El Centauro del Norte

Pancho Villa, de bandido a héroe revolucionario

Pancho Villa

Pancho Villa

Pancho Villa. Fotografía del líder revolucionario tomada en 1911.

Science Source / Album

 

En 1878 nació en un pequeño municipio del estado de Durango, en el noroeste de México, un niño llamado Doroteo Arango Arámbula. Su padre trabajaba en la hacienda de un terrateniente, pero murió, o abandonó a su familia, cuando el futuro guerrillero tenía tan solo 6 o 7 años. Desde ese momento, Doroteo Arango asumió la protección de su madre y sus cuatro hermanos, una decisión que marcó su vida. A los 16 años hirió a uno de los jóvenes patrones cuando intentaba violentar a su hermana. Temiendo las represalias, huyó a las montañas y allí se unió a una banda de ladrones de ganado

Comenzó así una vida de forajido que se prolongaría durante 16 años, primero en Durango y luego en Chihuahua, un estado más al norte, fronterizo con Estados Unidos; fue allí donde adoptó el nuevo nombre de Pancho Villa. En esos años se convirtió en un excelente jinete, se hizo conocido por su puntería infalible y creó una amplia red de contactos que más tarde le serían de gran utilidad. 

 

Cronología

La vida del Centauro del Norte

1878

El 5 de junio nace José Doroteo Arango Arámbula en La Coyotada (San Juan
del Río), en Durango.

1910

Pancho Villa se une a la revolución contra el dictador Porfirio Díaz, liderada por Francisco Madero.

1913

Después del asesinato de Madero, Villa se enfrenta a Huerta. Es nombrado gobernador provisional de Chihuahua.

1916

Tras el ataque villista contra Columbus, EE. UU. lanza la Expedición Punitiva para capturar a Pancho Villa.

1923

Ya retirado, Villa es acribillado a balazos en su coche por Jesús Salas de camino a
un bautizo en Parral.

 

En los primeros años del siglo XX, el norte de México se había convertido en uno de los principales focos de descontento contra el gobierno de Porfirio Díaz. Instalado en el poder durante más de treinta años mediante un fraude electoral sistemático, Díaz había aplicado una política favorable a la oligarquía terrateniente, a la Iglesia y a la inversión extranjera depredadora. En 1910, el político reformista Francisco Madero aglutinó el malestar de gran parte de la población para impulsar su candidatura como presidente de la República mexicana. Después de que Díaz fuera reelegido en unos comicios fraudulentos, Madero llamó a la insurrección armada

 

La revolución

Abraham González, hombre de confianza de Madero, contactó con Villa, a quien al parecer conocía por haberle comprado ganado robado. Le propuso que se uniera a la revolución y le encomendó formar una partida para alzarse contra el Gobierno en Chihuahua. Villa se convirtió así en uno de los jefes guerrilleros al servicio de Madero. Inicialmente no era el más importante; en el norte, el principal cabecilla fue Pascual Orozco, mientras que en el sur se levantaron Emiliano Zapata y los hermanos Figueroa. Pero Villa destacó rápidamente por su carisma y su capacidad de movilización, así como por su arrojo en batallas decisivas, como la toma de Ciudad Juárez junto a Orozco. 

En mayo de 1911, Porfirio Díaz fue derrotado y enviado al exilio, y tras unas nuevas elecciones Madero accedió al poder. Sin embargo, el nuevo Gobierno enseguida defraudó a los caudillos revolucionarios, que exigían la puesta en marcha de la reforma agraria prometida por Madero. En marzo de 1912, Orozco, apoyado por Zapata, se sublevó. Villa se mantuvo leal a Madero y luchó a las órdenes de Victoriano Huerta, un antiguo militar de Porfirio Díaz al que Madero encargó aplastar la rebelión. Las fuerzas de Villa fueron decisivas para derrotar a Orozco en la segunda batalla de Rellano

Villa destacó en seguida por su capacidad de movilización, carisma y arrojo en el combate 

Pese a ello, Huerta recelaba de Villa, y tras un incidente lo arrestó por desacato y ordenó fusilarlo. Gracias a la intervención de un hermano de Madero, miembro del estado mayor de Huerta, Villa salvó la vida cuando ya estaba ante el paredón, pero fue enviado preso a Ciudad de México para ser juzgado por insubordinación y robo. 

Pancho Villa había aprendido muy precariamente a leer y escribir; en las cartas que escribía de su puño y letra cometía faltas ortográficas flagrantes («Yo soy bíctima de hingratitud en esta cárcel», decía una). Pero aprovechó su encierro para adquirir una cierta lectura leyendo con pasión los libros de historia que le prestó otro preso zapatista. Luego aseguró que había leído incluso algunos capítulos del Quijote. No por ello soportó mejor el encierro. Sus peticiones de libertad a Francisco Madero quedaron sin respuesta, y Villa finalmente se fugó y se refugió en El Paso, en EE. UU. 

