Día Internacional del Jazz: cómo Japón convirtió al género en parte integral de su cultura musical moderna - Reporte Asia

Día Internacional del Jazz: cómo Japón convirtió al género en parte integral de su cultura musical moderna

Jazz Japón

Corría mayo de 1929 y una película llegó a las pantallas japonesas como una suerte de declaración de la modernidad. Kenji Mizoguchi, hoy reconocido como cineasta pionero del Japón, estrenó su obra “Tokyo March” (también conocida como “La vida en Tokio”). Si bien se trataba de una película muda (aún faltaban unos pocos años para la llegada del cine sonoro), la canción homónima interpretada por Chiyako Sato y compuesta por Shinpei Nakayama que acompañaba el film, reflejaba en su letra a una capital nipona en ebullición y atravesando profundos cambios sociales como eco de la apertura del país a mediados del siglo XIX. Un estilo específico se mencionaba en la letra de la canción como parte de esa fuerte influencia occidental que se sentía en la ciudad: el jazz.

Surgido en el sur de los Estados Unidos a fines del siglo XIX, el jazz fue uno de los géneros musicales que ingresó a un Japón cuya música popular, hasta entonces, se encontraba mayormente ligada a lo folclórico y al entretenimiento de las clases bajas en sintonía con expresiones culturales como el teatro kabuki o el de marionetas (bunraku).

De a poco, fue generando gran cantidad de adeptos y propició el surgimiento de la “moga” y el “mobo” (contracción de modern girl y modern boy, respectivamente), jóvenes que encarnaban la moda y el nuevo estilo de vida en este Japón moderno de la preguerra. Ginza y Asakusa se volvieron pronto las áreas tokiotas de preferencia para el paseo y disfrute de estos nuevos protagonistas. Mientras tanto, la sociedad japonesa miraba estas nuevas tendencias con recelo y se suscitaba un acalorado debate sobre la pérdida de la tradición familiar confuciana y el deseo de estos jóvenes por abarcar y consumir las novedades, como una especie de liberación de los roles de antaño.

Mogas (“chicas modernas”) caminando en Ginza en 1928. (Fuente: Wikimedia Commons).

Sin embargo, a medida que Japón entraba en su período más militarista en la década del ’30, el jazz comenzó a ser asociado como parte del “enemigo” norteamericano y, por tanto, resultó duramente censurado (ese pequeño vacío sería ocupado pronto por el tango que tanto une hoy a argentinos y japoneses, pero esa es otra historia). No sería sino hasta el fin de la Segunda Guerra Mundial cuando el jazz volvería dentro de un paquete que ahora incluía otros géneros populares de la época como el country, rockabilly y boogie-woogie.

Estos estilos musicales serían fomentados -entre otros productos culturales asociados a la democracia occidental- por el gobierno de Ocupación norteamericano que deseaba borrar cualquier rastro de nacionalismo japonés. De todas formas, más allá de esta difusión intencional con objetivo político, lo cierto era que los propios soldados norteamericanos apostados en las bases estaban ávidos de consumir dicho entretenimiento. Y los músicos japoneses estaban dispuestos a brindarlo, ante la escasez de otro tipo de empleos en los primeros años luego de la guerra.

Jazz Japón
Los bares de jazz son generalmente atendidos por sus dueños en una atmósfera íntima. En la foto se ve la entrada al subsuelo de Jazz Bar Gugan.

Entre todas estas discusiones y convulsiones políticas, las jazu kissa (cafeterías de jazz) buscaron la manera de florecer (y a veces, sobrevivir) como espacios para el disfrute del género. No eran cafeterías convencionales: eran lugares para perderse en la música y dejar la conversación ajetreada en un muy lejano segundo plano. “Chigusa Jazz Kissa”, fundada en 1933 en Yokohama, y considerada la más antigua y mejor conservada, cerró sus puertas en 2022, pero funciona como un museo que busca resaltar la importancia del jazz en la vida cultural de los japoneses.

A las jazz kissa se le sumaron también los jazz bars, creando un ambiente vibrante, sumamente íntimo y único en Japón para quienes gustan del género. Podría decirse que no existe gran ciudad en Japón que no posea varios de estos locales, hoy en día sumamente apreciados por extranjeros que buscan experiencias alternativas de turismo. Además de poseer una gran colección de discos de artistas del jazz mundial, algunos lugares ofrecen presentaciones periódicas de artistas locales.  Más allá de los altibajos económicos y políticos de las últimas décadas, datos de 2021 calculaban la existencia de unos 100 bares y cafeterías de jazz aun abiertos en Tokio.

Jazz Japón
El interior de Jazz Spot Step!, bar de jazz en Kanda, Tokio.

Durante varios años, algunos críticos del jazz señalaron que Japón no había hecho mucho más que imitar en forma directa el jazz proveniente de los Estados Unidos. Es cierto que, durante la ocupación norteamericana de posguerra, aprender los estilos y copiarlos a la perfección aseguraba el preciado empleo en épocas de escasez y reconstrucción. Sin embargo, artistas como Muraoka Minoru (1923-2014) o Yamamoto Hōzan (1937-2014) demostraron con el tiempo que Japón podía contribuir al género sumando elementos tradicionales a la sonoridad típica del jazz. De esta manera, instrumentos locales como la flauta shakuhachi lograron hacerse un lugar que parecía reservado únicamente a pianos, contrabajos, trompetas o baterías.

Jazz Japón
Café & Bar Root Down. Kanda, Tokio.

Los continuos cambios en el consumo y preferencia de las nuevas generaciones representan un desafío adicional para la supervivencia a largo plazo de espacios tan particulares como las cafeterías y bares de jazz. Mientras tanto, igualmente, bien vale tomarse una tarde y noche en la próxima visita a Japón para disfrutar de este particular universo que ha colaborado activamente a construir la rica cultura musical japonesa.

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Licenciada en Estudios Orientales (Universidad del Salvador). Especialista en Relaciones Públicas. Cuenta con una diplomatura superior en Educación, Imágenes y Medios (Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales). Tiene una Maestría en Industrias Culturales, Política y Gestión (Universidad Nacional de Quilmes). Es profesora de la clase sobre Japón en la materia Procesos Interculturales, de la Maestría de Diversidad Cultural (Universidad Nacional de Tres de Febrero). Imparte cursos de capacitación sobre historia, cultura y protocolo de China, Corea y Japón (Museo de Arte Hispanoamericano Isaac Fernández Blanco).

 

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