3 de marzo de 2022

La celebración de Día Mundial de la Vida Silvestre de este año, que tiene lugar el 3 de marzo de 2022, se centra en la recuperación de especies clave y en la restauración de los ecosistemas del planeta. Este tema crucial nos brinda la oportunidad de reflexionar sobre las medidas de restauración y los efectos que estas han tenido hasta la fecha, pero también en cómo podemos y debemos respaldar a las personas y la naturaleza en el futuro.

Desde los bosques hasta las tierras agrícolas, de las montañas a los océanos, nuestros ecosistemas, tanto modificados como naturales, ofrecen múltiples beneficios ambientales, económicos y sociales para las personas y la naturaleza. Se estima que nuestros bosques mantienen al 80 % de todas las especies de anfibios, el 75 % de las especies de aves y el 68 % de las especies de mamíferos. Según los cálculos, nuestras masas de agua dulce dan cobijo a un tercio de las especies de vertebrados y un 10 % de todas las especies conocidas. Los ecosistemas montañosos albergan aproximadamente la mitad de las zonas críticas para la biodiversidad, mientras que nuestros océanos representan el 99 % del espacio vital del mundo. Estos ecosistemas diversos y sus especies nos ofrecen diferentes servicios ecosistémicos esenciales, desde la diversidad biológica y la adaptación al cambio climático y la mitigación de sus efectos, hasta el respaldo a nuestras economías, la salud y la seguridad.

Sin embargo, estos ecosistemas y su capacidad para prestar tales servicios ecosistémicos se están dañando, degradando y destruyendo, y esto repercute directamente en las personas y la naturaleza. Entre 2015 y 2020, hemos perdido aproximadamente 10 millones de hectáreas de bosques al año1 y, en todo el mundo, más de dos tercios de los ecosistemas oceánicos se encuentran dañados, degradados o modificados2. Para ser más precisos, la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) recoge más de 8.400 especies clasificadas como en peligro crítico y casi 30.000 especies como en peligro o vulnerables.

La pérdida de ecosistemas y especies redunda en la pérdida de beneficios para las personas y la naturaleza. Desde una perspectiva económica, se estima que, si continúan disminuyendo los servicios ecosistémicos, se podrían perder 10 billones de dólares del PIB mundial para 2050Actualmente, un tercio de las poblaciones de peces comerciales son objeto de sobrepesca3, lo cual amenaza los medios de subsistencia de más de 60 millones de pescadores en todo el mundo4. Asimismo, se estima que en torno a 1.400 millones de medios de subsistencia, que comprenden desde la alimentación y las bebidas hasta la energía y el agua, dependen directamente del acceso al agua dulce5.

Necesitamos unos ecosistemas sanos y productivos para poder beneficiarnos de las múltiples ventajas ambientales, económicas y sociales que ofrecen. La restauración de los ecosistemas brinda la oportunidad de detener y revertir la degradación de manera eficaz, de mejorar los servicios ecosistémicos y de recuperar la diversidad biológica. Se calcula que, a través de una restauración eficaz del 15 % de las tierras convertidas, se podría evitar el 60 % de las extinciones de especies previstas6. Además, la protección de los ecosistemas intactos existentes y la restauración de los ecosistemas degradados tienen el potencial de contribuir a más de un tercio de la mitigación del cambio climático total necesaria para 2030.

Lecho de ostras, Consejo de Restauración del Ecosistema de la Costa del Golfo, Estados Unidos, 2007. Organismo de protección del medio ambiente de los Estados Unidos (USEPA) a través de Wikimedia Commons

En todo el mundo, cada vez encontramos más ejemplos de los beneficios ambientales, económicos y sociales que conlleva la restauración de los ecosistemas y las especies. En Mobile Bay, en el estado estadounidense de Alabama, la restauración de los arrecifes de ostras dio lugar a una reducción de entre un 53 y un 91 % de la altura de las olas y la energía de estas en la línea de costa, mientras que la economía local se ha beneficiado de una mejora en los alimentos marinos y de mayores poblaciones de peces7. Asimismo, en el futuro, la Iniciativa de la Gran Muralla Verde del Sáhara y el Sahel pretende combinar la restauración de 100 millones de hectáreas de tierra degradada con la promoción de la paz y la seguridad en el Sahel.

Este año tendrán lugar varios momentos políticos cruciales que obligarán a adoptar medidas y a acelerarlas para recuperar nuestras especies clave y la restauración de nuestros ecosistemas, entre las que se encuentran las reuniones sobre el marco mundial de la diversidad biológica posterior a 2020, la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar y el evento Estocolmo+50, entre otros. Los debates, los compromisos y su implementación a lo largo del año contribuirán a la recuperación de las especies y los ecosistemas, así como a la consecución de múltiples objetivos y metas internacionales. Estas actividades están directamente alineadas con la ambición y la visión del Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de los Ecosistemas, que está previsto que se celebre hasta 2030. Esta campaña, que surge de una firme voluntad política y cuenta con el respaldo del sector privado, organizaciones no gubernamentales, científicos y profesionales, pretende dar un nuevo impulso mundial al objetivo fundamental de restaurar los ecosistemas en los ámbitos regional, nacional y mundial. 

