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Sepsis

3 de mayo de 2024

Datos y cifras

  • La sepsis es una de las causas de muerte más frecuentes en todo el mundo, aunque hay dificultades para recopilar datos fiables a nivel poblacional (1).
  • Según datos publicados en 2020, se produjeron cerca de 48,9 millones de casos y 11 millones de muertes relacionadas con la sepsis en todo el mundo, lo que representa el 20% de todas las defunciones a escala mundial (2).
  • Cerca de la mitad (20 millones) de todos los casos estimados de sepsis en el mundo se produjeron en niños menores de 5 años.
  • Por cada 1000 pacientes hospitalizados, se estima que 15 desarrollarán sepsis como complicación derivada de la atención de salud.
  • Aunque la sepsis puede afectar a cualquier persona en todo el mundo, existen disparidades regionales significativas en la incidencia y la mortalidad, registrándose las tasas más elevadas en los países de ingreso mediano bajo (2).
  • La sepsis tiene un costo elevado; se calcula que el costo hospitalario medio de la sepsis supera los 32 000 dólares de los EE.UU. (USD) por paciente en los países de ingreso alto (3).

Generalidades

La sepsis es una afección potencialmente mortal que se produce cuando el sistema inmunitario del organismo reacciona de manera extrema a una infección, provocando una disfunción orgánica (4). La reacción del organismo daña sus propios tejidos y órganos y puede provocar un choque, una insuficiencia multiorgánica y, en ocasiones, la muerte, sobre todo si no se detecta y trata a tiempo.

Cualquiera puede sufrir una sepsis, pero el riesgo es mayor en las personas mayores, las muy jóvenes, las embarazadas o las que tienen problemas de salud.

Los signos comunes son fiebre, frecuencia cardiaca elevada, respiración rápida, confusión y dolor corporal. Una sepsis puede provocar un choque septicémico, insuficiencia multiorgánica y la muerte.

Aunque la causa suele ser una infección bacteriana, también puede deberse a otras infecciones provocadas por virus, parásitos u hongos. Su tratamiento requiere atención médica, en particular el uso de antimicrobianos, líquidos por vía intravenosa y otras medidas.

Una sepsis contraída en entornos asistenciales es uno de los tipos más frecuentes de evento adverso que se dan durante la atención de salud y cada año afecta a centenares de millones de pacientes en todo el mundo.

La causa de las infecciones asociadas a la atención de salud son patógenos que a menudo son resistentes a los medicamentos y que pueden provocar un rápido empeoramiento del estado clínico. La resistencia a los antimicrobianos es un factor importante que determina la falta de respuesta clínica al tratamiento, lo que rápidamente puede derivar en una sepsis y un choque septicémico. Se ha observado que el riesgo de mortalidad hospitalaria es mayor en los pacientes con sepsis debida a patógenos resistentes. Se estima que en 2019 se produjeron 4,95 millones de muertes relacionadas con la resistencia a los antimicrobianos, entre ellas 1,27 millones de muertes directamente atribuibles a esta (5).

La implementación de medidas preventivas contra las infecciones, como una higiene adecuada de las manos, el acceso a programas de vacunación, la mejora de la calidad y la disponibilidad de sistemas de saneamiento y abastecimiento de agua y la adopción de otras prácticas óptimas en materia de prevención y control de infecciones, tanto en la comunidad como en entornos de atención médica, son pasos clave para reducir la aparición de una sepsis. El diagnóstico precoz y la atención clínica oportuna y apropiada de una sepsis, por ejemplo, mediante el uso óptimo de antimicrobianos y la rehidratación, son elementos cruciales para aumentar las probabilidades de supervivencia. Aunque una sepsis puede iniciarse de manera repentina y presenta una carga de mortalidad a corto plazo, también puede ser la causa de una importante morbilidad a largo plazo que requiera tratamiento y apoyo. En consecuencia, el tratamiento de una sepsis requiere un enfoque multidisciplinario.

