De nuevo caigo rendido a los pies de Ursula K. le Guin y esta vez lo hago por su magnificencia y por lo compacto de su obra. Es incre�ble como en menos de 200 p�ginas Ursula es capaz de mostrarnos con tanto lujo de detalle una sociedad entera. Pero no vayamos todav�a tan lejos y comencemos por el principio. Athshe �que los terr�colas llamaron Nueva Tahit� es un planeta que est� cubierto por bosque y que resulta ser el lugar perfecto para establecer una colonia que explote toda la madera que tiene el planeta y sea enviada a la Tierra, en donde pagan una buena cantidad por un recurso ya agotado en el planeta. Para su explotaci�n, los humanos utilizan a los athshianos (que vulgarmente llaman crichis), como mano de obra barata que mantienen en condiciones de esclavitud. El plan para colonizar el planeta comienza a sufrir contratiempos cuando las colonias son el blanco de ataques de parte de los athshianos en cabeza de Selver, un nativo que debido al clima de violencia, devastaci�n y sometimiento desarrolla una inclinaci�n inusual para un miembro de su especie a la violencia que contagia prontamente a toda su comunidad. Esta es la historia de c�mo los athshianos recuperaron su planeta. Lo primero que salta a la vista del libro es su extensi�n como lo cont� al inicio de esta entrada. Resulta fascinante encontrarse con una novela tan rica, con un mundo entero en tan pocas p�ginas. Ac� parece ser que cada palabra est� cuidadosamente puesta con el fin de que la novela no sea m�s extensa de lo debido. �Que maravilla encontrarse tanta belleza en algo tan corto! Los athshianos son una especie bastante curiosa, son humanoides de un metro de estatura y piel verde, que evolucionaron a partir de una colonizaci�n anterior hace miles de a�os que viven en agujeros debajo de la tierra �hobbits en el espacio?, quien sabe. de todas sus particularidades, de estos seres, la m�s interesante para la historia es la distinci�n que hacen del tiempo. Para ellos existen dos: el tiempo-mundo y el tiempo-sue�o. Creo que la potencia de la met�fora de esos dos momentos es suficiente para comprender de lo que intento hablar. Los athshianos son una sociedad que le dan una importancia enorme al sue�o, son capaces de tener sue�o l�cido y han incorporado dentro de su cotidianidad el sue�o. Viven entre ambos mundos indistinguiblemente. Si bien el tema de la esclavitud es uno de los m�s evidentes de la novela, hay un espacio muy importante para hablar de la humanidad y lo que nos hace humanos. Ursula presenta dos versiones de este tema en la voz de los habitantes de Athse. Por un lado, tenemos la visi�n de los terr�colas que se limitan a ver como humanos a los que se parecen lo suficiente a ellos. El lado athshiano es m�s interesante, pues los nativos del bosque llegan a considerar humanos a los que son capaces de so�ar, a los que tienen la facultad de vivir entre dos dimensiones como parte de su realidad. Naturalmente, para ambas partes la contraria no debe ser considerada como humana. El radicalismo en la posici�n de los terr�colas los lleva a ser capaces de enajenar al otro neg�ndoles su historia. Los yumenos �nombre que reciben los terr�colas� llegan a se�alar la sociedad athshiana como una sociedad est�tica, estable y uniforme que no tiene historia, una sociedad completamente inm�vil. Esto es parad�jico, antinatural, pero claramente es el tipo de �argumentos� que se suelen usar dentro de un discurso de odio. Basta revisar la historia para saber que as� ha sido. Todas las diferencias que se establecen entre los terr�colas y los athshianos son capaces de trazar la cosmogon�a e identidad de los nativos. Una construcci�n conectada con su planeta que habla, incluso, de la autopercepci�n de ellos. Una frase como: Pero para los atlishianos el suelo, la tierra, no era el lugar adonde vuelven los muertos y el elemento del que viven los vivos: la sustancia del mundo no era la tierra sino el bosque. El hombre terr�queo era arcilla, polvo rojo. El hombre atlishiano era rama y ra�z. Ellos no esculp�an im�genes de