En febrero de 1913, Huerta encabezó un violento golpe en Ciudad de México que terminó con el asesinato de Madero. Proclamado presidente con el apoyo de EE. UU., Huerta instauró una dictadura militar ante la que enseguida se formó una resistencia constitucionalista, dirigida por Venustiano Carranza, gobernador del estado norteño de Coahuila, con el apoyo de los demás líderes revolucionarios. Entre ellos estaba Villa, que tras volver de EE. UU. se puso al frente de una formación militar que se haría legendaria: la División del Norte. Integrada al principio por 3.000 hombres, se fue ampliando hasta llegar a 30.000 combatientes. En 1913 y 1914, esta división protagonizó las batallas más memorables de la revolución mexicana. Villa, que había sido hasta entonces un jefe militar entre muchos, se convirtió en el Centauro del Norte y el grito de sus tropas, «¡Viva Villa!», resonó en la toma de ciudades como Ojinaga, Torreón, Ciudad Juárez o, en junio de 1914, Zacatecas, victoria esta última que acabó con el sueño de Huerta, quien dimitió y huyó a España. 

 

Torreón

Torreón

Torreón, en el estado mexicano de Coahuila, a principios del siglo XX. Villa tomó esta localidad en marzo de 1914, infligiendo una importante derrota a Huerta. 

Alamy / ACI

 

Los éxitos militares le valieron a Villa el nombramiento de gobernador provisional del estado de Chihuahua a finales de 1913. Estuvo en el cargo durante un mes, pero le bastó para aplicar un amplio programa que incluía la creación de escuelas y una bajada generalizada de precios de los alimentos, especialmente de la carne, el pan y la leche, la expropiación a los terratenientes y la emisión de su propia moneda, amenazando con dos meses de cárcel a quienes no la admitieran. También estableció la ley seca para sus hombres, a los que puso a trabajar en el tranvía y en el ferrocarril. En esta época Villa llegó a un acuerdo con Harry E. Aitken, de la Mutual Film Company, para rodar una serie de películas que promovían su figura de líder popular y brillante militar. 

Pancho Villa y sus hombres

Pancho Villa y sus hombres

Pancho Villa, sentado y con un gran sombrero blanco, descansa junto a sus hombres en esta fotografía tomada en 1913.

Bettmann / Getty Images

La entrada triunfal de Carranza en Ciudad de México, el 20 de agosto de 1914, pareció marcar el triunfo definitivo de la revolución, pero el movimiento estaba dividido por personalidades e intereses opuestos. Carranza mantenía una relación tirante con Villa, al que utilizaba para las misiones más arriesgadas a la vez que trataba de quitarle protagonismo. En octubre de 1914, en la Convención de Aguascalientes, Carranza se vio obligado a renunciar al poder ante el frente que formaron Villa y Zapata, que entraron juntos en la capital. Pero en los primeros meses de 1915 una contraofensiva de Carranza, dirigida por el hábil general Álvaro Obregón, derrotó a las fuerzas de Villa, quien se vio obligado a refugiarse en el norte. 

 

Contra el gigante americano

Tras fracasar en una ofensiva sobre Sonora, Pancho Villa emprendió una de sus acciones más polémicas. El Gobierno estadounidense, bajo la presidencia de Woodrow Wilson, había reconocido a Carranza como presidente legítimo de México y le enviaba cargamentos de armas a través de la frontera. Pancho Villa creía incluso que había tratados secretos para hacer de México un protectorado norteamericano. 

En un intento de sabotear esa relación, en enero de 1916 Villa ordenó un asalto contra un tren en el que fueron masacrados 18 empleados norteamericanos de una compañía minera. Dos meses más tarde, el ejército de Villa hizo una incursión contra Columbus, una pequeña población estadounidense a cinco kilómetros de la frontera con México. Los villistas incendiaron la ciudad y mataron a 19 estadounidenses, aunque también sufrieron más de un centenar de bajas. La respuesta de Wilson fue enviar una «expedición punitiva» a México dirigida por el prestigioso general Pershing, con el objetivo declarado de capturar a Villa vivo o muerto

 

Pistola

Pistola

Pistola que perteneció a Pancho Villa. Museo de Antropología, Ciudad de México.

Mario Guzmán / EFE

Convertido de nuevo en fugitivo, Villa se valió de su conocimiento del terreno y la simpatía de la población para esquivar a sus perseguidores. En el curso de una emboscada fue herido en una pierna y tuvo que disolver sus tropas y ocultarse
durante un tiempo en una cueva. Algunos de sus hombres fueron torturados y asesinados, pero ninguno lo delató. En febrero de 1917, cuando recibió la orden de retirarse, Pershing tuvo el sentimiento de que su único logro había sido hacer a Villa un héroe aún mayor para los mexicanos.

 

El final de un revolucionario

Tras la marcha de los estadounidenses, Villa siguió luchando contra Carranza hasta que este fue asesinado en 1920 mientras trataba de huir a Veracruz. El nuevo presidente provisional, Adolfo de la Huerta, amnistió a Villa y le ofreció un rancho en Durango donde retirarse de la vida pública. Rodeado por su extensa familia –tuvo 26 hijos reconocidos de múltiples esposas y amantes–, Villa se dedicó en Canutillo a construir casas, establos, una escuela y una tienda que instaló en la vieja iglesia del lugar. Él mismo colaboró en los trabajos, y se mostró especialmente orgulloso de la construcción de la escuela, la primera rural en el norte de México. 

