Esta filósofa nació en Londres, el 27 de abril de 1759. No pudo disfrutar de una buena formación académica, tuvo que optar por aprender de forma autodidacta. Viajó para conocer de cerca la Revolución. En 1787 regresó a Londres.

En 1786, salió publicado su primer libro: Pensamientos sobre la educación de las hijas. En él la autora defiende con vehemencia que se ofrezca a las jóvenes la posibilidad de educar su inteligencia. A través del editor Johnson, Mary Wollstonecraft conoció a muchos intelectuales con los que podía discutir temas de filosofía, política y pedagogía. Fruto de estas conversaciones y pensamientos fue su primera obra filosófica: Reivindicación de los derechos de los hombres. En este libro defiende con pasión las ideas de la Revolución Francesa.

En 1792, escribió la que fue su obra principal: Vindicación de los derechos de la mujer. Este libro tuvo una gran influencia en las luchas por la emancipación de la mujer. Mary Wollstonecraft defiende en él la igualdad educativa y de oportunidades entre ambos sexos. 

La filósofa está plenamente convencida de que toda persona tiene la posibilidad de hacer uso virtuoso de la razón. Para ella, la fuerza de la razón habita en ambos sexos. La mujer sólo es inferior al hombre en fortaleza física. Mary Wollstonecraft tuvo suficientes ocasiones de observar a las personas y de adquirir un gran conocimiento humano. Ella tenía muy claro que mediante la falta de estímulos se intentaba continuamente mantener la capacidad intelectual de las mujeres en una minoría de edad y en un nivel exiguo. Los hombres deben aprender a dejar espacios de libertad a las mujeres para su formación, y las mujeres tienen que oponerse a todas las medidas que las priven de formarse. No hay que confundir la virtud con la sumisión.

Mary Wollstonecraft critica la visión, muy extendida, de que hombres y mujeres son diferentes por naturaleza. Hasta su muerte, defendió esta convicción con todas sus fuerzas. Su esperanza residía en que algún día se demostrase que las mujeres también son seres racionales que necesitan oportunidades para cultivar sus talentos.

Leamos un fragmento de su libro, Vindicación de los derechos de la mujer:

“Que la mujer comparta sus derechos y emulará virtudes del hombre, pues tendrá que mostrarse más perfecta cuando esté emancipada o justificar la autoridad que encadena a ese ser débil a su obligación.” 

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