s� mismos en la piedra; s�lo tallaban la madera� Es contundente no solo por la s�ntesis que ofrece de toda una sociedad, sino tambi�n por el hecho de ser capaz de reconocernos en ella como ajenos. Otra de las particularidades de los athshianos es el papel que juega la caricia en su sociedad. No es algo que se reserva solo para el sexo o entre miembros de la misma familia con un v�nculo muy estrecho, sino que es parte fundamental de ellos como sociedad y del trato al otro. Es sentir al otro con todos tus sentidos, es estar con �l de todas las formas. Del lado de los humanos nos encontramos con el capit�n Davidson y con Lyubov que encarnan dos naturalezas humanas tan diferentes. Davidson es un tipo cruel, despiadado y supremacista que con tal de lograr sus objetivos es capaz de pasar por encima de cualquier cosa. Lyubov en cambio, es un tipo observador que �a lo mejor tarde� entiende que los humanos no son due�os del planeta y que son los �nicos que pagar�n las consecuencias de sus actos. Resulta ir�nico que, con estas personalidades, ambos tengan un destino tan extra�o, pero as� son las cosas y el destino est� por encima de la naturaleza humana. En El Nombre del Mundo es Bosque Ursula nos ofrece un libro que promete no dejarnos igual a c�mo �ramos antes de leerlo. Es un libro que inquieta, que no te prepara para lo que viene a continuaci�n y que te permite sentir desespero, desolaci�n y la crudeza de los momentos sin anestesia alguna. Ac� las cosas se sienten en la forma m�s pura, m�s silvestre; como reci�n salidas del bosque. El libro es una oda a los �rboles, no al ecologismo. Es un retrato de la belleza que hay en el verde y profundo bosque. Es una forma muy elegante de mostrarnos las atrocidades que comete la sociedad actual con un ente tan maravilloso como lo es un bosque. Como es natural, con un mensaje del tipo, los terr�colas terminan perdiendo esta batalla y se ven obligados a abandonar Athshe y dejarla en manos de los nativos. Este final es at�pico dentro del g�nero, pues estamos acostumbrados a ver la conquista del ingenio humano de todo el cosmos y de la facilidad con la que nos adaptamos a otros ecosistemas. Esto es un golpe de realidad y de lo insignificantes que somos como especie. De las cualidades que tiene Ursula como escritora, la que a m� me despierta m�s asombro es su capacidad de describir. Lo hace de forma corta y contundente, en pocas l�neas, pero con palabras y formas potentes. Esta mujer describiendo es como si estuviera escribiendo haiku. Una descripci�n de ella solo da paso a un momento contemplativo, porque ah�, al frente tuyo est� el paisaje que te describe. Ignorarlo ser�a descort�s. De la edici�n en cuesti�n, que es producto de la tarea que adelanta Minotauro por recuperar su cat�logo y entregarlo en ediciones frescas y actuales, solo me cuestiono la ausencia de la introducci�n que Ursula escribi� para su obra y que muestra los intereses que ten�a en su obra. le hubiera venido muy bien a esta edici�n. En definitiva, ah� est�, frente a nosotros el bosque, o el mundo; que son sin�nimos. + Leer m�s |
Fundada en Argentina en 1955 e incorporada a Grupo Planeta en 2001.
Literatura fant�stica y ciencia ficci�n.
Editor de la obra completa de J. R. R. Tolkien, Minotauro cuenta con autores como Philip K. Dick; Ray Bradbury, art�fice de las m�ticasCr�nicas marcianas; Ursula K. le Guin, creadora de Terramar; William Gibson, padre del ciberpunk; John Crowley; Kim Stanley Robinson, autor de la Trilog�a de Marte, y el popular Christopher Priest. Cuenta, adem�s, con exitosos autores espa�oles como Javier Negrete, Le�n Arsenal, Rafael Mar�n y Juan Miguel Aguilera.
Adem�s de los autores cl�sicos del g�nero, el cat�logo de Minotauro cuenta con colecciones dedicadas a la fantas�a �con t�tulos como El hombre marcado, de Peter V. Bret, o Lamento, de Ken Scholes�, la ciencia ficci�n �La Vieja Guardia de John Scalzi es un buen ejemplo� y el terror �con obras como la antolog�a Zombies, editada por John Joseph Adams, o la novela 13 balas, de David Wellington.