Este también constituye un año clave para otras campañas esenciales del Decenio Internacional destinadas a respaldar la recuperación de las especies y los ecosistemas. El Decenio de las Naciones Unidas de las Ciencias Oceánicas para el Desarrollo Sostenible, por ejemplo, exige a los agentes que hagan frente a la degradación de nuestros ecosistemas oceánicos y costeros, así como que mejoren la ciencia en la que se sustenta la adopción de decisiones. El Decenio Internacional para la Acción “Agua para el Desarrollo Sostenible” nos impulsa a avanzar en la conservación, la gestión y la restauración de nuestros ecosistemas de agua dulce y su exclusiva flora y fauna de agua dulce. Y, por encima de todo, la década de acción para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) nos obliga a cumplir lo establecido en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y los ODS en toda su extensión.

Estas iniciativas demuestran cómo trabaja la comunidad internacional para garantizar unos resultados positivos simultáneamente para las personas y la naturaleza, y todo el mundo debe desempeñar su propio papel en estas labores. Desde actividades locales de plantación de árboles y restauración de intricadas vías de navegación, hasta las inmensas iniciativas multinacionales de restauración que afectan a grandes partes de nuestras tierras y paisajes marinos, todo el mundo tiene la oportunidad de actuar ya para respaldar, propiciar y poner en práctica los efectos de la restauración.

Recuperación de pelícanos, Alabama, Estados Unidos, 2011. Tom MacKenzie, Servicio Estadounidense de Pesca y Vida Silvestre, Consejo de Restauración del Ecosistema de la Costa del Golfo a través de Wikimedia Commons

Centro Mundial de Vigilancia de la Conservación del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente

Con el fin de favorecer una transformación del mundo para lograr un futuro sostenible, el Centro Mundial de Vigilancia de la Conservación del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente ofrece un liderazgo estratégico, experiencia técnica y apoyo con base empírica a nuestros asociados para una restauración de los ecosistemas y una recuperación de especies eficaces. Nuestro objetivo consiste en respaldar a la comunidad de todo el mundo a través de marcos jurídicos, normativos y de planificación que permitan escalar las medidas eficaces para lograr nuestras ambiciones en materia de restauración en los planos local y global; apoyar y ofrecer una base de conocimientos accesible que permita a los planificadores y profesionales otorgar prioridad a iniciativas de restauración efectivas que ofrezcan beneficios ambientales, sociales y económicos mensurables y a largo plazo; y ayudar en la vigilancia para realizar un seguimiento de las iniciativas de restauración efectivas que existen en el mundo e incentivarlas y, de este modo, mejorar la gestión adaptativa.

Notas

1 Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), El estado de los bosques del mundo 2020. Los bosques, la biodiversidad y las personas. (Roma, 2020), pág. 13. Disponible en: https://www.fao.org/3/ca8642es/ca8642es.pdf 

2 Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES), Eduardo Sonnewend Brondízio y otros (eds.), Global assessment report of the Intergovernmental Science-Policy Platform on Biodiversity and Ecosystem Services (Bonn, Alemania, IPBES, 2018), pág. XXVIII. Disponible en https://www.ipbes.net/global-assessment

3 Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), El estado mundial de la pesca y la acuicultura 2020. La sostenibilidad en acción. (Roma, 2020), pág. 54. Disponible en: https://www.fao.org/3/ca9229es/ca9229es.pdf

4 Ibid, pág. 146

5 Naciones Unidas, Informe de Síntesis de 2018 sobre el Objetivo de Desarrollo Sostenible 6 relacionado con el agua y el saneamiento. Resumen ejecutivo, pág. 12. Disponible en: https://www.unwater.org/app/uploads/2018/05/UN-Water_SDG6_Synthesis_Report_2018_Executive_Summary_SPA.pdf

6 Bernardo B. N. Strassburg y otros, “Global priority areas for ecosystem restoration”, Nature 586(7831), págs. 724 a 729. Disponible en: https://doi.org/10.1038/s41586-020-2784-9

7 Timm Kroeger, Dollars and Sense: Economic Benefits and Impacts from two Oyster Reef Restoration Projects in the Northern Gulf of Mexico, The Nature Conservancy, 2012, pág. 7. Disponible en: http://www.oyster-restoration.org/wp-content/uploads/2013/02/oyster-restoration-study-kroeger.pdf

 

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