Un vestido de novia con mangas abullonadas y capa vaporosa: los detalles del look de María para su boda en Barcelona
Un vestido de novia con mangas abullonadas y capa vaporosa: los detalles del look de María para su boda en Barcelona
NOVIAS REALES

Un vestido de novia con mangas abullonadas y capa vaporosa: los detalles del look de María para su boda en Barcelona

Después de una década juntos, María y Willy cumplieron su sueño conjunto de celebrar una boda por todo lo alto en Barcelona y ella, con un outfit nupcial creado por Alejandra Oria

Foto: La boda de María y Willy. (MXM Photo and Design)
La boda de María y Willy. (MXM Photo and Design)

Son pocas, pero todavía existen las parejas que tras un largo noviazgo culminan su historia de amor en boda. La formada por María y Willy es una de ellas. "Nos conocimos con 15 años en unas charlas y a los pocos meses empezamos a salir, así que llevamos 10 años juntos". Una década de amor que solo podía terminar con ellos dos entonando el 'sí, quiero'. "Han sido tantos años juntos que llegar hasta el día de la boda era como un logro, una meta, para nosotros", confiesa.

Catalanes de nacimiento y residentes en Suiza, Willy es ingeniero y se dedica a diseñar instrumentos médicos en Roche Diagnostics; y, María, por su parte, gestiona la comunicación y los eventos de Sephora en dicho país. Volvieron a casa para comprometerse.

placeholder La boda de María y Willy. (MXM Photo and Design)
La boda de María y Willy. (MXM Photo and Design)

"La petición de mano fue el 28 de abril de 2023. Willy intentó que fuera sorpresa, pero yo ya me olía algo. Ese fin de semana volamos a Barcelona y nos organizamos para ver a ambas familias. El viernes, antes de ir a cenar con sus padres y sus hermanos, me vino a buscar y me dijo que brindáramos en la terraza de mi casa. Y con vistas a un atardecer precioso de Barcelona, se arrodilló. Después de tanto tiempo esperando, no me lo podía creer", confiesa María.

Ya estaban prometidos. El siguiente paso: escoger fecha y lugar. Ayudados por sus madres y por el equipo de wedding planners de Gemma González Events, Willy y María, de 26 años, montaron su boda en Barcelona para el 24 de febrero de 2024.

placeholder La boda de María y Willy. (MXM Photo and Design)
La boda de María y Willy. (MXM Photo and Design)

Se celebró en dos actos. Primero, la ceremonia religiosa en la iglesia Sant Vicenç de Sarrià, un templo de estilo neoclásico ubicado en el distrito de Sarriá-San Gervasio; y segundo, la propia celebración en el castillo de Sant Marçal, un edificio declarado Bien Cultural de Interés Nacional situado en la localidad de Sardañola del Vallés.

Con el día, la hora y los emplazamientos elegidos, la experta en comunicación ya podía avanzar y dedicar todo su tiempo a idear el que sería el vestido de su vida, una responsabilidad que recaería en manos de Alejandra Oria.

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La boda de María y Willy. (MXM Photo and Design)

"En 2020 descubrí la cuenta de Instagram de Alejandra, empecé a seguirla porque sus vestidos me enamoraban y soñaba con contactarla en cuanto estuviera prometida a pesar de que encontré buenas opciones en Barcelona y aunque sabía que organizar una boda desde Suiza y hacerme el vestido en Madrid no iba a ser lo más práctico y eficiente… Mi madre me apoyó y me animó a ir a Madrid a visitarla. Alejandra nos conquistó con sus bocetos", explica la novia.

Otro de sus sueños, después de prometerse a Willy, era que Oria crease su vestido de novia y María logró cumplirlo. "Después de 3 años siguiendo sus colecciones, llegó el momento más esperado. Le escribí y concertamos un día de videollamada para tener un primer contacto".

placeholder La boda de María y Willy. (MXM Photo and Design)
La boda de María y Willy. (MXM Photo and Design)

Sin una visión clara de cómo se imaginaba vestida de novia ("solo tenía una carpeta en Pinterest desde hacía años, donde iba guardando todos aquellos trajes que me encantaban"), por la mente de María pululaban ciertas ideas, "mangas abullonadas, algún corte asimétrico y una capa invernal, pero sobre todo sentirme cómoda para disfrutar al máximo".

