Luchas en el Canal de la Mancha en la última década del siglo XVI y principios del XVII (II): El conflicto con Inglaterra incluía a Francia y a Flandes, e Irlanda donde se alentaban la rebelión
En esta segunda parte vamos a relatar, cronológicamente, los hechos primordiales en esta década llevados a cabo por los principales personajes de esta campaña. Y volveremos sobre el jefe de la campaña, Maestre de Campo Juan del Águila, seguiremos por el almirante Diego Brochero y acabamos con Pedro de Zubiaur.
Juan del Águila, un militar curtido en innumerables acciones tanto terrestres como marítimas y, además, un buen organizador, fue puesto al mando de la expedición a Bretaña en apoyo de los católicos contra los hugonotes (protestantes franceses) durante la última guerra de religión en Francia, la llamada Guerra de los tres Enriques.
Era maestre de campo del tercio de su nombre. Este era uno de los tres tercios asignados a la Armada y que no había participado en la Gran Armada en 1588.
Hombre de carácter fuerte tuvo serios choques con el líder de los católicos bretones, el duque de Mercoeur, que debilitaron la misión lo que hizo desaprovechar las ventajas, que una posición como Blavet, constituía para los intereses españoles frente a los de Inglaterra.
En la década final del siglo XVI, el enfrentamiento con Inglaterra no se reducía a los choques directos entre ambos países, se ampliaban a Francia y a Flandes donde los ingleses apoyaban a los hugonotes y a los rebeldes y a Irlanda donde los españoles alentaban las rebeliones en la isla.
En septiembre 1590, zarpó de La Coruña la flota que trasportaba a Bretaña al tercio. Después de una penosa navegación, por fin, arribaron a Saint Nazaire, desembarcando a mediados de octubre.
Eligieron esta ciudad en lugar de la propuesta, Blavet, porque ésta estaba ocupada y fortificada por los protestantes.
Al desembarcar los hombres del tercio estaban muy maltratados, flacos y débiles con alrededor de 600 enfermo, no obstante, su fama hizo que en la primera acción que emprendieron levantasen sin combatir el cerco enemigo a la ciudad de Dola.
Algo parecido ocurrió con Blavet, adonde se desplazaron las galeazas del convoy. Después de unos cuantos cañonazos la guarnición abandono la ciudad. Ciudad que fue usada como base por los soldados españoles que la fortificaron construyendo el fuerte conocido como Fuerte del Águila.
El tercio, juntamente con las fuerzas del duque y el apoyo de la Armada, continuaron la campaña conquistando diversas localidades bretonas. Al final del año 1590, las tropas españolas habían recuperado la iniciativa en Bretaña.
Entre tanto, la Armada había dejado en Blavet una docena de unidades entre las que se encontraban dos galeazas y dos galeras a las órdenes de Perrochino Morán, un marino napolitano. Fue relevado del mando por el almirante Diego Brochero. Cuando Perrochino volvió a España se trajo las dos galeazas y las dos galeras del contingente de Blavet. Los primeras porque se vio que no eran adecuadas por su gran calado y las dos galeras porque eran viejas. Las cuatro naves fueron sustituidas por 4 galeras nuevas.
El salmantino Diego Brochero había realizado su carrera militar en el Mediterráneo luchando con galeras. Combatiendo con una galera de Malta fue hecho prisionero de los piratas berberiscos. Cautivo en Argel, fue rescatado previo pago de un rescate.
La flota que mandaba capturo a piratas franceses y a naves de transporte inglesas, además de realizar desembarcos en pueblos protestantes.
Ese mismo año, 1590, nuestro marino vizcaíno, Pedro de Zubiaur, que había sido hecho prisionero dos veces por los ingleses, una de ellas por espía, era el encargado de la logística de Bretaña y, otras veces, de Flandes adonde trasportaba fondos, soldados, además de combatir a ingleses y holandese allá donde los encontrase.
A principios del año 1590, en la Bahía de Bayona (Galicia) una pequeña escuadra formada por tres buques ligeros a las órdenes de Pedro Zubiaur atacó a una flotilla anglo -holandesa compuesta por catorce naves. Tras varias horas de combate, el buque insignia de la flota enemiga fue abordado y capturado junto a otras 6 naves más. A la vista de lo acontecido, el resto de la flota se rindió.
El mismo año, Zubiaur regresando de Flandes de trasportar pertrechos para el ejército, se encontró cerca de Muxía (La Coruña) con una flota inglesa compuesta por nueve galeones y un patache. Sin dudarlo un instante se enfrentó a ellos en un combate que duro nueve horas. En un momento del combate, se llegó a enfrentar él solo con su nave, pues el resto de los buques españoles habían huido o habían sido hundidas.
Durante toda la duración de la expedición a Bretaña, Zubiaur fue el encargado con sus filibotes de la logística de las fuerzas allí destacadas, trasportando todo tipo de hombres y mercancías necesarias para el mantenimiento del destacamento, entre ellas la cal necesar1a para la construcción de los fuertes.
