Eduardo Galeano: "Los nadie", aquellos que no existen | VENTURA
Galeano: «Los nadie»

Cuando la cultura sirve para difundir conciencia crítica, un tema recurrente al que se hace referencia es la situación de pobreza y marginalidad en la que viven millones de personas. Para el caso de Latinoamérica, es un tema especialmente importante. Aunque según el Banco Mundial la tasa de pobreza en la región ha descendido del 42% en el año 2000 al 25% en 2012, la desigualdad social y económica en la región sigue siendo elevada.

Más de 132 millones de personas viven en situación de pobreza (datos de 2012, Banco Mundial). Pero esta realidad implica muchas más cosas que la simple pobreza. Tristemente la desgracia de ser pobre suele estar acompañada por la exclusión y el olvido social. Los pobres no cuentan como parte de la sociedad. En Latinoamérica esto ha sido así durante décadas (y sigue siendo una realidad para millones de personas).

En el siguiente poema del escritor uruguayo Eduardo Galeano se retrata a la perfección la situación en la que viven los marginados sociales, que, por su condición económica o étnica, quedan relegados a callejones oscuros, a pueblos perdidos o a asentamientos informales en la sociedad actual.

«Los nadie» (Eduardo Galeano)

Eduardo_GaleanoSueñan las pulgas con comprarse un perro
y sueñan los nadies con salir de pobres,
que algún mágico día
llueva de pronto la buena suerte,
que llueva a cántaros la buena suerte;
pero la buena suerte no llueve ayer, ni hoy,
ni mañana, ni nunca,
ni en lloviznita cae del cielo la buena suerte, 
por mucho que los nadies la llamen
y aunque les pique la mano izquierda,
o se levanten con el pie derecho,
o empiecen el año cambiando de escoba.

Los nadies: los hijos de nadie,
los dueños de nada.
Los nadies: los ningunos, los ninguneados, 
corriendo la liebre, muriendo la vida, jodidos, 
rejodidos:

Que no son, aunque sean.
Que no hablan idiomas, sino dialectos.
Que no profesan religiones,
sino supersticiones.
Que no hacen arte, sino artesanía.
Que no practican cultura, sino folklore.
Que no son seres humanos,
sino recursos humanos.
Que no tienen cara, sino brazos.
Que no tienen nombre, sino número. Que no figuran en la historia universal,
sino en la crónica roja de la prensa local.
Los nadies,
que cuestan menos
que la bala que los mata.

Comentario y reflexión

Con su habitual estilo mordaz, irónico y afilado, Eduardo Galeano da protagonismo en su poema a quienes normalmente no lo tienen en la vida. No hablan de ellos los periódicos, no se acuerdan en sus discursos los políticos, no los miramos nosotros por la calle. Son los nadie, los que no son nadie. En una sociedad en la que uno es en la medida que tiene, los que no tienen nada no son. Y como no son, no son nadie.

Los nadie son los excluidos, los marginados. En muchos países de Latinoamérica, son incluso personas que no cuentan en las estadísticas demográficas. No son tenidos en cuenta a la hora de tomar decisiones políticas, económicas o sociales. Su voz no es escuchada, aunque sus brazos son utilizados para crear riqueza. «No son seres humanos, sino recursos humanos».

En Latinoamérica se han hecho importantes avances en la disminución de la población empobrecida, aunque los datos siguen siendo preocupantes:

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Además de ser olvidados en el día a día, también lo son cuando repasamos el pasado. Como dice Galeano: «No figuran en la historia universal, sino en la crónica roja de la prensa local.» Son personas que, aunque trabajan duro para sacar sus vidas y a sus familias adelante, sólo salen en la prensa en la sección de sucesos. La historia no hace justicia con las personas humildes.

La población indígena, también invisible

indigenas-ecuatorianosLos nadie no son sólo los indigentes que podemos ver en las calles de las grandes ciudades de Latinoamérica. Lo son también los cientos de miles de indígenas que siguen viviendo según sus tradiciones. Poblaciones que se han visto sorprendidas por el avance del progreso en forma de hormigón, y que habitan muchas veces excluidos en los espacios urbanos. Los Estados no han sabido incorporarles a la sociedad y han quedado olvidados, como extraños, aunque es suya la tierra en la que viven.

La comunidad indígena andina, aunque olvidada en gran medida, ha conseguido importantes avances al incluirse aspectos de su justicia tradicional en la Constitución de países como Perú o Ecuador. Un paso adelante en el reconocimiento de ‘los nadie’, que «no hablan idiomas, sino dialectos».

Galeano incorpora en su crítica un interesante concepto que tiene que ver con la ridiculización y el desprecio a lo indígena. Se desprecia su cultura («No hacen arte, sino artesanía. No practican cultura, sino folklore.») y se ridiculizan sus creencias («No profesan religiones, sino supersticiones.»). Sobre este último aspecto Eduardo Galeano ha escrito varias veces. La dominación cultural de los occidentales sobre el resto del mundo, y especialmente sobre Latinoamérica, se basa en gran medida en una dominación religiosa. La ridiculización de las creencias religiosas tradicionales de la región permitió introducir el cristianismo como la religión verdadera. Esto está directamente relacionado con los nadie, pues los nadie son quienes no adoptan la corriente predominante, quienes siguen creyendo en su tradición.

Un breve texto de Galeano titulado «El Descubrimiento» nos invita a reflexionar sobre esta cuestión:

En 1492, los nativos descubrieron que eran indios,
descubrieron que vivían en América,
descubrieron que estaban desnudos,
descubrieron que existía el pecado,
descubrieron que debían obediencia a un rey y a una reina de otro mundo y a un dios de otro cielo,
y que ese dios había inventado la culpa y el vestido
y había mandado que fuera quemado vivo quien adorara al sol y a la luna y a la tierra y a la lluvia que la moja

Sacar del anonimato a los nadie

Los nadie pueden (y deben) ser rescatados de la exclusión. Son personas, ciudadanos. Eduardo Galeano ha manifestado que en Venezuela se han hecho avances en la lucha contra Nadalandia, el país de los nadie. Un ejemplo que debería cundir en el resto de países de Latinoamérica. En palabras de Galeano:

«Hasta ayercito nomás, en la Venezuela saudí, paraíso petrolero, el censo reconocía oficialmente un millón y medio de analfabetos, y había cinco millones de venezolanos indocumentados y sin derechos cívicos. Esos y otros muchos invisibles no están dispuestos a regresar a Nadalandia, que es el país donde habitan los nadies. Ellos han conquistado su país, que tan ajeno era.» 

El escritor uruguayo ha mostrado su apoyo en varias ocasiones a las políticas sociales realizadas por el Gobierno de Venezuela para conseguir reducir el número de los nadie.