NOTA:
La presente biograf�a e im�genes
de Kabir no pertenece al texto
original del libro |
KABIR (1398
- 1518)
(Tomado del Libro "Los Sirvientes de
Dios")
De acuerdo al Anurag Sagar, Kabir fue el
primer Santo que encarn� en todos los cuatro
yugas para guiar a las almas de retorno a
Dios.
En esta Edad, revivi� el Sant Mat o Sendero
de los Maestros, el cual ofrece una v�a
directa de retorno hacia Dios, libre de
artificios y pr�cticas extenuantes.
Entre sus seguidores, aboli� las
distinciones religiosas y de castas y ense��
sobre el �nico Dios, cuya Luz brilla en
todos por igual.
Naci� en este mundo como un
tejedor
Musulm�n (de baja casta) pero censur� el
conocimiento y posici�n de los Brahmines (de
alta casta):
�OH Brahmin!, t� tambi�n naciste de una
mujer! �C�mo puedes ser llamado �Brahmin�
cuando vienes a este mundo de la misma
manera que nosotros los sin casta?
La sangre corre por nuestras venas, eso
significa que leche fluye por las tuyas?
Y en otra escribi�:
OH portador del Sagrado Cord�n!
(2)
sabe que Este es hilado en mi casa.
Mientras t� recitas los Vedas y el Gayatri,
en mis labios est� el recuerdo del Se�or.
T� eres un Brahmin y yo no soy m�s que un
humilde tejedor, mas �C�mo encontr� este
conocimiento? Buscas los dones de los
pr�ncipes, pero mi mente est� fija en el
Se�or.
El Nombre de Dios est� en mis labios, El
brilla en mis ojos y tiene su morada en
mi coraz�n.
�OH Brahmin! �Qu� hay acerca de ti? �Cu�l
ser� tu destino cuando la muerte venga?
(2).- En la ceremonia hind� de confirmaci�n,
a los hombres de elevada casta se les da un
"Cord�n Sagrado" para portarlo. Este es un
remanente ritualista de lo que en un tiempo
fue una experiencia m�stica llena de
significado.
Adem�s denunci� la adoraci�n de �dolos,
peregrinajes y otros medios ritual�sticos
externos de buscar a Dios, proclamando que
El mismo hab�a tratado por todos �stos, sin
poder ganar la complacencia de Dios:
Los �dolos son todos sin vida, lo s�: he
llorado a gritos ante ellos.
Y cuando empec� un peregrinaje hacia la Meca
Dios me detuvo en el camino y me rega��:
��Qui�n te dijo que me encuentro all�? Yo
estoy dentro de ti".
Jam�s tuvo indecisi�n al hablar la verdad,
sin embargo frecuentemente le molestaron
dentro de templos y mezquitas. Kabir se
encontr� a SI mismo como blanco de
condenaci�n tanto de sacerdotes hind�es como
musulmanes. Una acusaci�n en contra de El
fue presentada ante el gobernador de aquel
tiempo y fue sentenciado a muerte, mas todos
los intentos fracasaron -el oc�ano no le
ahog� ni un elefante salvaje le pisar�a
-hasta que finalmente fue liberado-.
Kabir naci� ya Perfecto espiritualmente en
este mundo, mas por respetar el orden tom� a
Swami Ramananda como su Guru. Por �ltimo,
sin embargo fue Kabir quien ilumin� a
Ramananda y el disc�pulo quien tuvo gracia
con el Maestro. Encontr�ndose esparcida la
oscuridad del dogma y el ritualismo, Kabir
revivi� la Yoga de la Corriente del Sonido,
la cual es hecha audible a trav�s del Guru.
Kabir recalc� que una vez que uno ha ganado
el favor de un verdadero gu�a espiritual,
necesita seguir las piedras angulares de una
vida pura y el amor y devoci�n
inquebrantables, los cuales llegan cuando
est� listo a sacrificar su todo.
El amor no crece en los campos y no es
vendido en los mercados.
Quien quiera obtenerlo. ya sea rey o
mendigo,
deber� pagar con su propia vida.
Lleva tu cabeza sobre la mano como una
ofrenda si vas a caminar en la maravillosa
tierra del amor.
(3)
(3).- Kabir, como ha sido traducido por
Kirpal Singh en Su libro, Crown of Life, p.
83
Cuando a Kabir le lleg� el momento de
desencarnar, con la misma agudeza con que
hab�a expuesto otras hipocres�as, reuni�
unas pocas pertenencias y abandon� la ciudad
santa de Kashi (Benares) en donde hab�a
vivido toda su vida y se traslad� a Maghar.
(Se cre�a que si uno mor�a en Kashi ir�a
directamente al cielo pero que si mor�a en
Maghar recibir�a la maldici�n de los dioses
y retornar�a a la tierra como un asno).
Ciertos seguidores le rogaron que no lo
hiciera, mas sin temor prosigui� con su
intenci�n.
Los hombres dicen que Kabir se ha vuelto
loco, -s�lo unos pocos conocen la verdad-
el hombre ve una cuerda y cree que es una
serpiente. El Se�or lo sustenta todo, tal
como el agua sustenta al pez. El mundo
morir� pero yo no morir� porque he
encontrado
al Dador de Vida. � Olvidar� Dios el
Amor de Su devoto, a pesar de que abandone
este mundo en Maghar? No! �El Se�or
del Juicio olvidar� los pecados de un
hombre si es que muere en Kashi? Esto no
es la verdad.
Kabir abandon� este mundo a la edad de
ciento veinte a�os y tanto hind�es como
musulmanes lloraron por el Santo que les
hab�a ense�ado que Ala y Ram eran nombres
diferentes para el mismo Poder.
Kabir reconoci� como su sucesor a Dharam
Das, quien en una ocasi�n fue hombre de
negocios muy rico y gast� toda su fortuna
buscando al Santo quien se le hab�a
aparecido en varias ocasiones aconsej�ndole
y desapareciendo luego misteriosamente.
Cuando se encontr� sin un centavo y sin
esperanza al borde del suicidio, Kabir se le
present� y le inici� en el misterio del
Surat Shabda Yoga.
Otros hombres tambi�n alcanzaron la
perfecci�n espiritual por intervenci�n de
Kabir, pero de la mayor�a de todos los
disc�pulos fue Guru Nanak quien junto a
Kabir fueron los responsables por rescatar
la olvidada ciencia de la espiritualidad. En
esta edad moderna, estos dos primeros Santos
mostraron la verdad de las palabras de Kabir:
"En este mundo no existe dador tan grande
como el Guru". Y dieron libremente al hombre
com�n lo que en una ocasi�n fue revelado
solamente a un muy peque�o grupo selecto.
De todos los Bhaktas en el Granth, los
himnos de Kabir son los m�s numerosos.
�C�mo puede el amor entre T� y Yo
separarse?
As� como mora la hoja de Loto en el agua,
as� haces T� en tu sirviente.
As� como el p�jaro de la noche, el chakor,
contempla a la luna durante toda la
noche, as� hago Yo, mi Se�or, Tu
sirviente.
Desde el principio del tiempo a fin del
tiempo, existe amor entre T� y Yo.
�C�mo puede ser extinguido tal amor?
Por esto Kabir dice, tal como el r�o se
sumerge en el oc�ano, as� hace mi coraz�n
en Ti.
(4)
(4).- Cita sobre Kabir por Kirpal Singh en
Su libro �Prayer�, p: 102.
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