Este continuo ir y venir entre Ferrol y Bretaña, le permitía hacer muchas presas de protestantes franceses, ingleses y holandeses, corsarios de la Rochela que servían para paliar las necesidades del contingente español.
El año siguiente, 1591, se agudizaron los desencuentros entre el maestre de campo y el duque, pero el maestre de campo no dejó de presentar batalla a sus enemigos a pesar de las injerencias del duque.
En 1592, el contingente recibió refuerzos. Una escuadra a las órdenes de Martín de Bertendona trasportó 2.000 soldados de refuerzo, llevando consigo las escuadras de Pedro de Zubiaur y de Joanes de Villaviciosa, Entre refuerzos estaba el ingeniero Cristóbal de Rojas quien diseño los fuertes del Águila y del León.
En mayo de este año de 1592, se produjo el combate contra una fuerza conjunta de franceses, ingleses y mercenarios alemanes que estaban sitiando la plaza de Craon, defendida por un pequeño contingente de unos 600 hombres entre españoles y franceses.
Craon ocupaba una posición estratégica muy importante, era la puerta de entrada a Bretaña. El ejercito sitiador se componía de unos 6.500 infantes, 1.000 soldados de caballería y 12 piezas de artillería.
En su auxilio acudieron 2.000 soldados españoles, 800 caballos y unos 500 bretones.
A pesar de la inferioridad numérica, las fuerzas españolas y bretonas consiguieron una gran victoria, derrotando el enemigo, haciéndoles huir y causándole unos 1.500 muertos, además de recoger todo su armamento, munición y pertrechos abandonados durante su huida En la huida los soldados españoles no tuvieron piedad con los ingleses vengando a los tripulantes de la Gran Armada.
La victoria no fue suficiente para mejorar las relaciones entre el maestre y el duque, si no, más bien, contribuyo a empeorarlas.
La victoria hizo que algunas ciudades y castillos se entregasen a los vencedores, entre ellas la ciudad de Rennes.
Las relaciones entre los mandos españoles de la expedición tampoco mejoraban.
En noviembre del mismo año, Zubiaur atacó una flota inglesa de cuarenta buques mercantes. Consiguió quemar la capitana, capturar tres buques más y no logró más presas por la inesperada llegada de seis navíos de guerra ingleses de los que pudo escapar a pesar de que le produjeron graves daños en el velamen.
En mayo de 1593, los católicos de Blaye estaban sometidos a un fuerte asedio por las fuerzas enemigas y Zubiaur acudió con socorros. Al llegar a puerto se encontró con seis buques ingleses que intentaban bloquear la ciudad, sin dudarlo un instante atacó a la nave capitana hundiéndola y, a continuación, provocó un incendio en la almiranta que también se fue a pique con todos sus hombres.
Blaye está situada en el estuario que forman los ríos Garona y Dordoña y, por su situación, afectaba seriamente al tráfico marítimo con destino a Burdeos.
Poco más tarde aparecieron once navíos de La Rochelle y de Broage que comenzaron a cañonearle. Nuevo enfrentamiento en el que Zubiaur destruyó al enemigo y consiguió salvar todos sus buques, a pesar de que su nave sufrió un incendio.
Pero ahí no acabo el combate, cuando anochecía llegó una escuadra de 42 naves procedentes de Burdeos. Un temporal hizo embarrancar tantos buques propios como enemigos y dispersar otros. Zubiaur consiguió retirarse milagrosamente con la marea alta y regresar a España.
Poco más tarde, en julio del mismo año, Villaviciosa trasporto una compañía de soldados en socorro de Blaye que seguía sitiada. Coordinaron un desembarco nocturno a espaldas del ejercito sitiador al tiempo de que la guarnición llevaba a cabo una salida. Aturdidos los enemigos, la victoria fue completa dejando en campo más de 800 muertos, además de muchos heridos. El cerco fue levantado.
No contento con el éxito obtenido, a primeros de agosto Villaviciosa realizó otro audaz golpe. De noche subió estuario arriba hasta Burdeos, atacó una galeota que allí estaba, la capturó y se la llevó a España sin recibir daños.
Joaquín de la Santa Cinta, autor de «50 héroes españoles olvidados» y «135 Presidentes del Ejecutivo español en la Decadencia española (1788 -1905)»
Para saber más:
- Diccionario Biográfico. Real Academia de la Historia.
- Williams, Patrick. Diego de Brochero y Paz Anaya (c.1535-1625) corsario, almirante e administrador. Universidad de Portsmouth.
- Pañeda Ruiz, Manuel. Crónica de un fracaso anunciado: la campaña bretona de Felipe II.
- Martínez-Velarde, Carlos. Sobre la última larga campaña de Felipe II en la Bretaña francesa en apoyo de los católicos (1590-1598). Revista de Historia Naval. Año XVIII, Nº 68
- García Rivas, Manuel. En el IV Centenario del fallecimiento de Pedro de Zubiaur, un marino vasco del siglo XVI. Revista de estudios marítimos del País Vasco. Museo Naval. Diputación Foral de Guipúzcoa.
- VI Continúa la Guerra en Bretaña. 1592-1595. Instituto de Historia y Cultura Naval.