Criollos y españoles | Vanguardia.com

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Armando Martínez
Jueves 09 de mayo de 2024 - 10:00 AM

Criollos y españoles

Columna de opinión de Armando Martínez Garnica

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Una de las simplificaciones más socorridas es la que explica el proceso de independencia como una lucha entre criollos y españoles. Pero cuando un genealogista de altos quilates, como don Miguel Wenceslao Quintero Guzmán, se pone a estudiar a la generación de los nobles de Popayán en la independencia, la imagen genética cambia. Los casos emblemáticos de Camilo Torres Tenorio y de Francisco José de Caldas ilustran ese patrón: nacidos como criollos, el padre era español y la madre criolla, pero si se sigue la genealogía hacia atrás, aparecen judíos conversos de Toledo y los mestizos de la primera generación. Todos descendían de conquistadores de la hueste de Sebastián de Belalcázar y de alguna india, pero después vinieron a sus familias judíos conversos y muchos españoles, con lo cual resulta que los mestizos saltaban hacia atrás en un proceso de hispanización.

Ahora se entiende por qué Camilo Torres afirmó, en el mal llamado memorial de agravios de 1809, lo siguiente: “Somos tan españoles como los hijos de don Pelayo”.

Efectivamente, la guerra de independencia respecto de la monarquía no fue sino una más de las guerras civiles entre españoles, dirigida por sus estamentos más nobles.

Y si se mira el estamento más bajo, que era el de los esclavos africanos, los encontramos por igual en los dos bandos: Boves se rodeó de ellos contra los patriotas venezolanos y entre los patriotas granadinos brilló el sargento segundo Juan Castillo, natural del África, quien por sus acciones entre 1811 y 1820 en seis batallones recibió todas las medallas imaginables: Boyacá, Pichincha, Junín y Ayacucho, y además la estrella de los libertadores de Venezuela.

La ciencia es la lucha contra la opinión popular, aquello que parece, pero no es verdad. Antes de la batalla de Ayacucho vio esta realidad social el coronel Manuel Antonio López: “Íbamos a matar y dañar voluntariamente nuestra misma carne y sangre, de los mismos gustos y caracteres que nosotros. Y, hasta cierto punto, de las mismas opiniones liberales”.

La guerra de independencia fue, entonces, una guerra civil entre hermanos: criollos, españoles, indios, negros o mestizos, lo que fuese.

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