde mejor al buen sentido y al amor a la justicia, propios del pueblo ruso. Ésta es la razón de que diesen al escritor tanta celebridad, que dice de él el poeta Zukovskij: «Él reveló a Rusia su alma verdadera». Su lengua está falta de todo artificio literario; es vulgar, pero gráfica y fuerte, como la que habla el pueblo. Algunas de estas doscientas fábulas están tomadas de La Fontaine, como la del cuervo y el zorro; otras de Esopo, tal «El lobo y el cordero»; otras son inventadas por Krylov y expresan el punto de vista del autor sobre la educación, sobre el orden administrativo y judicial de su país, etc., etc. En el «Cuarteto» cuenta cómo cuatro animales: una mona, un macho cabrío, un asno y un oso, que intentaron hacer música, sólo produjeron una algarabía, alusión abierta a la «Sociedad de los amigos de la lengua rusa», con sus cuatro secciones y sus luchas intestinas. En otra fábula, el campesino Demjan ofrece muchas veces su sopa de pescado a un huésped, hasta que enferma, y los lectores reconocen en el demasiado generoso y hablador Demjan, a uno de los más conocidos poetas de aquel tiempo. Traducido a 22 lenguas, Krylov fué, en el orden del tiempo, el primer escritor ruso, cuyo genio sobrepasó los confines de su patria. Trad. italiana de Umberto Norsa (Palermo, 1920).
G. Kraisky
Krylov es un gran maestro de la palabra, y esto hace inexpugnable su puesto en el Panteón de la Literatura rusa. (Mirsky)