Francisco I

El rey de la construcción en el Valle del Loira

En 2015 se celebró el 500º aniversario de la llegada al trono de Francisco I, rey caballero, constructor y protector de las artes y la literatura.

Retrato de Francisco I por Pierre Dupuis.

CUALIDADES Y DEFECTOS DE LA JUVENTUD

Coronado rey del país más poblado de Europa en 1515, Francisco I entró en París con su gran hábito y arrojó monedas a una multitud galvanizada por la renovación representada por este rey de 21 años con un espléndido estilo. "Francisco I era entonces un joven lobo. Tiene altos valores de caballerosidad. Es un ogro de 1,95 m de altura, un hombre de acción que ama el ejercicio físico", dice Geoffrey López, un actor que interpreta al rey en una reconstrucción histórica de Marignan planeada por la ciudad de Romorantin.

Apenas sagrado y ya victorioso en Marignan, el rey se sienta y gana en confianza. "En arrogancia", dirán algunos a la luz de las decepciones diplomáticas y las amargas derrotas que siguieron: Francisco I fue adelantado por Carlos V en la carrera por el Sacro Imperio Romano, traicionado por Enrique VIII, traicionado de nuevo por el agente Carlos de Borbón, tomado prisionero en la batalla de Pavía. Fue un estratega valiente pero a veces impulsivo y pobre: mantuvo una rivalidad tenaz con Carlos V y forjó alianzas controvertidas con los príncipes protestantes y el Imperio Otomano.

Como prerrogativa de la juventud, "el rey es también un excelente bailarín y organiza muchas fiestas en la corte, conocidas como Magnificencias", recuerda Denis Raisin Dadre, director artístico de Doulce mémoire, el conjunto musical del festival de música Chambord. Con motivo de estas celebraciones, cuando se unió a Enrique VIII en el Camp du Drap d'Or o recibió a Carlos V en Fontainebleau, Francisco I, un hombre galante y bon vivant, disfrutó de su placer. Exhibe sedas, piedras preciosas, loza refinada, suntuosas fiestas para afirmar su supremacía.

Arte Todopoderoso

En el castillo real de Amboise, "adorado por su madre, adorado por su hermana", según el escritor Gonzague Saint Bris, Francisco I recibe una educación como caballero humanista, "nunca almuerce estúpido" y sabe rodearse de compañeros alfabetizados. Como mecenas, subvencionó a poetas y escritores, creó una biblioteca real en Blois e introdujo el depósito legal. Curioso y de mente abierta, le trajo obras y artistas italianos, entre ellos Leonardo da Vinci, que sería "el Padre" de este huérfano de padre. La corte francesa se convirtió en un verdadero centro cultural.

Las ambiciones del rey constructor son inmensas y no se limitan a la estética. "La construcción de Chambord es claramente un manifiesto de poder político, una herramienta de propaganda", dice Luc Forlivesi, director del patrimonio y curador jefe del castillo. Francisco I quiere ser reconocido como príncipe del Renacimiento. Sin embargo, la magnificencia artística del siglo XVI le permite afirmar su poder. Mientras algunos critican a Francisco I por su gusto por el esplendor caro, "este gran rey construyó la Francia renacentista e inventó la influencia internacional a través de la cultura", dice Gonzague Saint Bris. Nos lega un patrimonio admirable que sigue siendo su impronta más llamativa.