Katy Jurado, la mexicana que derribó las puertas de Hollywood

Cine Yold. Un cariñoso recuerdo en el centenario de su nacimiento

Katy Jurado, la mexicana que derribó las puertas de Hollywood 

Angel Domingo
15 enero, 2024

Hoy, 16 de enero, en el centenario de su nacimiento, nuestro crítico de cabecera ha querido recordar a la actriz mexicana. Valga este artículo como sentido homenaje a esta mujer de rompe y rasga, punta de lanza para las actrices latinas en el Hollywood dorado.

Nacida con el nombre de Cristina Estela Marcela Jurado García, Katy Jurado siempre fue un caso especial. Desde su más tierna infancia quería ser actriz, pero la oposición de su familia, especialmente su madre, no le permitió cumplir el típico sueño infantil de ser artista.

Hasta que firmó su primer contrato en Hollywood, su madre no reconoció el talento de su hija. El contrato era, nada menos, que para formar parte del espectacular elenco de un clásico del cine de todos los tiempos: Solo ante el peligro (1952).

Katy nunca llegó a dominar el inglés, pero su asombrosa memoria le bastó para pronunciar sus líneas de diálogo correctamente. Su memoria unida y su exótica belleza le hicieron destacar en Hollywood, aunque tuvo que pelear para alejarse de la etiqueta de ‘mujer fatal’ que la impusieron los productores, y demostrar ser una actriz versátil, apta para cualquier género cinematográfico.

Estudió en un colegio religioso dirigido por monjas teresianas en la Ciudad de México y también cursó la carrera de secretaria bilingüe porque ella, además de ser artista, también tenía otras aspiraciones. Sin embargo, con su belleza adolescente, numerosos productores y directores pronto se interesaron por ella para que debutara como actriz.

Uno de los primeros interesados fue el afamado director Emilio ‘El Indio’ Fernández, quien le ofreció un papel en La Isla de la Pasión (1941), a los quince años. Pudo haber debutado junto al actor y director Pedro Armendáriz, pero la negativa de sus padres a que fuera actriz parecía irrevocable.

En Solo ante el peligro con Grace Kelly y Gary Cooper

Así que cuando dos años más tarde, a Katy, le ofrecieron otro papel destacado en No matarás, esta vez aceptó sin el permiso de sus padres que, cuando se enteraron, amenazaron con ingresarla en un internado de Monterrey.

Con Anthony Quinn

Lejos de obedecer, la joven rebelde se casó a escondidas con el aspirante a actor, Víctor Velázquez, que era trece años mayor que ella. Velázquez apoyó la entrada definitiva de Katy en el cine y comenzaron a llover los papeles: Internado para señoritas (1943)Rosa del Caribe (1945)Guadalajara, pues (1946)El último chinaco (1946)Hay lugar para dos (1949), y Nosotros, los pobres (1948).

Como podemos ver por los títulos de sus películas más célebres, ninguno de ellos ofrecía papeles glamurosos, sino más bien de mujeres luchadoras para no ser marginadas por su color de piel.

Marlon Brando entregándole un premio a tu trabajo cinematográfico

Si bien es cierto que Katy se especializó en interpretar a mujeres perversas y seductoras en una amplia variedad de películas, no solo tenía presencia física, sino un gran talento y además una memoria prodigiosa. Ella misma lo decía: “Sabía que mi cuerpo era provocativo, pero también que no era bella, aunque sí, reconozco, mi tipo era distinto y muy sensual”.

Katy Jurado compartió escenas con algunos de los más grandes actores del momento, como Spencer Tracy

Sin embargo, su éxito como actriz no fue acompañado de felicidad en su vida personal. Su matrimonio naufragó y a los tres años de casada y con dos hijos se divorció de Velázquez.

Marlon Brando fue uno de sus más fervientes admiradores

Si cien años después recordamos a esta valiente y decidida mujer mexicana es por Solo ante el peligro, donde realizó un gran esfuerzo, tanto interpretativo como de pronunciación, que le valió el Globo de Oro a mejor actriz de reparto y el aplauso unánime del público estadounidense.

De esta manera, Hollywood aprendió que las actrices hispanas e iberoamericanas podían tener éxito fuera de los eternos papeles estereotipados de mujeres ardientes y peligrosas.

Ángel Domingo Pérez

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