Grupos de riesgo

Si bien cualquier persona que presente una infección, una lesión grave o una enfermedad grave no transmisible puede sufrir una sepsis, el riesgo es mayor en las poblaciones vulnerables (6,7), en particular:

  • las personas mayores
  • las mujeres embarazadas o que lo han estado recientemente
  • los recién nacidos
  • los pacientes hospitalizados
  • los pacientes en unidades de cuidados intensivos
  • las personas con sistemas inmunitarios debilitados (por ejemplo, a causa del VIH o el cáncer)
  • las personas con enfermedades crónicas (por ejemplo, una enfermedad renal, cirrosis)

Signos y síntomas

La sepsis es una urgencia médica que puede presentar diferentes signos y síntomas en distintos momentos. Las personas que crean estar sufriendo una sepsis deben buscar atención médica de inmediato.

Algunos de los signos o síntomas comunes son:

  • fiebre o baja temperatura y temblores
  • confusión
  • dificultad para respirar
  • piel húmeda y sudorosa
  • dolor o malestar corporal extremo
  • frecuencia cardíaca elevada, pulso débil o hipotensión arterial
  • diuresis baja

En el caso de los niños, los síntomas incluyen:

  • taquipnea
  • convulsiones
  • piel pálida
  • letargo
  • dificultades para despertarse
  • sensación de frío al tacto

En los niños menores de 5 años, una sepsis puede causar dificultades para ingerir alimentos, vómitos frecuentes o falta de micción.

Prevención

Una sepsis puede prevenirse tratando las infecciones de manera temprana y mediante una buena higiene en el hogar y en los entornos asistenciales.

La mejor manera de reducir el riesgo de una sepsis es evitando las infecciones. Las medidas para lograrlo incluyen:

  • una buena higiene personal, como lavarse las manos y preparar los alimentos sin riesgo de contaminación
  • evitar el agua sucia o los inodoros insalubres
  • recibir las vacunas recomendadas por los funcionarios de salud locales
  • llevar una alimentación saludable
  • la lactancia materna en el caso de los recién nacidos

Los hospitales y las clínicas deben seguir unas reglas eficaces en materia de prevención y control de las infecciones. Los antibióticos deben usarse adecuadamente para tratar las infecciones.

Una sepsis siempre es una afección grave, pero el riesgo es mayor en el caso de las personas que padecen VIH, tuberculosis, malaria y otras enfermedades infecciosas.

Tratamiento

El tratamiento de una sepsis es más eficaz si se inicia de manera temprana.

El personal de salud debe estar atento a cualquier indicio preocupante y realizar pruebas para el diagnóstico de la sepsis. Posteriormente, deberán tratar de encontrar el origen de la infección. El uso temprano de antimicrobianos para tratar bacterias, parásitos, hongos o virus es esencial para mejorar los resultados frente a una sepsis.

La hipotensión arterial se trata mediante líquidos administrados por vía intravenosa y, en ocasiones, con medicamentos denominados vasopresores, que pueden aumentar la presión arterial.

La resistencia a los antibióticos puede dificultar el tratamiento.

Objetivos de Desarrollo Sostenible

La sepsis es una causa importante de mortalidad materna, neonatal e infantil. En consecuencia, la lucha contra la sepsis contribuirá al logro de las metas 3.8, relativa a la calidad de la atención, 3.1 y 3.2 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), al mejorar las tasas de mortalidad de estas poblaciones vulnerables. En última instancia, una sepsis también puede provocar la muerte en pacientes afectados por el VIH, la tuberculosis, la malaria y otras enfermedades infecciosas incluidas en la meta 3.3. La prevención y/o el diagnóstico y el manejo adecuados de una sepsis también están vinculados a una cobertura vacunal adecuada, una cobertura sanitaria universal de calidad, la capacidad para cumplir con el Reglamento Sanitario Internacional, el grado de preparación y los servicios de agua y saneamiento. El desafío, sin embargo, sigue siendo encontrar la manera de prevenir, diagnosticar y tratar la sepsis a escala universal.

