París esencial: los lugares imprescindibles de la ciudad del amor (y de mucho más)

Torre Eiffel

Construida en 1889 con motivo de la Exposición Universal, la Torre Eiffel se ha convertido en el icono de un país y en el monumento más famoso de París. Diseñado por Gustave Eiffel, su construcción duró poco más de dos años y en ella trabajaron 250 obreros. Considerado el monumento más visitado del mundo, y una parada obligatoria en París, es posible acceder a las dos primeras plantas de su torre tanto por las escaleras subiendo, nada más y nada menos que, 1665 escalones, o en ascensor, con el que llegar también a la cima.

 

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Las Catacumbas de parís

Bajar a las Catacumbas de París es hacer un viaje hacia el pasado. Su historia se remonta a finales del siglo XVIII, cuando debido a los graves problemas de salubridad provocados por los cementerios de la ciudad se decidieron trasladar sus contenidos a un lugar subterráneo de fácil acceso y situado en la periferia de la capital: las antiguas canteras de Tombe-Issoire, bajo la Plaine de Montrouge. Estas canteras, que han sido explotadas desde el siglo XV, son una pequeña parte del laberinto que se extiende bajo la ciudad, sobre una superficie aproximada de 800 hectáreas de las que ahora es posible visitar un pedazo.

 

 

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Arco del Triunfo

La victoria del ejército francés bajo las órdenes de Napoleón fue el resultado del Arco del Triunfo de París, una obra dedicada a los ejércitos de la Revolución Francesa inaugurada en 1836 por el rey Louise-Philippe. A sus pies se encuentra la tumba de un soldado desconocido de la Primera Guerra Mundial enterrado en 1921 cuya llama del recuerdo se reaviva todos los días a las 18:30h. En este monumento inspirado en el arco romano de Tito -de 45 metros de largo, 50 metros de alto y 22 de ancho-, además de ver la llama de su tumba, desde su azotea se pueden vislumbrar unas preciosas vistas de París y de la Avenida de los Campos Elíseos, La Défense y el barrio de la Étoile.

 

Moulin Rouge

Ubicado al pie de la colina de Montmartre, es posible que el Moulin Rouge, y su French Cancan, hayan hecho de él el cabaret más famoso del mundo. Fue fundado en 1889 por Joseph Oller y Charles Zidler con la intención de crear un lugar dedicado al entretenimiento dando lugar a un espacio que desde aquel año ha hecho de cabaret, teatro, cine e, incluso, escenario de music-hall. Hoy, con sus más de 135 años recibe en su interior más de 600.000 personas al año que llegan hasta allí para disfrutar de sus shows, sus bailes, sus vestimentas y la posibilidad de conocer uno de los lugares más míticos de la ciudad y del cine parisino.

 

 

 

The Palais Garnier

También conocida como Ópera Garnier u Ópera de París, Palais Garnier es uno de los edificios más conocidos de la capital francesa y uno de los más icónicos. Mandada construir por Napoleón III, su diseño se debe a Charles Garnier y forma parte del plan de transformación de París durante el Segundo Imperio. Su construcción, que duró 15 años, experimentó numerosas interrupciones, especialmente durante la Guerra Franco-Alemana de 1870 y la caída del Primer Imperio. Finalmente se inauguró en el año 1875 y desde entonces no han dejado de pasar por su escenario numerosas obras y conciertos de renombre mundial. Una de las mejores formas de conocer la ópera es yendo a ver una de sus obras, aunque también es posible conocerla de primera mano accediendo a alguna de sus visitas, tanto del teatro como el backstage.

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Montmartre

Coronado por la Basílica del Sacré Coeur, el templo blanco que encabeza su colina, este barrio es conocido por ser el más bohemio de París. “Monte de Marte”, MonsMartis, es el topónimo que sobrevivió a los tiempos Merovingios y que más tarde se cristianizó a Montmartre. Cuna de artistas impresionistas, barrio de pintores, esta zona de París es una de las más vibrantes de la capital francesa. Pasear por sus calles es dejarse llevar por uno de los espacios más emblemáticos de la ciudad con decenas de rincones fotogénicos. En esta zona se encuentra el cabaret Moulin Rouge, el muro de los Te Quiero obra del artista Frédéric Baron -donde se puede leer la frase en más de 300 idiomas-, el Molino de la Galette o la plaza de los pintores también conocida como la Place du Têrtre, por poner algunos ejemplos.