Un popurrí de trajes e ideas que María le envió a Alejandra Oria antes de conocerse a través de un moodboard. "Después de un mes, quedamos en su estudio en Madrid y me enseñó tres bocetos únicos pensados exclusivamente para mí y unas capas a conjunto. Mi madre, mi hermana pequeña y yo tuvimos una conexión y coincidimos en nuestro favorito". El vestido de novia de la catalana estaba en marcha.

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La boda de María y Willy. (MXM Photo and Design)

El proceso de creación se alargó hasta un total de cuatro pruebas. "A cada una me acompañó mi madre y mi prima Stella, y aprovechaba para invitar a alguien más como mi abuela, mi hermana y hasta mi padre vio el vestido en proceso. Fue una experiencia superbonita. Alejandra y su equipo de costureras son lo más".

Ideado por la diseñadora madrileña, María se sumó así al exclusivo porfolio de novias 'made in Alejandra Oria'. "Buscan sorprender sin dejar de sentirse ellas mismas. Es, sin duda, la elección del vestido más significativo de su vida, algo que nunca olvidarán. Mis novias son mujeres con una gran sensibilidad estética que se divierten con la moda", contó en una entrevista para Vanitatis.

placeholder La boda de María y Willy. (MXM Photo and Design)
La boda de María y Willy. (MXM Photo and Design)

Conformado por dos prendas, un vestido de novia confeccionado en un tejido satinado y una capa vaporosa fabricada en gasa, el todo confirió a María una imagen delicada y romántica. El vestido presentaba unas grandes mangas abullonadas rematadas con lazos, el cuerpo fruncido, aberturas en la espalda, corte en el pecho y de ahí una falda ligera con cola. Por otro lado estaba la capa. De cuello alto y con un pliegue fruncido en la parte delantera, el resto del diseño recorría la silueta de María de una manera etérea.

"No se trata solo de vestir momentos felices, sino de hacer felices a las novias durante todo el proceso", escribió Alejandra Oria sobre el proceso de creación del vestido de novia de María.

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La boda de María y Willy. (MXM Photo and Design)

Del taller de la modista ubicado en el madrileño barrio de ChamberI salió también el velo de tul que brotaba del semirrecogido de la novia.

Para dar los últimos pasos como mujer soltera y los primeros como casada, María llevó unos zapatos de Ceibo Concept. "Eran de punta y revestidos en terciopelo con un toque brillante en la hebilla. Su tacón de 6 centímetros me ayudó a disfrutar de toda la noche sin preocuparme", detalla.

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La boda de María y Willy. (MXM Photo and Design)

En cuanto a las joyas, María nos cuenta que llevó "una pulsera Riviere regalo de mi abuela, el anillo de prometida y el de la pedida, unos pendientes que me hizo mi madre a conjunto con la pulsera y un broche de una amiga de la familia".

Con el ramo llegamos al final de sus complementos nupciales. "Lo decidí bastante tarde porque era un detalle que no me preocupaba. Quería algo sencillo y elegante que fuera con la temática de la boda en torno al vino. Así que le pedí a la floristería Bertran una flor de color granate". Una composición que, aunque a ojos ajenos no se percibía, estaba divida en dos, "para poder deshacerlo una vez llegara al castillo y entregar medio a mi hermana y otro medio a la hermana pequeña de Willy", explica.

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La boda de María y Willy. (MXM Photo and Design)

El día de su boda, María se arregló en casa de sus padres junto a ellos, sus hermanos, sus abuelos y su cuñada. "Fue una mañana muy especial, muy bonita. Mi familia me cuidó y mimó con un superdesayuno mientras me peinaba, empezaron las fotos cuando me estaban maquillando".

"Me maquilló Gara, una maquilladora de Bobbi Brown que me recomendó mi cuñada. Hicimos una prueba y me encantó, así que no tuve dudas. Del peinado se encargó Pablo Quesada, del Salón Monarca, el favorito de mi madre. Ambos profesionales fueron todo un acierto. Gara me regaló un kit de emergencia que usé un par de veces durante el día y que me he quedado de recuerdo. Mi recogido duró todo el día, Pablo es un crack", apunta la novia.

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La boda de María y Willy. (MXM Photo and Design)

Cumpliendo una tradición catalana, el padrino llegó a casa de la novia. "Alex, el hermano de Willy, me entregó el ramo y dio el discurso del padrino. Fue espectacular, nos hizo llorar a todos. Y ya fuimos para la iglesia".

