Todo sobre la inquisición española en Toledo - Paseos Toledo Mágico
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La Inquisición en Toledo

Inquisición Toledo

“Resonaron entonces en mi cerebro, los mil vagos recuerdos y las cosas horribles que ocurrían en los calabozos de Toledo”

Con estas palabras evocaba el magistral Edgar Allan Poea la Inquisición española, metiéndose en la mente de un reo, en su relato El pozo y el péndulo, sin duda una imagen truculenta de una realidad de la que se han vertido ríos de tinta…

¿Cómo nació la Inquisición?

Nace de forma efectiva como tribunal religioso en el siglo XIII, a iniciativa del Vaticano, para luchar en Francia y en Italia contra varias herejías, las más conocidas serán los valdenses y albigenses o cátaros. A esta primera institución se la conoce como la Inquisición Papal o Pontificia.

¿Qué funciones tenía?

Básicamente servía como una herramienta de control social, e intentaba en la medida de lo posible, evitar las guerras de religión y dar con ello cohesión religiosa a un territorio.

La Inquisición española

O también conocida como Inquisición Real, creada por decisión de los Reyes Católicos y con el beneplácito papal, tiene como fecha de su fundación el año 1478, con el objetivo de crear un tribunal de fe para tener un férreo control ante posibles insurrecciones religiosas internas.

Presidida por un Inquisidor General y un órgano consultivo llamado La Suprema, pocos años después de su creación, tendrá actuaciones contundentes en Sevilla y en Valladolid.

En su origen, sus procedimientos iban más encaminados a perseguir a judeoconversos, moriscos y protestantes, para luego ampliar su espectro de actuación ante todo tipo de conductas inmorales donde cabía desde la blasfemia, hasta el juego, la bigamia, o los delitos relacionados con creencias mágicas, brujería e incluso la persecución y quema de libros prohibidos.

Los acusados pasaban siempre por un proceso judicial, se podía aplicar la tortura o tormento, y si finalmente el reo era considerado culpable, las penas eran de los más variado: penas pecuniarias, confiscación de bienes, humillación pública (por medio de procesiones públicas con la imposición del sambenito y la coroza), castigo de galeras, azotes, inhabilitación de cargos y funciones, cárcel, destierro, abjuración (renuncia explícita a las creencias consideradas como heréticas), e incluso la pena de muerte donde al reo se le “relajaba al brazo secular”, expresión para declarar que en última instancia, eran los tribunales ordinarios de justicia los que ejecutaban la pena capital.

Con este rosario de consecuencias y su estigmatización pública, no cabe duda que la Inquisición ejercía una contundente influencia de temor colectivo. Cualquiera podía ser acusado y no se informaba al detenido de los cargos, por lo que las envidias y venganzas personales podían ser tomadas como coartadas, aunque los procesos eran mucho más rigurosos de lo que nos ha querido transmitir la leyenda negra. A este respecto un dato curioso nos lo ofrecen no pocas fuentes documentales, indicándonos que muchos reos condenados en prisiones ordinarias, blasfemaban en voz alta para ser trasladados a cárceles inquisitoriales, ya que estas gozaban de mejor fama, y al menos se aseguraban un proceso judicial en el que si no había pruebas concluyentes, uno podría tener la esperanza de ser absuelto en última instancia.

La Inquisición en Toledo

Fue una de las más importantes por su campo de actuación, ya que tenía bajo su jurisdicción bastos territorios que tenía que controlar, tuvo cuatro sedes en la ciudad a lo largo de su historia, además de casas alquiladas y cárceles privadas, a veces bajo la supervisión de los conocidos como “familiares de la Santa”, cristianos viejos que trabajaban y ayudaban a la Inquisición en multitud de servicios, lo que se consideró como un elemento carismático de estatus social que llegó a ser codiciado.

Desde el punto de vista público, famosos y recordados son algunos de los autos de fe que se celebraron en la plaza de Zocodover, de uno de ellos se conserva un cuadro expuesto en el museo del Greco fechado en 1561.

Inquisición

Otra de las escenas a las que de vez en cuando nos acostumbraba la Inquisición son las conocidas como reconciliaciones, que podemos definir como paseillos o procesiones con los reos acusados por las calles de Toledo, algunos iban montados del revés en burros, con argollas en el cuello para no desviar la mirada y ser objeto de insultos y burlas, otros con san benitos, con cadenas que arrastraban sus pies o sujetaban sus muñecas, ¿os podéis imaginar esta escena paseando al día de hoy por nuestra ciudad? Afortunadamente las cosas han cambiado mucho y estos no son más que ecos del pasado que hay que recuperar eso sí, para aprender de ello.

El Auto de Fe era un juicio religioso que en principio se desarrollaba de manera más privada pero que con el paso del tiempo, se convirtió en una manifestación pública del poder inquisitorial donde todo un pueblo participaba en una catarsis entre lo religioso, lo fanático y lo festivo.

Según las fuentes, el primer Auto de Fe celebrado en Toledo, tiene fecha del domingo 12 de febrero de 1486, el documento nos habla de un número total de 750 judeoconversos reconciliados, antiguos judíos que abrazaban la fe católica. Buceando en este legajo histórico de gran valor, resalta la descripción minuciosa de cómo era el proceso, poniendo énfasis en la conducta de los arrepentidos y la gran atención que provocaban este tipo de manifestaciones públicas. Por otro lado nos da la pista del recorrido que seguía, desde el convento dominico de san Pedro Mártir hasta la Iglesia mayor o Catedral, donde finalmente se les imponía la penitencia, que podía ser abjuración, misas, a veces penas pecuniarias, para de esta manera, asimilar como “uno de los nuestros”, a los que hasta ahora eran sospechosos de judaizar. Así la sociedad respiraba con calma al saber que todos rezaban a un mismo Dios, al menos formalmente.

La Inquisición toledana al igual que en todo el territorio español, irá extendiendo el número de cargos por los que una persona podía ser juzgada, hasta convertirse en una institución donde se filtrarán todo tipo de conductas consideradas moralmente inadecuadas, y por lo tanto, un catalizador de autocontrol social que siempre estaba observando y dispuesto a actuar. Los procesos eran menos numerosos pero los delitos perseguidos fueron más amplios, con el paso del tiempo y en claro declive de su utilidad inicial, subsiste como institución ya casi sin atributos y de manera formal, y finalmente se elimina de manera definitiva en 1834, siendo la última de su entorno europeo en desaparecer.

Si quieres saber más sobre esta y otras historias de la Historia, cargada siempre de curiosidades y misterios, te invitamos a que realices alguna de nuestras rutas nocturnas en las que de seguro, ahondaremos en algún caso específico para comprender mejor las huellas que dejó la Inquisición en Toledo

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