 

Notre Dame

A orillas del río Sena y dedicada a la Virgen María, la catedral de Notre Dame es uno de los grandes iconos de la ciudad de París y una de las catedrales góticas más antiguas del mundo. Construida en la Isla de la Cité entre 1163 y 1245, esta catedral fue un claro símbolo del creciente prestigio de París durante ese periodo, pero también de la importancia del contexto histórico y religioso que esta catedral ha tenido en el mundo, al lado de grandes templos europeos como el Duomo de Milán y la Abadía de Westminster de Londres.

 

 

Museo del Louvre

Reconocido por la pirámide de cristal de su exterior, el Louvre es uno de los museos más famosos del mundo por albergar en su interior obras tan conocidas como la Gioconda de Leonardo da Vinci, La Nike de Samotracia, el Esclavo Moribundo y la Venus del Milo de Miguel Ángel. Con más de 380.000 obras y objetos antiguos, el Louvre es uno de los museos más grandes del mundo y una visita obligatoria en París. En el interior de su complejo de edificios renacentistas se encuentra un recorrido de obras que abarcan toda la historia del arte europeo, desde las primeras civilizaciones hasta mediados del siglo XIX.

 

 

Sacre Coeur

La Basílica del Sagrado Corazón de Montmartre, también conocida como Basílica del Voto Nacional, es uno de los monumentos más emblemáticos de París. Con su estilo romano-bizantino en un imponente color blanco, sus 130 metros de altitud y ubicada sobre la cumbre de Montmartre, este templo ofrece una de las vistas panorámicas más bonitas de la ciudad. Tanto su interior, donde no hay que dejar de admirar el techo de su cúpula -decorado con el mosaico más grande de todo Francia-, como su cripta y su cúpula -desde donde disfrutar de los 360º de vista-, son visitables para los turistas.

 

 

Sainte-Chapelle

Sus 15 impresionantes vidrieras de quince metros de alto que llegan hasta su techo abovedado cuentan la historia de la Biblia a través de 1113 escenas que convierten la Sainte-Chapelle en una de las grandes obras del arte gótico en Europa. Encargada por Luis IX para albergar su colección personal de reliquias, este templo es una de las atracciones imprescindibles a visitar en cualquier viaje a París.

 

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Plaza de la Concordia

Diseñada en 1755, la Plaza de la Concordia es una de las plazas públicas más importantes de Parísy la más grandes de la capital. Su nombre original era Plaza Luis XV, en honor al rey de Francia. Es reconocible por el obelisco egipcio que se alza en el centro con inscripcionesjeroglíficas de la época de Ramsés en Luxor y porque a ambos lados de la plaza se encuentran ocho estatuas que representan las principales ciudades del país. A lo largo de la historia, esta plaza ha sido el escenario de alguno de los momentos más sangrientos de la Revolución Francesa, pues fue aquí donde se colocó la guillotina que decapitó en 1343 a María Antonieta, Danton y Robespierre.

Avenida de los Campos Elíseos

Con sus casi dos kilómetros de longitud y sus 70 metros de largo, los Campos Elíseos son conocidos como la principal avenida de París, pues van desde la plaza de la Concordia hasta la plaza Charles de Gaulle, donde se encuentra el Arco del Triunfo. Rodeado de zonas verdes, parques, restaurantes y tiendas, esta zona es perfecta para disfrutar de un paseo y para ver algunas de las firmas de alta costura más conocidas del país. En esta zona, además, se celebra el 14 de julio -Día Nacional de Francia-, la última etapa del Tour de Francia y la Nochevieja.

 

Museo d'Orsay

Las obras que alberga, sobre todo del impresionismo, ha convertido este museo en uno de los más visitados del mundo. Los cuadros de Monet, Cézanne, Renoir o Degas cuelgan de las paredes de la quinta planta. Creado en 1977, en el interior de una antigua estación de ferrocarril que llevaba años en desuso, se estructura alrededor de un pasillo central flanqueado por salas en cinco plantas, que albergan obras realizadas entre 1848 y 1914 y pertenecientes a diferentes movimientos artísticos. Cronológicamente, se sitúan entre la colección del museo del Louvre y la del Centro Pompidou.

 

Centro Pompidou

También de cristal y metal pero con una estética completamente diferente, el Centro Pompidou ilumina el centro de París desde 1977. Concebido como un organismo vivo por los arquitectos Renzo Piano y Richard Rogers, el edificio se caracteriza por su estructura en base a los colores: el azul para los conductos de aire acondicionado, el rojo para las escaleras mecánicas y ascensores, el amarillo para los tubos y conductos y el verde para las tuberías y canaletas. Compuesto por seis niveles, alberga obras de los maestros del arte moderno y contemporáneo, entre los que destacan Kandinsky, Duchamp, Frida Khalo, Matisse o Mondrian.