Respuesta de la OMS

A fin de combatir esta importante amenaza para la salud mundial, la OMS respondió elaborando un informe de la Secretaría de la OMS y, en mayo de 2017, la 70.ª Asamblea Mundial de la Salud adoptó la resolución WHA70.7 sobre la mejora de la prevención, el diagnóstico y la atención clínica de la septicemia. Los pilares fundamentales de la resolución WHA70.7 son:

  • elaborar unas directrices de la OMS sobre el tratamiento clínico de la sepsis y sobre la prevención de la septicemia;
  • poner de relieve las repercusiones de la sepsis en la salud pública y estimar su carga mundial;
  • apoyar a los Estados Miembros para definir y aplicar normas y establecer directrices, infraestructuras, capacidad de laboratorio, estrategias y herramientas para determinar la morbilidad y mortalidad debidas a la sepsis y reducir su incidencia; y
  • colaborar con organizaciones de las Naciones Unidas, asociados, organizaciones internacionales y partes interesadas para mejorar el tratamiento de la sepsis y la prevención y el control de las infecciones, en particular mediante la inmunización.

En colaboración y coordinación con las oficinas regionales de la OMS, los Estados Miembros y otras partes interesadas, varios programas de la Sede de la OMS están estudiando actualmente el impacto de la sepsis en la salud pública y proporcionando asesoramiento y apoyo a los países en materia de prevención, diagnóstico precoz y adecuado y tratamiento clínico oportuno y apropiado de la sepsis.


Referencias

  1. Fleischmann-Struzek C, Rudd K. Challenges of assessing the burden of sepsis. Med Klin Intensivmed Notfmed. 2023 Dec;118(Suppl 2):68-74. doi: 10.1007/s00063-023-01088-7.
  2. Rudd KE, Johnson SC, Agesa KM, Shackelford KA, Tsoi D, Kievlan DR, Colombara DV, Ikuta KS, Kissoon N, Finfer S, Fleischmann-Struzek C, Machado FR, Reinhart KK, Rowan K, Seymour CW, Watson RS, West TE, Marinho F, Hay SI, Lozano R, Lopez AD, Angus DC, Murray CJL, Naghavi M. Global, regional, and national sepsis incidence and mortality, 1990-2017: analysis for the Global Burden of Disease Study. Lancet. 2020 Jan 18;395(10219):200-211. doi: 10.1016/S0140-6736(19)32989-7.
  3. Arefian H, Heublein S, Scherag A, Brunkhorst FM, Younis MZ, Moerer O, Fischer D, Hartmann M. Hospital-related cost of sepsis: A systematic review. J Infect. 2017 Feb;74(2):107-117. doi: 10.1016/j.jinf.2016.11.006.
  4. Singer M, Deutschman CS, Seymour CW, Shankar-Hari M, Annane D, Bauer M, Bellomo R, Bernard GR, Chiche JD, Coopersmith CM, Hotchkiss RS, Levy MM, Marshall JC, Martin GS, Opal SM, Rubenfeld GD, van der Poll T, Vincent JL, Angus DC. The Third International Consensus Definitions for Sepsis and Septic Shock (Sepsis-3). JAMA. 2016 Feb 23;315(8):801-10. doi: 10.1001/jama.2016.0287.
  5. Antimicrobial Resistance Collaborators. Global burden of bacterial antimicrobial resistance in 2019: a systematic analysis. Lancet. 2022 Feb 12;399(10325):629-655. doi: 10.1016/S0140-6736(21)02724-0.
  6. Cecconi M, Evans L, Levy M, Rhodes A. Sepsis and septic shock. Lancet. 2018 Jul 7;392(10141):75-87. doi: 10.1016/S0140-6736(18)30696-2.
  7. Gotts JE, Matthay MA. Sepsis: pathophysiology and clinical management. British Medical Journal 2016.