El sábado pasado, en el marco del 110 aniversario de su natalicio, se celebró un acto de reivindicación y memoria de Demetrio Vallejo, justo en el espacio donde enfrentó la prisión política.

Demetrio Vallejo fue un hombre de principios, un dirigente sindical irredento e indoblegable, que encaró la represión de la que emanó el charrismo sindical y la persecución de un régimen intolerante fundado en el presidencialismo absoluto y su partido hegemónico.

Vallejo nació en El Espinal, en el corazón del istmo de Tehuantepec, el 6 de noviembre de 1910. Perteneciente a una familia indígena de origen zapoteca, desde pequeño tuvo la necesidad de trabajar. Cursó estudios hasta el tercer año de primaria, y en seguida se incorporó como Chícharo en la estación del tren en Ixtepec, y a los 18 años, a trabajar para el ferrocarril del Istmo, donde en 1936 formó la Federación de Trabajadores del Istmo.

A sus 24 años, Consuelo Uranga, pionera en la lucha por el derecho al voto de las mujeres, lo invitó a incorporarse al Partido Comunista Mexicano, el que lo comisionó al puerto de Coatzacoalcos, en Veracruz, donde organizó a los trabajadores de las fábricas de refrescos, de las empresas hieleras y de la construcción con los que llegó a formar un combativo Comité Regional del PCM, que sirvió de plataforma para la creación de la Federación de Trabajadores del Sur de Veracruz, en la que participaron las secciones petroleras y los sindicatos de la región.

Los dogmatismos y contradicciones dentro del PCM, provocaron la expulsión de varios militantes, entre otros, Valentín Campa y Demetrio Vallejo en 1945, quienes, tras su expulsión, participaron en la formación del Partido Obrero Campesino de México.

La huelga ferrocarrilera de 1958-59 representó una epopeya en la lucha por el aumento de salarios, la democratización sindical, la unidad de los sindicatos y el sindicalismo independiente. Durante los momentos más álgidos de la lucha sindical de 1958, Demetrio Vallejo asumió el encargo de Secretario General, con el respaldo de 59 mil 758 votos en su favor, contra 9 del candidato oficial.

La huelga ferrocarrilera fue reprimida por el régimen ante el riesgo de perder el control que mantenía sobre los sindicatos, despidiendo a los trabajadores y encarcelando a sus dirigentes. Vallejo estuvo preso más de 11 años, entre 1959 y 1970, siete de ellos en el Palacio Negro de Lecumberri, hoy convertido en el espacio que alberga al Archivo General de la Nación y la memoria de quienes fueron perseguidos.

La demanda por la libertad de Vallejo y Valentín Campa y la derogación del delito de Disolución Social, formaron parte del pliego petitorio del movimiento estudiantil de 1968 que, pese a la represión, fueron alcanzadas en 1970.

Ya en libertad, Demetrio se concentró en recorrer el país en pro de la unidad sindical y, junto con Heberto Castillo, fundaron el Partido Mexicano de los Trabajadores, desde donde apoyó el movimiento de trabajadores de la refresquera Pascual y la creación de una de las cooperativas más importantes de México, en la que prevalece su ideario colectivo.

En 1983, tras diferencias con la dirección del PMT, rompió con su partido, incorporándose al Partido Socialista Unificado de México, por el que fue electo Diputado Federal ante la LIII Legislatura, tribuna desde donde libró sus últimas batallas, antes de fallecer el 24 de diciembre de 1985, a causa de un infarto.

Luchador infatigable, Demetrio Vallejo formó parte de una extinta generación de dirigentes sindicales de izquierda que tanta falta hacen a los obreros del México de hoy.

Subsecretario de Derechos Humanos Población y Migración

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