Su padre y ella se trasladaron en un coche vintage, un Jaguar MK VII. "A Willy le encantan los coches antiguos, así que no podía faltar uno el día de nuestra boda. El chofer me quitó mucho los nervios, fue genial el trayecto de casa a la iglesia. Llegamos a la plaza de Sarrià y pude ver a Willy y a su madre de espaldas cogidos del brazo. Sentí que solo quería ir corriendo a decirle que sí", confiesa.

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La boda de María y Willy. (MXM Photo and Design)

Juntos, en el altar, dio comienzo la ceremonia religiosa. "Me quedo con lo vivida que fue. Desde el discurso de emoción de mi tío Raúl a modo de bienvenida hasta dar el sí delante de nuestros testigos, hermanos y amigos. Fue muy emocionante".

Admite que "es difícil escoger momentos porque de verdad, de principio a fin, fue un día increíble. Me acuerdo mucho del coro en la iglesia, sonaba espectacular y fue todo muy vivido. Recuerdo con mucho cariño ver a mi abuelo vestido de militar, se arregló el traje para la ocasión".

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La boda de María y Willy. (MXM Photo and Design)

En la mente de Willy y María siempre estuvo la idea de casarse en unos viñedos, pero al ser un enlace de invierno, ese sueño se desvaneció. "Sin embargo, gracias al equipo de Gemma González y nuestras madres, conseguimos darle muchos guiños al vino, como el seating plan o los nombres de las mesas".

Ya en la finca, en el castillo de Sant Marçal, el catering corrió a cargo de Aspic. "Es el mejor de Barcelona y era evidente que no dudamos en contactar con ellos. Al vivir en Suiza, queríamos también darle un toque suizo y Aspic nos ayudó incorporando un buffet de raclette en el aperitivo, ¡y encantó a todos los invitados!".

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La boda de María y Willy. (MXM Photo and Design)

Otra de las sorpresas fue la entrada de los recién casados al lugar de la celebración. "A una semana de la boda, nuestras wedding planners nos consiguieron un sidecar para entrar en el aperitivo de una forma especial".

María recomendaría a cualquier pareja algo que Willy y ella hicieron en su boda. "Procuramos no separarnos durante el día. Disfrutar con nuestros amigos y familiares, pero acordarnos de que el día de nuestra boda es nuestro, y queríamos disfrutar de cada discurso o de cada canción juntos".

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La boda de María y Willy. (MXM Photo and Design)

Aunque el resultado salta a la vista en este reportaje, la experta en comunicación destaca la labor de los fotógrafos. "MXM Photo & Design hicieron que la sesión de fotos fuera fácil y amena. Una camarera de Aspic nos seguía para que tuviéramos comida en todo momento".

Para abrir el baile, Willy y María estuvieron acompañados de sus padres. "La canción era 'Mariage d'amour', de Olivier Toussaint y Paul de Senneville. Y nada más terminar, bailamos otro vals, esta vez, los dos solos, 'A Thousand Years'. Inés, la hermana pequeña de Willy, tocó en directo el piano. Llevaba meses ensayando y estaba un poco nerviosa, pero lo hizo espectacular. Y de ahí el DJ puso 'Tacones Rojos', de Sebastián Yatra, y todo el mundo salió disparado a la zona de baile para darlo todo hasta el final de la noche".

placeholder La boda de María y Willy. (MXM Photo and Design)
La boda de María y Willy. (MXM Photo and Design)

Cerramos con los consejos de María para futuras novias. "No darle vueltas a lo que ya está confirmado días antes de la boda. No agobiarse por el tiempo; si llueve, que llueva, y si hace demasiado calor, hará demasiado calor. Mantenerse juntos durante la boda, vivir cada momento juntos. Y que una camarera os siga con comida solo para vosotros, es lo mejor".

Son pocas, pero todavía existen las parejas que tras un largo noviazgo culminan su historia de amor en boda. La formada por María y Willy es una de ellas. "Nos conocimos con 15 años en unas charlas y a los pocos meses empezamos a salir, así que llevamos 10 años juntos". Una década de amor que solo podía terminar con ellos dos entonando el 'sí, quiero'. "Han sido tantos años juntos que llegar hasta el día de la boda era como un logro, una meta, para nosotros", confiesa.

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