G.I. GURDJIEFF – INSTITUTO GURDJIEFF CHILE

Instituto Gurdjieff Chile

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Georges Ivanovich Gurdjieff (1866 – 1949)

George Ivánovich Gurdjieff, maestro espiritual de la primera mitad del siglo XX, nació, de acuerdo al calendario ruso, el 1 de enero de 1866, en una región cercana a la frontera persa, la que recientemente había sido conquistada por Rusia en una guerra contra Turquía. Su madre era armenia y su padre descendiente griego.

La juventud y la vocación de Gurdjieff

El área de Transcaucasia en que nació y vivió sus primeros años es un punto de encuentro de diversas razas y pueblos: rusos, griegos, turcomanos, tártaros, armenios… era una tierra saturada de antiguas tradiciones y costumbres, donde a menudo lo milagroso, lo oculto, era experimentado como más real y significativo que el mundo visible y cotidiano.

Creciendo en este entorno, bajo la influencia de su padre y sus primeros tutores, el joven Gurdjieff se convenció de tres cosas: primero, que la vida esencialmente tiene un significado de una dimensión diferente de la que logramos darnos cuenta bajo las condiciones habituales; segundo, que en tiempos antiguos existía un conocimiento de este significado y del camino para realizarlo en uno mismo; y tercero, que debían existir ciertas comunidades donde este conocimiento todavía existe, al menos en parte, y es puesto en práctica.

Búsqueda y encuentro de las fuentes del conocimiento

Gurdjieff se entregó completamente a su búsqueda. Sigue un largo período de expediciones, a menudo riesgosas, a través del Medio Oriente, África y Asia Central, en busca de las fuentes de este conocimiento. Gurdjieff relata esta época de su vida en su libro “Encuentros con Hombres Notables”.

Su misión

Alrededor del comienzo de la primera guerra mundial encontramos a Gurdjieff en Moscú. Ahora un hombre diferente, un hombre que no sólo ha encontrado el conocimiento que buscaba, sino que de hecho ha incorporado ese conocimiento en sí mismo. Y aquí comienza con la tarea que se pone como la meta de su vida: transmitir este conocimiento y el camino hacia él en una forma accesible en nuestros días a un hombre enraizado en la cultura occidental, de modo de guiarlo hacia la conciencia y la libertad interior. Lo encontramos trabajando con pequeños grupos de alumnos a los cuales les transmite el conocimiento necesario, y a los que estimula mostrándoles una variedad inextinguible de formas de ‘trabajo en uno mismo’.

Impedido de llevar a cabo su trabajo en Rusia, por la agitación producida por la Primera Guerra Mundial y luego por la revolución bolchevique, Gurdjieff dejó Rusia con algunos de sus alumnos, viajando a Essentuki y Tiflis en el Cáucaso, luego a Constantinopla y Berlín, para finalmente instalarse en Francia en 1922 en el Castillo del Prieuré, en Avon, cerca de Fontainebleau, donde Gurdjieff estableció el Instituto para el Desarrollo Armónico del Hombre.

Su Instituto atrajo una gran cantidad de personas provenientes principalmente de Francia, Inglaterra y Estados Unidos. Allí, el trabajo físico y una gran variedad de ejercicios, danzas y movimientos fueron parte de la intensa actividad desarrollada para ir en la dirección de ofrecer a los presentes los medios para descubrir su naturaleza esencial y desarrollar sus posibilidades no descubiertas.

Luego de un grave accidente automovilístico que cambió el rumbo de su vida, comienza a escribir su gran obra Del Todo y de Todas las Cosas, y a componer junto a de Thomas de Hartmann una gran cantidad de piezas musicales que son una vertiente que domina las leyes de las vibraciones y que vivifica y alienta el contacto con lo más esencial y profundo de nuestro ser para su alimento y evolución. Más de 300 piezas para piano, inspiradas en melodías, himnos y cantos sagrados traídos desde lugares remotos de Europa Oriental, Oriente Medio y Asia Central, hasta el Tibet.