Por: Víctor Colque Valladares
“MAESTRO DE MAESTROS”, tu ausencia física marca la frontera entre lo humano y lo espiritual, y es que Dios y la Virgen de la Candelaria con sabiduría y bondad han decidido tu partida terrena para llevarte a su DIVINA MORADA; a la RESIDENCIA DE LOS INMORTALES, porque Maestro vivirás eternamente en los corazones, sentimiento y pensamiento de todos los puneños.
Maestro, gracias por tu inmenso aporte a la música puneña, gracias por haber compuesto “Mamita Candelaria”. En la que con inspiración magistral dices: Toma mi alma y mi corazón, toma mi vida si así lo quieres en prueba de mi fe, esencia de tu bendita plegaria hecha canción en la que convergen la fe y la tradición puneña en honor a la Virgen de la Candelaria.
En esta plegaria hecha canción, sólo tu ingenio pudo traducir en palabras y sonidos el sentimiento puneño y constituye la más sublime de tus herencias, por ser la composición musical puneña más significativa de todos los tiempos.
Tu extraordinaria creación ha contribuido trascendentalmente a amar la música puneña; pues con ella danzan todos los grupos en la Festividad de la Virgen de la Candelaria, porque Mamita Candelaria es tu plegaria que asume el sentir colectivo de todos los puneños.
Maestro, nuestro eterno agradecimiento, por tu maravilloso regalo que enriquece el orgullo de quienes tenemos la dicha y el privilegio de haber nacido en esta bendita tierra.
Raúl Castillo Gamarra tu nombre queda escrito en el lugar de mayor privilegio en la historia musical de Puno; queda labrado indestructiblemente en la solidez de las rocas de nuestra tierra; y los acordes de tu canción quedan grabados en la suave briza altiplánica que susurrará agradablemente hasta el confín del tiempo: Madre de todos los puneños, Mamita Candelaria, luz de mi pecho atormentado, flor de mi devoción, traigo en mi alma un gran dolor, una esperanza en mi corazón, el saber que con tan solo verte se irán mis pesares, toma mi alma y mi corazón, toma mi vida si así lo quieres en prueba de mi fe.
