A sus 74 años, la actriz Meryl Streep ha sido galardonada en la 77º edición del Festival de Cannes con la Palma de Honor, que reconoce toda su trayectoria artística y su aportación al séptimo arte. Este inestimable galardón se une a la colección de premios que acumula la actriz originaria de Nueva Jersey, entre los que destacan tres premios Oscar por sus trabajos en ‘Kramer contra Kramer’ (1979), ‘La decisión de Sophie’ (1982) y ‘La dama de hierro’ (2011), además del premio recibido en el Festival de Cannes de 1989 en la categoría de Mejor actriz gracias a su papel en ‘Un grito en la oscuridad’ (1988).

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Meryl Streep, que recientemente ha desvelado el secreto mejor guardado de Robert Redford en 'Memorias de África', se ha convertido gracias a su impecable trabajo y su enorme esfuerzo en una de las intérpretes más cotizadas de Hollywood durante las últimas décadas. Pero la actriz también ha servido como inspiración y ejemplo de superación al resto de sus compañeras de profesión al haber roto el techo de cristal para obtener el mismo reconocimiento y la misma remuneración que sus compañeros de reparto masculinos.

Por ese motivo, durante un encuentro organizado por el Festival de Cannes con diferentes preguntas de los fans y la prensa internacional en el que Meryl Streep confesó que solo ha visto enfadado a Clint Eastwood en una ocasión y fue en 'Los puentes de Madison', la actriz mostró públicamente su orgullo con el hecho de que a día de hoy, muchas mujeres hayan podido acceder a puestos de responsabilidad en los grandes estudios hollywoodienses, lo que sin duda para ella ha supuesto un nuevo horizonte dentro de la industria cinematográfica. Además, la intérprete también mostró su disconformidad con el desequilibrio salarial entre mujeres y hombres y con las dificultades que, según su experiencia, tiene el género masculino a la hora de identificarse con los papeles femeninos. Con este alegato, la actriz, que también ha comentado un dato muy revelador de 'El diablo viste de Prada', donde Meryl Streep demostró que es única ofreciendo una hamburguesa a Anne Hathaway para que no bajara de peso, ha querido dejar patente que pese a los avances sociales que se han venido sucediendo durante los últimos años, todavía queda un largo recorrido para igualar la situación de las mujeres con la de los hombres tanto dentro como fuera de la industria cinematográfica.

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“Las cosas han cambiado mucho. Y creo que el acceso de las mujeres a los puestos de decisión de los grandes estudios es una cuestión clave. Las películas funcionan como una proyección de los sueños de la gente. Y los ejecutivos de Hollywood también participan de ese juego de fantasías. En este sentido, parece que a los hombres les resulta muy difícil meterse en la piel de un personaje femenino. De hecho, la primera vez que un hombre se me acercó para decirme que había conectado con mi personaje fue con ‘El diablo viste de Prada’. Las mujeres sí que nos identificamos con personajes masculinos. Cuando vi ‘El cazador’, me metí sin problemas en la piel de los personajes de Robert De Niro y Christopher Walken, pero parece que a los hombres les cuesta hacer lo opuesto, meterse en la piel de una mujer”.