Leo Hambre, de Knut Hamsun, y me quedo sorprendido porque, al terminarla, me he dado cuenta de que hace justo un a�o le�a La bendici�n de la tierra, su conocida �opera magna'. As� que, bajo el cielo de agosto de 2020 y de 2021, no puedo dejar de comparar ambas novelas. Frente a los v�nculos familiares de la bendici�n de la tierra, en Hambre encontramos a un hombre solo, perdido en mitad de una ciudad monstruosa, laber�ntica y an�nima, que se despliega a los ojos del lector como una pesadilla sonriente y feroz. Hamsun construye una historia en la que la �nica relaci�n humana est� tamizada por lo econ�mico. El protagonista no tiene otras preocupaciones ni otros motivos que encontrar un trabajo, ganar dinero, pagar el alquiler y, sobre todo, poder comer. La noci�n de communitas no existe en Hambre; todo es una societas implacable que desborda al protagonista. En La bendici�n de la tierra leemos sobre el amor familiar, sobre las relaciones de vecindad amistosa, �hasta sobre los celos y las rencillas!, pero, ante todo, conocemos a los personajes por su nombre dentro de la colectividad. La comunidad, mejor o peor, est� ah�, los seres humanos tejen su historia en un entorno muy concreto. En Hambre, sin embargo, ese entorno carece de rostros conocidos; el protagonista est� solo, est� perdido, y nadie lo ayuda; y, por su orgullo y su irracionalidad racionalista, �l tampoco se deja ayudar; sus relaciones con los dem�s son mec�nicas y absurdas; no hay una comunicaci�n ni un intercambio reales. La sensaci�n durante la lectura es de ausencia de calor humano�, es m�s�, la omnipresencia de la frialdad humana. En parte me da bastante miedo verme como el protagonista de Hambre: porque no solo est� hambriento, sino que est� desesperado y, sobre todo, est� solo. Esto me lleva al tema de la impotencia. El protagonista hace lo que puede por vencer el hambre y la pobreza, para dormir bajo techo y amanecer caliente; pero, en �ltimo t�rmino, nada depende de �l. Sus esfuerzos por conseguir un trabajo, por escribir un buen texto y obtener un dinero por �l� �Sus esfuerzos son suyos, pero no los resultados de sus esfuerzos! La ciudad �el mundo� es demasiado grande e impersonal, sus ritmos son otros y tambi�n son otros sus intereses, y por eso las acciones del protagonista no conllevan una consecuencia. �Qui�n sabe si le responder�n a su solicitud de empleo? �Qui�n sabe si alg�n editor llegar� a leer su texto? Cuando un ser humano ha perdido los v�nculos directos con su entorno, cuando sus acciones han dejado de repercutir directamente en el �t�� y, sobre todo, cuando los esfuerzos de un hambriento solo dan fruto en un mercado de trabajo que aliena sus capacidades �Hambre nos habla, desde cierto punto de vista, el obrero que se vende a s� mismo por sobrevivir, y que ni consigo mismo se basta�, entonces lo normal es un estado de incertidumbre y desesperaci�n psicol�gica que desequilibra los pensamientos y hace oscilar el alma entre la euforia y la angustia, varias veces a lo largo del d�a y cientos de veces a lo largo de la semana. En otras palabras: las personas nos volvemos locas cuando nuestras acciones no dan el resultado que necesitamos y esta circunstancia ni siquiera depende de nosotros, sino de un mercado de trabajo que bien nos explota si nos considera �tiles, o bien nos excluye si nos considera in�tiles. En esta situaci�n, un ser humano no tiene m�s norte que el de las necesidades econ�micas y, por ende, se pierde todo valor subjetivo, toda direcci�n propia de la vida y expresi�n de la voluntad. El hombre se hace esclavo de su est�mago, y este se hace esclavo de las monedas. El protagonista tiene hambre, y los efectos del hambre son palpables en su conducta cada vez m�s desnortada, en sus pensamientos cada vez m�s desorbitados, en su sufrimiento interior cada vez m�s acerado. Pienso que la novela es expresi�n del sufrimiento, y pienso que el novelar, el escribir, el hacer literatura, es expresar y sublimar el sufrimiento. Hamsun pas� hambre, y la experiencia humana de su hambre ha quedado plasmada en esta novela. Por ello creo que, en el trabajo literario, tan importante es lo emocional como lo ling��stico; lo primero aporta la materia y lo segundo le confiere eso que llamamos �belleza� y ganas de leer. El trabajo emocional es, pues, fundamental, y sustenta todo el edificio novel�stico que busca expresarse; en este caso, el sufrimiento causado por el hambre. El escritor es, as�, un escultor de emociones: su materia prima es su interior, su material de trabajo es el lenguaje; y no hay literatura sin uno u otro. Esta �expresi�n subjetiva de la experiencia� se me antoja m�s convincente todav�a cuando el t�tulo de la obra no es m�s que un lac�nico �Hambre�, tan simple y est�ril como una entrada de diccionario. Su definici�n es subjetiva, extensa, narrativa; y perfectamente v�lida. El hambre, seg�n Knut Hamsun, se define as�, con esta historia tan tr�gica y tan tumultuosa y de tantas resonancias interiores; y tal definici�n es m�s clara, m�s humana y m�s radical que la de cualquier diccionario; pues es la definici�n de lo vivido, transmutado y sublimado en una novela. Ninguna epistemolog�a es tan poderosa como la literatura, que nos abre el hond�n de la naturaleza humana y tambi�n el de sus l�mites y condicionantes. Y d�ganme si acaso la condici�n humana no se fundamenta, de manera radical, en el hambre. (De hecho, el sabio catal�n Ram�n Turr� ya hablaba del �origen tr�fico del conocimiento', una teor�a interesant�sima que nos dice que la capacidad cognitiva de un ser vivo se basa, fundamentalmente, en la necesidad de conocer su medio para alimentarse. As�, a necesidades alimenticias m�s complejas, el organismo desarrolla mayores capacidades de percepci�n y cognici�n. En resumen: el conocimiento es una consecuencia directa del hambre. Me parece una idea poderos�sima, que, por otra parte, nos llevar�a a otros cauces m�s metaf�sicos, como el hambre de Dios o de infinito que solo el ser humano es capaz de concebir racionalmente y de padecer espiritual-emocionalmente). Echo de menos, y creo que Hamsun tambi�n, el relato de la bendici�n de la tierra, donde el trabajo del hombre lo alimenta a �l y a su familia. Hambre nos habla de la alienaci�n desesperada de un ser humano que ha perdido sus v�nculos con la tierra, con su comunidad afectiva y, en �ltimo t�rmino, consigo mismo. Porque el hambre, y creo que esta idea es la que m�s poderosa me parece despu�s de haber le�do esta novela, quien sufre de hambre en su est�mago tambi�n sufre un hambre mucho m�s profunda, m�s terror�fica e infinitamente m�s triste, que es el hambre de justicia: el sue�o de un mundo mejor donde el hambre no exista, y donde la libertad y el alimento siempre est�n a la mesa, junto a los amigos. Muchos tenemos hambre de un mundo as� de hermoso. Enlace: https://dariomendezsalcedo.w.. + Leer m�s |