Pero Villa había dejado demasiados enemigos por el largo y tortuoso camino de la revolución. Aunque contaba con una guardia personal de 50 hombres para defenderlo de amenazas, el 20 de julio de 1923 decidió asistir a un bautizo en Parral acompañado únicamente por seis de sus guardaespaldas. Todos encontraron la muerte al entrar en la ciudad, cuando el automóvil que conducía el mismo Villa fue tiroteado con saña. Solo uno de los asesinos, Jesús Salas, fue arrestado y condenado a 20 años de prisión, pero salió libre apenas tres meses después. Hoy se piensa que los instigadores del crimen fueron el entonces presidente, Álvaro Obregón, y el político designado para sucederlo, Plutarco Elías Calles, quienes temían las intrigas de Villa en su contra.

«México está de luto, tiene una gran pesadilla, / pues mataron en Parral
al valiente Pancho Villa. / Adiós general Villa, gran héroe entre los héroes», dijo un corrido, una de esas baladas populares mexicanas que habían acompañado la breve y fulgurante carrera del héroe más legendario de la revolución mexicana.  

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Un bandido puro y duro

Durante la revolución surgió la leyenda de que, antes de 1910, Pancho Villa había sido un bandido social, «amigo de los pobres, el Robin Hood de México», según John Reed. Su biógrafo Paco Ignacio Taibo sostiene en cambio que, como bandolero, Villa nunca tuvo inquietudes sociales. «En sus acciones hubo poca generosidad hacia los pueblos; robó a los ricos, pero pocas veces para entregar a los pobres». Pese a ello, Villa tenía principios: nunca sirvió a un cacique, respetaba a los maestros de escuela más que a los curas y no violaba a las mujeres, sino que prefería seducirlas.

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Villa y Zapata

El 5 de diciembre de 1914, en Ciudad de México, Pancho Villa y EmilianoZapata se encontraron por primera vez. Allí hablaron de la reforma agraria y brindaron: Zapata con tequila, y el abstemio Villa con un vaso de agua.

 

Pancho Villa y Emiliano Zapata

Pancho Villa y Emiliano Zapata

Pancho Villa y Emiliano Zapata en una fotografía tomada en 1915.

Hulton Archive / Getty Images

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Estados Unidos contra Pancho Villa

Tras el ataque de Pancho Villa contra Columbus, el presidente norteamericano Woodrow Wilson lanzó la llamada «expedición punitiva» para capturar al nuevo enemigo público número uno de Estados Unidos. El general Pershing dirigió un contingente de 10.000 soldados provistos con el armamento más moderno, incluidos aviones de reconocimiento. Pero Villa siempre lograba escabullirse. El jefe de inteligencia de Pershing y oficiales del FBI trataron incluso de envenenarlo mediante unos trabajadores japoneses que conocían a Villa, sin éxito. La operación militar acabó siendo un completo fiasco, como reconoció Pershing en una carta que escribió a su esposa después de recibir la orden de retirada: «Cuando se escriba la verdadera historia [de la expedición], no será un capítulo muy inspirador para los escolares ni para los adultos. Después de precipitarnos en México con la intención de comernos crudos a los mexicanos, retrocedimos ante la primera resistencia y ahora volvemos a casa a escondidas, como un perro apaleado con la cola entre las piernas [...]. Ahora solo sueño con la tranquilidad de que disfrutaré cuando el último hombre y la última mula crucen la frontera».

 

Mapa

Mapa

Cartografía: Eosgis.com

 

Cartel

Cartel

Cartel de 1916 que ofrece una sustanciosa recompensa por la captura de Villa.

Bridgeman / ACI

 

Soldados estadounidenses

Soldados estadounidenses

Un grupo de soldados estadounidenses a punto de partir desde Nueva York para capturar a Villa, en 1916.

Science Source / Album

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El caudillo polígamo  

Uno de los aspectos más controvertidos de Pancho Villa es su relación con las mujeres. Además de sus amantes ocasionales, se casó sucesivamente con varias mujeres sin preocuparse de divorciarse de las anteriores; de hecho, en su retiro final en Canutillo convivió con tres de ellas y sus respectivos hijos. Esta auténtica poligamia pudo nacer como una estrategia de supervivencia durante la etapa de Villa como bandido, cuando necesitaba contar con apoyos locales frente a las fuerzas del orden. Los familiares de sus esposas se convertían entonces en compadres que le debían lealtad.

Pancho Villa junto a su esposa Luz Corral

Pancho Villa junto a su esposa Luz Corral

Pancho Villa junto a su esposa Luz Corral en Ciudad Juárez. 1914.

Bettmann / Getty Images

 

Este artículo pertenece al número 238 de la revista Historia National Geographic.